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90 SEGURITECNIA Octubre 2017 Artículo Técnico éste que se halla íntimamente relacio- nado con las capacidades del atacante y, por tanto, incide también en el mo- dus operandi a emplear. El denomina- dor común de todos los ataques men- cionados en el párrafo anterior, si nos atenemos al tipo de objetivo, es que se trata de lo que se conoce como soft targets u objetivos blandos. Por obje- tivo blando entendemos los lugares con alta afluencia de público y alta per- cepción de seguridad subjetiva, habi- tualmente de propiedad privada y ba- jas medidas de seguridad debido a su utilidad pública y con frecuencia re- lacionada con el ocio o las activida- des sociales. Así, objetivos blandos se- rían lugares tales como centros comer- ciales, sitios de culto, espacios de ocio (parques, salas de conciertos, pabello- nes deportivos, e incluso paseos o zo- nas comerciales y de restauración), es- cuelas u hospitales. En términos gene- rales, se tratan de lugares relativamente confinados, donde prima hacer la ex- periencia agradable al usuario –con el trauma psicológico que se puede deri- var de sufrir un ataque en dichos espa- cios–, incrementando así su vulnerabili- dad, y donde incluso es posible la toma de rehenes 2 . ¿Por qué se les ataca? Teniendo en cuenta el perfil del obje- tivo físico, el principal factor motivante de un ataque sobre objetivos blandos es de carácter organizativo. Como se- ñalan Asal et al., los objetivos civiles –en oposición a los hard targets , con altas medidas de seguridad como pueden ser complejos u objetivos militares– son objetivos racionalmente seleccionados, puesto que facilitan la ejecución de la operación 3 : organizativamente, a ma- yores capacidades materiales y huma- nas de la organización, mayor sería la complejidad en la selección del obje- tivo, por lo que los objetivos blandos D avid Rapoport hablaba ya en 2001 de las cuatro oleadas te- rroristas, en un texto que se ha convertido en un clásico 1 . En él de- fine cuatro estadios o ciclos vitales en la evolución del terrorismo, cada uno de ellos determinado por un marco ideo- lógico, un contexto político y social y una serie de modus operandi apareja- dos. La última oleada, señala el autor, es la del terrorismo religioso, cuyo prin- cipal protagonista es el terrorismo yi- hadista. Anclada históricamente en los hitos de la revolución iraní y la gue- rra soviético-afgana (1979), esta última oleada terrorista se basa en el funda- mentalismo islámico en su vertiente más violenta, con modus operandi que parten de una premisa trascendental en la forma de las operaciones de martirio, es decir, aquellas que llevan aparejada la muerte del terrorista. Eso fue lo suce- dió en el caso de la célula que lanzó, el 11 de septiembre de 2001, varios avio- nes contra las Torres Gemelas y el Pen- tágono. Sin embargo, como ciclos vi- tales, las oleadas terroristas no son fe- nómenos estáticos, sino adaptativos al siempre cambiante ecosistema de con- flicto. En este sentido, el ataque terro- rista más mediático de la Historia ha dado paso a una pléyade de atentados, aunque también con una gran reper- cusión, con unas especificidades ope- rativas que se alejan del primer mo- delo: Charlie Hebdo, Bataclan, Pulse, Niza, Berlín, Sala La Reina, Manchester o Londres son quizás los casos más re- presentativos, si bien no los únicos, de ataques sufridos en suelo europeo o norteamericano desde enero de 2015. Uno de los cambios más aprecia- bles es el que se produce en torno a la selección del objetivo, elemento David Crevillén C. CEO GrupoDC Solutions Beatriz Gutiérrez Ph.D. Terrorism Research Area ‘Soft targets’ e incidentes armados: terrorismo y gestión del incidente

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