Seguritecnia 452

54 SEGURITECNIA Abril 2018 Seguridad Corporativa ¿ C uántas veces, al pagar en una máquina expen- dedora por un solo pro- ducto, te han caído dos al mismo tiempo? O al consumir café, ¿cuán- tas veces te has encontrado en la tesi- tura de que salga, por error, uno gratis? Después de aquel incidente, ¿qué hi- ciste? ¿Llamaste al número de teléfono de la empresa para comunicarle lo su- cedido y entregaste el producto que te salió gratis? ¿O quizás te sentiste con suerte ese día y disfrutaste de tu 2x1? Si perteneces a los que se sienten identificados con la segunda opción, ¿no pensaste que estabas robando? Pagaste por un producto, no por dos. Es posi- ble que justifiques tu acción pensando: “no es mi culpa que la máquina funcione mal”. Sin embargo, tampoco has ayu- dado a enmendar el error, porque pre- fieres seguir aprovechándote, en futuras ocasiones, de comer y beber gratis. El consumidor está justificando su acción delictiva, considerándola justa. Además, como no ha habido ninguna repercusión legal ni moral, y sabe que goza de aceptación social, la seguirá realizando. Incluso es probable que termine hablando de ella con orgullo entre sus más allegados. Mientras que los usuarios lo ven como un golpe de suerte y una opor- tunidad, para la empresa representa una pérdida sustancial, un hurto que no se encuentra respaldado por la ley porque no cumple con el mínimo su- puesto legal. Para la criminología, esta circunstancia es vista como una “ven- tana rota” (1) que debería haber sido identificada previamente a la expo- sición al público, y controlada en el tiempo, para evitar que aumente esa pérdida desconocida. Según la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC), “las empresas pierden al año más de 1.675 millones de euros a causa de la pérdida desco- nocida. Errores administrativos y hur- tos suponen al sector de la distribu- ción importantes problemas económi- cos”. Y muchos de los hurtos y errores administrativos que se producen son “ventanas rotas”, es decir, se trata de huecos en la seguridad, procesos vul- nerados o malas prácticas que han sido causados o aprovechados por los delincuentes o por parte de los pro- pios empleados, generando enormes pérdidas económicas a la cuenta de re- sultados de la empresa. Detectar los riesgos Para evitarlas y prevenirlas es necesario realizar estudios, investigación y con- troles no solo de los procesos internos de cada empresa, sino también del en- torno que le rodea tanto externa como internamente y de un modo constante. En consecuencia, se lograría detectar los riesgos o fallos de seguridad que favorecen el surgimiento de oportu- nidades para hurtar o generar pérdi- das por parte de proveedores, clientes, empleados o el propio sistema. La clave de toda acción delictiva es tener la oportunidad de realizarla – teoría de la oportunidad (2) –. Por ello, es clave no caer en el error de darle más importancia a la búsqueda de la recuperación o indemnización inme- diata de la pérdida y del objeto hur- tado en sí. También hay que tener en cuenta los errores que han influido para que se hayan producido esas pér- didas (un entorno con alta peligrosi- dad criminal, empleados insatisfechos, dejar las puertas abiertas de los alma- cenes…). Conocer las oportunidades delictivas que la propia actividad de la Begoña Romero Martín de Madrid Criminóloga especializada en Prevención de Pérdidas y Seguridad Corporativa ¿La criminología aplicada a la seguridad corporativa?

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