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24 SEGURITECNIA Octubre 2018 Seguridad en Museos hasta el Prado para comprobar el desas- tre que había ocasionado el incendio. Los madrileños que se dirigían hacia el museo tenían la esperanza de que los daños no hubieran sido muy grandes. Llamada de atención Aunque existía un nivel muy alto de analfabetismo en la población de la España de la época, la noticia tras- cendió rápidamente, ya que los dia- rios se leían en público. No fueron po- cos los madrileños que se acercaron al museo para conocer de primera mano el hecho con la esperanza de que los daños no fuesen muy grandes y con- templar con sus propios ojos lo ocur- rido. Este impactante titular, y unos vendedores ambulantes entregados al sensacionalismo que requería el gu- ion por aquel entonces, se encargaron de generar la correspondiente alarma social corriendo como la pólvora en- tre los mentideros madrileños. Ob- viamente, la gente encontró el mu- seo intacto, con un cartel pegado a su puerta, que se encontraba cerrada, lo que despertó gran indignación en los corrillos, donde se cargaba dura- mente contra El Liberal por extender la alarma con una noticia falsa. Aquí ten- emos quizá la primera fake new del pe- riodismo, tan de actualidad en nuestra época internauta. El 26 de noviembre el diario abría su edición con otro artículo titulado “Por qué he incendiado el Museo de Pin- turas”. Mariano de Cavia señalaba que en los últimos años había habido dos pequeños incendios en el museo y otros incidentes en El Escorial, la Cat- edral de Sevilla y el Alcázar de Toledo, entre otros lugares. La prensa había clamado por el abandono del patrimo- nio histórico y artístico del país sin que las instituciones hubieran tomado me- dida alguna. Así, Cavia decidió aplicar un tratamiento de impacto, ya que el museo podría arder irremediablemente, y nadie se daría por enterado hasta el día siguiente. Mariano de Cavia se había inventado la noticia para llamar la atención sobre el estado de abandono en el que se en- contraba la institución en el siglo XIX. Pese a su falsedad, en ella se recogía un problema que había que solucionar porque en cualquier momento podría producirse un incendio en su interior, ya que los trabajadores vivían y cocinaban en hornillos en los desvanes del museo, los suelos eran de madera y no había ningún sistema para la extinción de los mismos; solamente agua. Según Mariano de Cavia, “mi artículo de ayer, inspirado en lo que aquí está pasando todos los días y en lo que aquí puede pasar a todas horas, no es una broma, ni un camelo, ni es una origina- lidad”. Sin ninguna duda, la invención del periodista surtió efecto, aunque ad- elantándose a la realidad, había evitado una catástrofe futura, por lo que puede decirse que salvó la pinacoteca de las llamas. El revuelo causado por todo este asunto, que también tuvo eco en el resto de prensa nacional e internacio- nal, obtuvo finalmente el efecto de- seado. Viéndose el gobierno de Cáno- vas del Castillo presionado, ordenó a Aureliano Linares Rivas, que ostentaba el cargo de ministro de Fomento, tomar cartas en el asunto y acercarse al museo el día 28. De esta forma, revisó las in- stalaciones y ordenó, entre otras cosas, que se vaciasen los depósitos de leña, que se empleasen linternas en lugar de velas y que se desalojasen los des- vanes donde cocinaban los empleados. Además, demandó que se realizara una serie de trabajos encaminados a me- jorar el estado del Prado, entre ellos, la sustitución de las estufas por sistemas de calefacción ocultos, la reforma de las salas de esculturas y la construcción de pabellones anexos para viviendas del personal que trabajaba en el museo. Leyendo el contenido completo del artículo podríamos apreciar que en re- alidad se trataba de un texto crítico acerca de la mala gestión que las auto- ridades estaban llevando a cabo en el museo. El autor finalizaba su narración con un “ahí va, en brevísimo extracto, la reseña de los tristes sucesos… que pueden ocurrir aquí el día menos pen- sado”. Ante el revuelo, esta vez el Gobi- erno no tuvo más remedio que tomar algunas medidas en prevención de in- cendios, al menos... S Fuente: Biblioteca Nacional de España. Mariano de Cavia se había inventado la noticia para llamar la atención sobre el estado de abandono en el que se encontraba la institución en el siglo XIX

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