Seguritecnia 467

SEGURITECNIA Septiembre 2019 21 Smart Security conectividad y el manejo de los mi- crófonos simplificando su cableado (se apoyan en la red de datos a la que se conecta la cámara), en el caso de los al- tavoces hay alguna limitación adicional. Ciertamente sería también posible co- nectar los altavoces a las cámaras, pero estas no tienen la capacidad para gene- rar la potencia sonora que sería necesa- ria para obtener eficacia en los mensa- jes, ni tampoco para manejar un grupo de altavoces, como podría ser el caso si queremos cubrir una zona mayor. Hoy disponemos para ello de altavoces IP, directamente conectables a la red de datos y que ya vienen equipados con alimentación (PoE), amplificación, ecua- lización y memoria para desarrollar per- fectamente los cometidos que estamos exponiendo. En una sociedad en la que el gadget de moda es el asistente virtual o asis- tente de voz, al que hablamos y nos habla, deberíamos hacer evolucionar nuestros sistemas de seguridad hacia prestaciones igualmente interactivas e inteligentes. Dicen que cuando Miguel Ángel ter- minó de esculpir la estatua de Moisés, viendo lo cercano a la realidad que re- sultaba, le golpeó con el martillo con- minándole a hablar con la expresión en italiano “ parla !” (“¡habla!”), puesto que consideraba que solo le faltaba eso para ser realmente humano. Digámosle pues a nuestro sistema de vigilancia “¡habla!” para hacerlo más hu- mano; en definitiva, más inteligente. S Uso de altavoces Si pensamos que actualmente la capta- ción del audio es una práctica muy limi- tada, el uso de altavoces para avisos de seguridad es seguramente casi inexis- tente. Solo los sistemas de evacuación de incendio y de emergencias utilizan redes de megafonía para emitir avi- sos, pero lo hacen de modo general y para agilizar la evacuación. La idea que planteamos aquí es la de usar avisos de forma puntual, en los lugares precisos en los que interesa, como respuesta a situaciones que se producen en esos lu- gares. Por ejemplo, avisar a alguien de que está entrando en una propiedad privada y de que está siendo grabado, hacerle saber que existe un sistema de vigilancia activo mediante un simple sa- ludo o indicarle que debe proceder de determinada manera (caminar por la vía peatonal, aparcar en zona autorizada, dirigirse a la cabina de control, etc.). Es- tos mensajes pueden automatizarse como respuesta a la detección que pro- viene de analíticas de vídeo u otros dis- positivos, y sin duda conseguirán mu- cho del efecto disuasorio que preten- díamos, así como evitarán incidentes de modo proactivo. No olvidemos que, a su vez, para los sistemas monitoriza- dos en tiempo real los mensajes pue- den emitirse desde el centro de control, aportando incluso mayor sensación de presencia. En cuanto a la complejidad para ins- talar estas soluciones, es cada vez me- nor. Si bien las cámaras IP facilitan la capacidad de conexión de audio nor- malmente por defecto. Es que no se ha- bilitan para ello. En ocasiones por un mal enfoque respeto a la privacidad, por la falta de previsión o por la falta de sistemas de análisis del audio no se plantea ni remotamente añadir audio en esta ecuación de seguridad. Y es po- sible, viable, no muy caro y ciertamente aporta muchísimo. No hace falta expli- carles esto a las centrales receptoras de alarmas; ellos sí que aprecian lo mucho que aporta la información que proviene de la captación del audio. Porque pue- den interpretarlo de modo inteligente, por supuesto. Nos estamos perdiendo una clara oportunidad de elevar la eficacia de nuestros sistemas de vigilancia, de apro- ximarlos a las prestaciones de un vigi- lante humano. Pero ¿aumentaría esto el efecto disuasorio de nuestro sistema si añadimos micrófonos para captar au- dio? Ciertamente no. El hecho de que nuestro sistema de vigilancia sea capaz de escuchar y de analizar la información audible no es percibido por las perso- nas que se encuentran en su ámbito de acción; por lo tanto, no hay efecto di- suasorio alguno. Si el guardia de seguridad estuviese realizando su función en el lugar a pro- teger se encargaría de advertir, indicar o reprender a quienes fuesen observados como potenciales amenazas o simple- mente no respeten las normas o pro- cedimientos, incluso facilitaría informa- ción a quien estuviese algo despistado. Su mera presencia, que puede ser resal- tada solo con ofrecer un saludo a quien se aproxima, es ya un elemento disua- sorio y genera tranquilidad. ¿Podemos emular estas capacidades también? Es obvio que no podemos re- plicarlas con exactitud, pero se puede conseguir que el sistema emita también avisos, advertencias, instrucciones, salu- dos, etc., de manera automatizada. Esto sí que evidenciaría la presencia del sis- tema de seguridad y control para quie- nes tengan aviesas intenciones o para quienes, por el contrario, disfrutarían de una mayor sensación de seguridad y acompañamiento.

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