Seguritecnia 468

7 SEGURITECNIA Octubre 2019 Editorial “Ser lo que soy, no es nada sin la Seguridad” (Shakespeare) H ace un año hablábamos en estas mismas páginas del auge que está experimentando la inteligen- cia aplicada a la seguridad en las empresas. Sin duda, cada vez son más las organizaciones que apuestan o bien por conformar sus propias unidades de inteligencia o bien por contratar servicios de terceros para que hagan esa labor por ellas. Una muestra de que esta disciplina, reservada hace no tanto a las agencias gubernamentales, está extendiéndose al ámbito privado como una herramienta clave para la toma de decisiones. Algo que, sin duda, es fruto de la apertura de los propios servicios de inteligencia a co- mienzos de este siglo y a la aportación de la Universidad para transferir a la sociedad las funciones, objetivos y desempeño de esta tarea. Como el propio CNI pone de manifiesto en su política de creación de “cultura de inteligencia” en España –que comenzó en 2003, en línea con otros servicios europeos–, el objetivo de dicha apertura es doble: por un lado, demostrar la importancia de esta disciplina para la toma de decisiones estratégicas tanto para el Estado como en el ámbito pri- vado y, por otro, “mejorar el conocimiento de la sociedad en lo que res- pecta al fin y las funciones del servicio de inteligencia, como institución que forma parte del Estado democrático y que actúa al amparo de la le- gislación y controlado por ésta”. Al fin de al cabo, para conseguir el pri- mer propósito es necesario alcanzar también el segundo. Al igual que en democracia se esperan servicios de inteligencia res- petuosos con la legislación, con más motivo sucede en el caso de la empresa privada. Es decir, todo aquello que se salga de los parámetros marcados por la Ley deja de ser inteligencia para convertirse en espio- naje, precisamente la idea que se quiere desterrar. De ahí que la ética y el acatamiento de las normas deban ser dos principios inquebrantables para los profesionales que se dediquen a la inteligencia y la seguridad. De otra manera, esa percepción difusa que tiene la sociedad en torno a los servicios de inteligencia acabará también trasladándose a la empresa privada. Lo cual supondría un coste elevado para la reputación de cual- quier compañía que se desvíe de los límites, por no decir que incluso podría ser declarado delito, además de inmoral. La seguridad y la inteligencia también tienen que ser socialmente responsables. Sobre la ética y la responsabilidad de quienes desempeñan funciones de inteligencia tratará la III Jornada de Inteligencia y Seguridad que organizan Seguritecnia y Red Seguridad , el 18 de octubre, con la colabora- ción de la Fundación Borredá. La deontología de estos profesionales centrará el contenido del encuentro a tra- vés de las ponencias de expertos y responsables de seguridad corporativa, con el objetivo de trasladar esa ne- cesidad de desarrollar conductas adecuadas en el desempeño de la función de inteligencia. La jornada será también escenario del acto de apertura del Máster de Inteligencia y Seguridad en la Empresa, que organizan la Fundación Borredá y la Universidad Francisco de Vitoria. Contribuciones para conseguir que la inteligencia corporativa sea estratégica, a la vez que ética. S Inteligencia y ética Todo aquello que se salga de los parámetros marcados por la Ley deja de ser inteligencia para convertirse en espionaje, precisamente la idea que se quiere desterrar

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