Seguritecnia 333
SEGURITECNIA 148 Septiembre 2007 ACTUALIDAD así que cuando llegó el momento de cambiar la tecnología, aprovechando la reforma que se estaba llevando a cabo en el museo, llamamos a la misma empresa que lo instaló en los años setenta”, recuerda Blas Sierra. En aquel entonces fue la compañía Investigación y Con- sulting (Invescon), una organización dedicada a la integra- ción de soluciones, la encargada del proyecto y que en 2006 volvió a hacerse cargo de la implantación del sistema de videovigilancia del museo. De forma que cuando se le planteó la necesidad de instalar un completo sis- tema que integrara imagen, con infrarro- jos, detectores de movimiento y lumino- sidad, audio… y todo en uno, los padres confiaron en la compañía que les había dado un buen servicio durante casi tres décadas… y su propuesta fue Mobotix. “En un principio, antes de iniciar el proyecto, antes de ejecutar la reforma, se propuso otro tipo de cámaras y sistemas, pero por las propias características del museo, las mejores eran las cámaras Mobotix, tanto por la pro- pia instalación, como por las necesidades del museo. Era necesario contar con un sistema de grabación sencillo y hemos utilizado el dispositivo de infrarrojos y la posibili- dad de dar un pequeño aviso acústico si alguien se acerca a las vitrinas”, explica Pedro Crespo, responsable del pro- yecto en Invescon. “Los protagonistas en un museo son las piezas, todo lo demás, no tiene que verse, así que el sistema de seguridad tiene que ser muy discreto. Por eso siempre pensamos en un proyecto digital, de cámaras pequeñas y conectadas a un ordenador”, declara el Padre Blas. Facilidad de uso El personal del Museo de Arte Oriental de Valladolid es únicamente interno, es decir, religiosos del convento. Esto implica que la tecnología que se debía utilizar tenía que ser de fácil uso, sencilla de mantener, de bajo coste, in- tuitiva, fácil de escalar. “Además de que sea fácil y que cual- quiera de nosotros podemos manejar el sistema sin com- plicaciones, nos hemos dado cuenta de que ahorramos en recursos y tiempo, porque como podemos ver en todo mo- mento lo que hace el visitante, no tenemos que estar en las salas permanentemente y con uno de nosotros podemos vigilar las 18 salas sin problemas”, señala el Padre Blas. En septiembre de 2006 comenzó el proyecto y se fue eje- cutando en función de la propia reforma que acometió el museo. Después de unos meses de prueba, mientras aún se culminaban las obras de rehabilitación del edificio, toda la infraestructura de seguridad estaba a pleno rendimiento. En noviembre, ya estaban funcionando todas las cáma- ras instaladas en las salas y los accesos al museo. Posterior- mente, se han instalado cinco dis- positivos más en el claustro con el fin de controlar los accesos y ofre- cer más garantías a los visitantes. En concreto se han implantado 19 cámaras D10 –domo– en las sa- las y cinco M12 en el claustro. Las D10 permiten con su lente de 22 visualizar las estancias del museo con pocos dispositivos, mientras que las M12 con un objetivo de 43 permiten controlar el paso de per- sonas alrededor del claustro. “En la sala más amplia disponemos de tres domos, ya que es una sala de aproximadamente 20 metros de largo y 7 de ancho. Al ser tan rectangular, instalamos dos en los extremos para los accesos y otra en la mitad de la sala con la que se controla la parte central. Los sistemas Mobo- tix nos han permitido integrar todos los elementos nece- sarios e incorporar cámaras de forma fácil con un único sistema”, explica Crespo de Invescon. Más que seguridad Otras ventajas añadidas al utilizar los sistemas de Mobo- tix es que hay otras muchas utilidades que estas cáma- ras pueden ofrecer a un museo como este. Por ejemplo, utilizar sus altavoces como sistema de megafonía para dar avisos a los visitantes: “Sobre todo como disuaso- rio para los grupos de colegios, cuando no tienen un co-
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