Seguritecnia 338
SEGURITECNIA Febrero 2008 301 área profesional / ASES “Esta noche nos vamos de cena, váyase a casa…”. “Quédese en casa, no necesito que me acompañe…”. ¿Cuántas veces nos hemos topado con estas situaciones y es- tas palabras? Desgraciadamente, muchas. Esto echa por tierra los diferentes te- marios, cursos que hayamos seguido o experiencia en el sector que tengamos, cuando el protegido, VIP, jefe o como quiera que le llamemos, no es consciente de la situación en la que se encuentra. No sólo él, sino también su esposa, hijos, fa- miliares, etc. El protegido quiere protección, pero también quiere comodidad y algunas ve- ces esta última se antepone a la primera, a costa de ciertas reglas básicas que cual- quier escolta debe tener en cuenta. Sale de casa con el tiempo justo y con prisas para ir al trabajo por la mañana o después de comer, y si comprueba que se le está llevando por un camino diferente y que el recorrido va a llevar algo más de CARTAS AL DIRECTOR Concienciar, esa difícil tarea tiempo que lo normal, el protegido em- pieza a ponerse nervioso, a preguntar dónde van y a pedir que no le hagan per- der el tiempo. Y no hablemos de la cantidad de in- formación gratuita que le facilita a otras personas de su entorno de trabajo o veci- nal, relatando que pasan las vacaciones en su chalé o apartamento en tal sitio de la costa o que suelen ir a esquiar a no sé qué estación invernal. Todo esto ocurre más o menos en em- presarios, directivos con escolta im- puesta, personajes conocidos por los me- dios de comunicación, periodistas, fut- bolistas, etc. Saben que tienen un riesgo, mayor o menor, pero real. Bien por una mala experiencia o por estar mal asesora- dos, contratan los servicios de protección privados sin ser conscientes del cambio que eso supondrá para su vida privada y social. Y estoy seguro que alguno de ellos no quiere serlo o no quiere que se pro- duzca dicho cambio. Quiere protección. Seguro. Pero no quiere que eso incida en lo más mínimo en su vida anterior de ce- nas, viajes, fiestas, etc. En nosotros está enseñar a estas per- sonas, que no están concienciadas del riesgo que corren, a vivir con cierta dis- creción en lo relativo a determinados asuntos, sin dar demasiada información a todo el mundo, variando ciertas costum- bres, horarios y recorridos. Y tampoco está de más que sepan cómo reaccionará su escolta ante una si- tuación de peligro y lo que sentirá al ser empujado dentro del vehículo para salir huyendo de esa situación. ISRAEL F.B. Nº socio ASES 632 Envíanos tus opiniones, colaboracio- nes y cartas al director a: comunicación@escoltas.net
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz