Seguritecnia 338

área profesional / GUARDERÍO SEGURITECNIA Febrero 2008 302 No hay en seguridad privada entidades que hayan mantenido una política de di- fusión en los medios. Prácticamente, y salvo honrosas excepciones que descono- cemos, podríamos decir que sólo la Aso- ciación Profesional de Guardas Jurados de Caza, a través de su Consejo Nacional del Guarderío, tiene en su haber el man- tenimiento durante más de año y medio de una sección de dos páginas en una pu- blicación comercial de primer nivel. No es baladí, y coincidirán en lo cu- rioso del asunto, que los guardas jurados de campo, la primera figura -y antecesor- del moderno sistema de seguridad pri- vada, elija como medio de difusión la más prestigiosa revista del ámbito cinegético (revista Trofeo Caza con más de 40.000 ejemplares mensuales) para lanzar sus consignas y opiniones, lo que deja entre- ver que algo no está en su sitio. Los guardas somos diferentes, nuestro servicio es diferente, los objetivos son di- ferentes, la respuesta que de nosotros se espera es diferente y además somos muy complejos. Pensar que nuestro carác- ter rural o de protección y gestión, y re- pito gestión, de recursos naturales nos aleja del concepto de servicio de seguri- dad es como pretender que el servicio de la Guardia Civil no sea seguridad. Por el contrario, entender que por prestar este servicio con un uniforme éste es asimi- lable con el de los vigilantes de seguri- dad es como pensar que para lo mismo vale un ingeniero de montes que un in- geniero industrial, pues los dos son inge- nieros al fin. No ha sido el sector de seguridad pri- vada un sitio cómodo para nosotros, tal vez porque hasta hace cuatro días este sector parecía ser nada más el de las em- presas de seguridad y todo lo que no su- pusiera negocio para estos entes tenía poca cabida. El guarda protege por pr incipio. Cuando lo que protege vale diez no puede pretender que sus haberes cues- ten treinta. Entonces tiene que compa- tibilizar cobrando dos de aquí, dos de allí, porque la realidad es que cada vez se acrecienta el sentimiento de inseguridad y la gente precisa un servicio de seguri- dad proporcionado con el valor de “su cosa”. Entonces, cuando el montante de que se puede disponer para proteger no interesa a las grandes compañías de se- guridad y a su sistema de “largas cadenas de pequeños eslabones”, es cuando cobra todo su sentido la figura del minorista, del guarda de campo autónomo que pasa por tu puerta y que por una muy mó- dica cantidad puede prestar esa aten- ción que es la diferencia entre el aban- dono y la afirmación de que “esta finca tiene dueño”. PRESENTACIÓN “Pensar que nuestro carácter rural o de protección y gestión de recursos naturales nos aleja del concepto de servicio de seguridad es como pretender que el servicio de la Guardia Civil no sea seguridad” Raúl Beltrán Presidente del Consejo Nacional del Guarderío “En las grandes cifras macroeconómicas del sector no tenemos una representatividad manifiesta, pero día a día el guarda tiene el servicio privado con más vocación pública”

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