Seguritecnia 341
46 SEGURITECNIA Mayo 2008 II Jornadas de Seguridad en Entidades Financieras 4. Conf ieso que he sido siempre receloso ante los cambios normativos. La experiencia me ha demos- trado que siempre traen aparejados numerosos cos- tes en materia de inversiones y gastos para los admi- nistrados, las entidades financieras. Pero muchos de mis colegas los están solicitando y muy probablemente tengan razón. Los años de rodaje de la normativa actual están pi- diendo una ITV por antigüedad y cambios tecnoló- gicos. En reuniones mantenidas a lo largo de 2007 se han manifestado de manera clara los aspectos nor- mativos que, a juicio de las organizaciones que repre- sentan al sector financiero, se necesitan. Están tras- ladadas y a la espera de que llegue el momento polí- tico oportuno. Creo que son ampl ias y prudentes, pero yo des- tacaría una de manera muy especial, la referida a la asunción por los directores de Seguridad, como personal que son de seguridad privada, de mayores competencias en la certif icación de las medidas de seguridad de sus instalaciones y, por ende, de una mayor agi l ización administrativa en la aprobación policial de éstas. 5. Desde luego, mi agradecimiento a SEGURITEC- NIA por la ayuda que presta permanentemente a nuestro sector y cuya eficacia, dando a conocer nues- tros problemas y ayudándonos a resolverlos, está re- sultando cada vez más evidente. Y me permit i ría trasladar sendos ruegos a la Administración y a los proveedores de servicios. A la primera, su máxima comprensión en la apli- cación de la normativa, que no signi f ica eludir su cumplimiento, sino encontrar la fórmula de l levarla a la práctica de la manera más benef iciosa para el administrado, como debiera ser el objetivo de todas las Administraciones, cumpl imiento que, por otro lado, referido a la mayoría de las entidades f inancie- ras ha quedado patente, de manera especial desde 1984. A los proveedores de servicios, que un buen ser- vicio no consiste sólo en cumplir lo mejor posible el contenido de un contrato por ambas partes, no con- siste sólo en ser buenos instaladores, sino en asu- mir que los problemas de seguridad requieren del es- fuerzo de todos para su adecuada solución. Su papel como consejeros en la mejor selección de materiales y aplicación de las medidas de seguridad es cada vez más necesario en un mundo en el que la aparición de nuevas tecnologías y los altos costes de éstas necesitan de un profundo y racional estudio para una correcta elección y aplicación. Nuevas formas de atraco bancario, ataques infor- máticos a clientes, hurtos, robos y fraudes del más variado esti lo, han venido a compl icarnos el ya de por sí complicado mundo de la protección de perso- nas y bienes. 2. En general, sí, pero en las actividades de los pro- veedores de estos servicios se detectan las mismas carencias o mayores que en otras parcelas del sec- tor servicios. Falta de personal, que en otros trabajos se está supliendo con mano de obra extranjera, una mayor preparación de los técnicos y una mayor im- plicación en el análisis y búsqueda de soluciones del cliente. Este último punto nos parece de especial importan- cia teniendo en cuenta la especialización de los técni- cos y directivos en sus actividades, y, por lo tanto, un mayor conocimiento de las posibilidades que ofrecen sus herramientas en el objetivo conjunto de alcanzar la mayor eficacia posible en su aplicación. 3. El nivel de colaboración entre ambas partes es bueno. Todo se puede mejorar, pero hay deseos ma- nifiestos por ambas partes de mantener una relación fructífera. A veces, a unos (directores de Seguridad) les asalta la visión de que lo que debería ser una colaboración permanente en la prevención de los delitos muestra únicamente la cara sancionadora, la del cumplimiento de la norma por encima de todo. Y en otras ocasiones, a los Cuerpos de Seguridad les invade la sensación de que algunas entidades financieras tienen como única f inal idad escabul l irse de sus obl igaciones legales y apurar los tiempos a favor de una dinámica comercial más ágil de sus empresas. Ambas cosas son, abrumadoramente, incier tas. Buena prueba de el lo es que en dos décadas hemos pasado de ser el país con más atracos bancarios a ocupar los últimos puestos de este siniestro ranking . Y los fal los, humanos, han sido excepcionales por ambas partes. La buena voluntad, la conciencia de que estamos si- tuados en el mismo lado y con los mismos objetivos (la prevención de los delitos y la protección de perso- nas y bienes) es fácilmente percibida en todas y cada una de las reuniones, cuya cantidad debería aumen- tarse como elemento decisivo para una mayor coor- dinación. Sin ánimo de generalizar, por ambas par- tes se necesita un mayor conocimiento de la tipología delictiva que las entidades están sufriendo en toda la geografía española y el análisis de las posibles solu- ciones.
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