Seguritecnia 351
36 SEGURITECNIA Abril 2009 Centrales Receptoras de Alarmas de recursos policiales. Las empresas del sector estamos concienciadas del grave problema que esto supone y es- tamos trabajando para conseguir reducirlo, pero no po- dremos hacerlo solos; porque ésta es una cuestión que nos concierne a todos, a la Administración, a las em- presas y a los usuarios. Necesidades del sector No creemos que esta problemática pueda resolverse a base de sanciones, ni permitiendo que aquellos que contribuyeron a crearla pretendan ser ahora nuestros salvadores. Requiere de una actuación colectiva, no ca- ben los individualismos. Sabemos que no se trata sólo de hacer un cambio le- gislativo, pero esa es la piedra angular sobre la que debe construirse el futuro de la seguridad privada en general, y la de los sistemas electrónicos en particular. Necesitamos: ▪ Un nuevo marco legislativo que delimite claramente las responsabilidades de empresas y usuarios, que nos diga a todos claramente cómo debe actuarse ante la activación de una alarma, que fije indubi- tadamente los criterios para realizar una verifica- ción adecuada, y que dichos criterios sean unifica- dos, para que pueda actuarse contra aquellos que no los cumplan. ▪ Un marco normativo que regule la homologación y la certificación de los sistemas que deben instalarse y cómo, o que establezca los protocolos de actuación de las centrales de alarma. La solución está más cerca de lo que pueda pare- cer porque no hay nada que inventar, pues hay un tra- bajo previo que ya se ha hecho y que otros países ya han puesto en práctica. Tampoco hay que inventar nor- mas, puesto que éstas ya están siendo elaboradas y sim- plemente tendríamos que adoptarlas; mejor temprano que tarde. Las empresas de seguridad privada queremos pensar que no todo lo estamos haciendo mal y que algo tendre- mos que ver en la reducción de los niveles de delincuen- cia que se reflejan en las estadísticas del Ministerio del Interior. S i nos remontamos en el tiempo, en la época en la que sólo unos pocos privilegiados tenían un au- tomóvil, los problemas que provocaba el tráfico no representaban una preocupación para la sociedad ni para las autoridades. A medida que el parque automovi- lístico fue creciendo, se hizo necesario invertir en infra- estructuras e implementar nuevas medidas organizati- vas, así como nuevas normas de regulación, más acordes con el crecimiento experimentado. El del automóvil no es más que uno de los muchos ejemplos del cambio que se genera en cualquier sector que vaya ligado al progreso. El avance tecnológico, apa- rejado con el crecimiento de nuestra riqueza, ha modi- ficado claramente nuestra forma de vivir. El sector de la seguridad, concretamente el de la seguridad electró- nica, no es una excepción. Ese aumento de la riqueza, no sólo genera bienestar, también trae aparejado un incremento de la delincuen- cia; por ello, invertir en seguridad, que era antes casi privativo de las entidades bancarias o negocios de alto riesgo, hoy en día se ha extendido a cualquier negocio que cuenta en su inmensa mayoría con una alarma. Por añadidura, la tecnología no tiene nada que ver con los sistemas de seguridad de hace 25 años, ni tampoco sus costes, que se han abaratado de manera importante. Todo ello, se traduce en el colosal incremento del parque actual de sistemas de seguridad conectados a las Centrales Receptoras de Alarmas (CRA), que supera la cifra de 1,2 millones. A llegar a esta cifra ha contri- buido también el boom de la construcción, por eso hay ya tantas alarmas instaladas en hogares como en loca- les comerciales. Pero, sin duda, es la sensación de inseguridad y el au- mento de la delincuencia, que toda sociedad en pro- greso genera, el factor desencadenante de estos creci- mientos. A su vez, se ha creado un efecto pernicioso, el de las falsas alarmas o alarmas no deseadas. Las falsas alar- mas son a las CRA y empresas de seguridad electrónica, lo que la falta de personal habilitado es a las empresas de servicios de vigilancia. Lógicamente, los avisos a las Fuerzas de Seguridad se han incrementado en números absolutos (que no rela- tivos) y ello ha desencadenando una mayor dedicación Las falsas alarmas, un problema por resolver Jesús Alonso ∕ Director de Negocio de Particulares de Segur Control
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