Seguritecnia 355
60 SEGURITECNIA Julio - Agosto 2009 Artículo Técnico de preservar y mantener los tres ele- mentos señalados con anterioridad, el acervo bibliográfico, los edificios y los ciudadanos que acuden; por otro, de- bido al reciente conocimiento de ro- bos y expolios de documentos histó- ricos producidos recientemente en bi- bliotecas como la Nacional en España y la Nacional de Argentina, donde se robaron mapas antiguos, la Nacional de Uruguay, la biblioteca principal del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, que “perdió” en los últimos años más de 200 libros de altísimo va- lor histórico de los siglos XVI, XVII y XVIII, la Biblioteca Nacional de Fran- cia y un sin fin de bibliotecas, sin con- tar los expolios producidos en países azotados por guerras y catástrofes na- turales; y por último, la inestabilidad percibida por la humanidad debido a los atentados terroristas ocurridos en diferentes partes del mundo que ha obligado de una manera u otra a in- crementar los sistemas de seguridad, especialmente en los edificios de ca- rácter público, como las bibliotecas. ¿Cómo se soluciona y cómo se puede llevar a la práctica? Lo más eficiente es la realización y puesta en marcha de un Plan de Se- guridad dir igido a las tres par tes mencionadas, debiendo contar con procedimientos y protocolos docu- mentados, brindando al personal de segur idad y staf f habi l idades para llevar a cabo acciones ordinarias así como bajo condiciones de elevada amenaza. En este documento se describirían políticas, principios y normas que en materia de seguridad se consideren esenciales y orientadas por un lado a actuaciones ante emergencias y acci- dentes provocadas por causas intrín- secas y extrínsecas al centro (siendo necesario el establecimiento de la je- rarquía de responsabilidades en la ges- tión de la seguridad, manuales de in- tervención, puntos de encuentro, infor- maciones sobre simulacros, disposición de planos de emergencias de la biblio- teca visibles, señalizaciones, protocolos de equipos de evacuación de ciudada- nos y documentos, responsabilidad de los activos, manejo de utensilios como extintores, listines de teléfonos, etcé- tera) y combatir la desaparición y ro- bos de material bibliográfico (atajados mediante el empleo de los diferentes sistemas de seguridad). Las referencias sobre las legislaciones vigentes y los documentos de detalle donde se en- cuentran desarrolladas las normas son de vital importancia, al igual que la co- municación de las políticas a todo el staff del centro, siendo comprensibles para todos ellos. Es necesario tener en cuenta tres puntos de vista relativos a la tipología de la organización de la seguridad que se considera, disponiendo de: 1. Sistemas gestionados por la propia biblioteca. 2. Accesos de terceras partes (asisten- cia técnica, por ejemplo). 3. Sistemas de información externali- zados. Es evidente que un buen trabajo en la prevención y en el desarrollo de los planes de seguridad servirán no sólo para reducir las primas que las bibliotecas abonan a las asegurado- ras, sino, sobre todo, para garantizar la tranquilidad a usuarios, emplea- dos, a la biblioteca en su conjunto y para mantener los fondos documen- tales íntegros. La seguridad en bibliotecas abarca tres campos: seguridad de usuarios y perso- nal, de edificios e instalaciones y la segu- ridad del acervo bibliográfico. Frecuente- mente son tratados de forma indepen- diente, pero el tratamiento conjunto de los mismos provoca que se forme un va- lioso mallado mejorando su efectividad. Las bibliotecas se encuentran gestio- nadas en su mayoría por las adminis- traciones locales, autonómicas y estata- les, suelen pertenecer a redes o agrupa- ciones, encontrándose desperdigadas, y físicamente se ubican integradas ge- neralmente en el interior de edificios e instituciones con otros compromisos y ocupaciones, obstaculizando la crea- ción y puesta en marcha de una unidad central dedicada a la seguridad de las tres áreas indicadas anteriormente. Pero, ¿existe la seguridad total? Se parte de la base de que la seguridad to- tal es una quimera en cualquiera de los tres elementos a proteger dentro de las bibliotecas. El objetivo más adecuado a seguir es gestionar el riesgo a un nivel aceptable, que pueda asumirlo la insti- tución sin grave quebranto. Si por riesgo se entiende la contin- gencia de un daño, la valoración del riesgo puede llevarse a cabo conside- rando la probabilidad de que suceda la amenaza y las consecuencias que po- drían derivarse de la misma. Los riesgos pueden interpretarse en dos bloques: ▪ Los riesgos propios de las operacio- nes del proceso. ▪ Los riesgos ajenos o derivados de ac- tuaciones externas. ¿Por qué es necesaria la seguridad, entendida ésta como calidad de seguro? Debido, de algún modo, a varios fac- tores; por un lado a la incertidumbre Seguridad en bibliotecas Juan José Prieto Gutiérrez ∕ Universidad Complutense de Madrid
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