Seguritecnia 358

54 SEGURITECNIA Noviembre 2009 Artículo Técnico energética añadida para perseguir a la presa que le permitiría comer, para lu- char contra la tribu que intentaba inva- dir su territorio cinegético, para cargar y huir con el hijo pequeño que repre- sentaba la supervivencia futura del clan ante el ataque de un depredador. Hoy en día, cientos de generaciones después, han cambiado las formas pero no el mecanismo fisiológico. A modo de ejemplo, podemos afirmar que nuestro descendiente del habitante de Altamira ya no se abriga con las pieles que ha ca- zado, aunque se viste con trajes de Ar- mani, que le identifican con su tribu y marcan su estatus en la misma, o que ya no pelea por un macho o una hem- bra, pero su instinto sexual sigue siendo idéntico y uno de los motores más fuer- tes que mueven su existencia y le hacen seguir “luchando” por satisfacer sus ne- cesidades en una pelea (actualmente menos cruenta, pero a veces psicoló- gicamente mas destructiva) que se tra- duce en la necesidad permanente e im- puesta de sentirse deseado mantenién- dose siempre delgado, luchando contra el paso del tiempo, vistiendo siempre el modelo más nuevo y caro… Como vemos, hay una sustancial di- ferencia, en cuanto al estresor, entre nuestros antepasados y nosotros mis- mos como trabajadores de hoy en día. Si bien, la amenaza percibida que pro- vocaba la reacción de huida o enfren- tamiento era un acontecimiento que, para el hombre primitivo, ponía en pe- ligro real la propia supervivencia del in- dividuo, ahora, el estrés viene provo- cado por situaciones de sobrecarga de trabajo, falta de conciliación con la vida familiar, relaciones deterioradas o dis- Durante toda su existencia, el ser hu- mano ha sufrido, de una u otra manera, por una y otra causa, estrés. Desde el hombre primitivo hasta nuestros días de “hombre globalizado”, hemos pade- cido estrés. En el primer caso, el hom- bre se estresaba por los peligros de la naturaleza, por el ataque de los ani- males que no podía vencer, por pro- teger su territorio del ataque de una tribu enemiga; y ahora, nuestros ejecu- tivos se tensionan ante una jornada de mucho trabajo, por la elevada presión y exigencia de los jefes, por la falta de tiempo… Pero, ¿hay alguna diferencia fisioló- gica entre un directivo actual y el hom- bre o la mujer que pintó Altamira hace unos quince mil años? Prácticamente ninguna. En los dos podríamos encontrar inquietudes cultu- rales o artísticas, un instinto de super- vivencia que les permitiría desenvol- verse en territorios inhóspitos, donde la caza escaseaba o las exigencias del mercado empresarial eran agotadoras hasta el límite, y su cuerpo reaccionaría de la misma forma ante la percepción de situaciones que alertaran o excedie- ran sus habilidades para enfrentarse a las mismas. Respuesta Walter B. Cannon postuló hacia 1920 la definición de estrés como la respuesta de “luchar o huir” en la que nuestro cuerpo se acelera fisiológicamente para combatir una potencial amenaza. Esa “aceleración fisiológica” permitió al hombre o mujer de Altamira disponer, en un momento crítico, de una reserva La mecánica del estrés y el directivo: nuevas formas de afrontar situaciones límite Ignacio Rosat Aced Director de Recursos Humanos de la Administración Pública. Especialista en Prevención de Riesgos Ofelia Santiago Directora General de Santiago Consultores, Coach Senior

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