Seguritecnia 358
SEGURITECNIA Noviembre 2009 55 Artículo Técnico ción en la educación de los hijos, el re- parto de las tareas domésticas, la admi- nistración de la economía familiar, los há- bitos personales: desorden, desaliño en la pareja, desavenencias familiares (por ejemplo, discusiones sobre interferencias de los padres en la vida familiar), activi- dad sexual: discusiones sobre la frecuen- cia o variedad en las relaciones, etc. To- dos estos aspectos laborales negativos, aunados a los cotidianos, generan im- portantes efectos adversos en el orga- nismo de nuestros técnicos. Todo ello está provocando la prolifera- ción de síndromes laborales hasta hace poco años desconocidos, como el burn- out (estar quemado), u otros más terri- bles, como el acuñado por los japoneses “Karoshi”, o muerte súbita por exceso de trabajo, que se está produciendo cada vez más frecuentemente entre sus ejecu- tivos. Pero, ¿cómo podemos permitir lle- gar a esta situación? ¿Qué podemos ha- cer para cambiar nuestro sistema percep- tivo y cognitivo de la situación y dejar de sentir y de responder fisiológicamente a nuestro entorno laboral como si hubie- ran secuestrado a nuestro hijo? Vivimos, o lo hemos hecho hasta hace muy poco tiempo, en una socie- dad de la abundancia, de la comodidad, del bienestar. ¿Por qué, entonces, no he- mos conseguido, una vez alcanzadas, su- Vemos que físicamente no hemos cambiado, y la respuesta al estrés, a ese cambio temporal fisiológico, no es, en nuestro ámbito laboral, muy distinta res- pecto a la de nuestro antepasado prehis- tórico. Así pues, ante una situación que excede nuestras capacidades (en el pa- sado podía ser un ataque o la necesidad de perseguir una pieza), el sistema ner- vioso simpático impulsa la generación de una descarga de hormonas -adrenalina y noradrenalina- que, a su vez, provocan un importante número de cambios cor- porales: se aceleran el ritmo cardíaco y la respiración, puede prácticamente blo- quearse el sistema digestivo y aumentan la presión sanguínea y los niveles de azú- cares y colesterol en sangre. Energía contenida El problema actual viene cuando el di- rectivo no puede “quemar”, liberar, esa energía contenida que se genera, por un lado ante situaciones laborales -una mesa de negociación en la que se plan- tean importantes reducciones salariales, la comunicación de un ERE a la parte so- cial, la búsqueda diaria del cumplimiento de objetivos difícilmente alcanzables…- y, por otro, ante importantes estreso- res de la vida cotidiana, aparentemente poco significativos, aunque no menos peligrosos, como pueden ser la implica- funcionales con compañeros, subordi- nados o, en su mayoría, superiores je- rárquicos, situaciones que pueden lle- gar a desencadenar incluso un proceso de moobing … Y es que las empresas en la actuali- dad, que en su mayoría han caído en el determinismo económico a la hora de tomar decisiones estratégicas, no es- tán pensadas ni desarrolladas teniendo en cuenta a las personas que las com- ponen, pasando Estas a un plano me- ramente instrumental. Este hecho pro- voca, sin duda, una absoluta falta de valores en la empresa y supone un es- tilo de liderazgo y dirección altamente tóxico para la salud psicológica de los trabajadores de la empresa. Nuestra actual situación de crisis empresarial ha venido determinada por, entre otros factores, la total falta de sostenibilidad en los planteamientos estratégicos or- ganizacionales, de ética en el compor- tamiento de sus directivos y una falta de preparación en habilidades de direc- ción y desarrollo de capital humano y talento. Todo ello nos ha llevado a te- ner una empresa y un clima laboral no- civo y, lo que es peor, una percepción totalmente distorsionada de la reali- dad y la normalidad en sus emplea- dos, que equiparan (a nivel psicológico y en cuanto a la importancia del estí- mulo se refiere) un hecho, como es el trabajar, a una grave amenaza del en- torno, como lo es el ataque de un de- predador, respondiendo fisiológica- mente de una manera similar. Esta si- tuación puede llegar a ser de extrema gravedad, pues ya estamos tomando por normal que el trabajo diario sea algo que nos provoca estrés y casi to- dos lo hemos aceptado, llegando in- cluso a la atribución de un locus interno en cuanto a su causalidad. Y es que no podemos crear empre- sas insostenibles, dirigidas por líderes tóxicos, sin las competencias necesarias para la dirección y, sobre todo, no po- demos consentir el llegar a la situación de entender el estrés como algo natural en la empresa actual, ni el sentir el tra- bajo como una grave amenaza que nos puede llevar a la muerte.
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