Seguritecnia 359

SEGURITECNIA Diciembre 2009 75 Opinión tífica: huellas dactilares, restos de cigarri- llos, huellas de pisadas, herramientas uti- lizadas, documentos, ropas, etc. Actualmente la aportación de la ima- gen es importante, pero en la mayor parte de casos por sí sola no es defini- tiva, ya que bien se ha ocultado el rostro o se ha distorsionado con cualquier ele- mento (gafas, gorras, ropas, etc). Las inspecciones oculares aportan poco a la investigación ya que no se han de- jado pruebas, indicios o vestigios aprove- chables, los restos de cigarrillos van a los bolsillos para no dejar muestras de ADN. Ante estas circunstancias existen dos posiciones: seguir actuando en la línea de realizar instalaciones conforme a los requerimientos mínimos establecidos por la normativa legal, o agudizar el in- genio e intentar evolucionar hacia nue- vos métodos. Nuevos sistemas, nuevas formas de operar. Ya existen empresas ennuestropaís, que han desarrolladoodesarrollanelementos para: ganizadas procedentes de Europa y paí- ses sudamericanos conviven en España con otras más autóctonas y tradicionales pero en decadencia. Evolución de las acciones de prevención No hace tantos años el riesgo real de ser objeto del delito estaba directamente re- lacionado con el asentamiento del de- lincuente: si la zona de expansión de la entidad coincidía con aquella, era presa permanente. Por el contrario su localiza- ción era más rápida, pues generalmente era conocido por los miembros de las FF y CC de seguridad de la zona. La exigencia en estos casos era poder aportar una imagen identificativa para que alguien le pudiera poner nombre y localizarlo. En gran número de casos se daba esta circunstancia. Se complementaba la aportación de este elemento de investigación con la inspección ocular y recogida de pruebas, indicios o vestigios que pudiera hacer la unidad correspondiente de policía cien- liana, y en ella se mostraba a España en un espectro de cifras (300-500 asaltos por año) similar al de Francia o Alemania pero muy alejada de Italia, que arrojaba un número de delitos de este tipo cierta- mente alarmante: 3.092 sólo en ese año. Y si bien no es comparable en términos absolutos, según el FBI, EE.UU. registró ese mismo ejercicio 7.272 atracos a enti- dades financieras, cantidad que aún re- lativizándola de una manera simple con parámetros demográficos, rebasaría en más del doble el índice medio de cual- quier país europeo. A la espera de una nueva actualización de estos indicadores no cabe duda, de que la percepción del fenómeno en Es- paña, si bien no nos lleva a pensar que al- canzaremos las cifras italianas o estado- unidenses, es de un aumento más que considerable desde el pasado año. Sólo en Madrid se han producido en los últimos dos meses una serie de atra- cos en una sucesión cronológica sin pre- cedentes, cinco de ellos en menos de un mes empleando el método del “alunizaje”. Este nuevo método de asalto, que se realiza en horario de atención al público, supone un salto cualitativo respecto al procedimiento típico de atraco tradicio- nal al que supera en virulencia, incre- mento del factor sorpresa y consiguiente efecto de aturdimiento sobre los ocu- pantes –empleados y público- de la ofi- cina bancaria. Todo ello sin renunciar a los componentes clásicos del empleo de armas y la violencia. Las nuevas tipologías delincuencia- les puestas en práctica por bandas or-

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