Seguritecnia 367
102 SEGURITECNIA Septiembre 2010 Protección contra incendios los detectores de gas de haz abierto, que controlan perimetralmente el área peligrosa. Ubicación de los detectores con haz abierto No todas las nubes de gas son peligro- sas: sólo si una nube de gas inflamable o pluma es lo suficientemente ancha y concentrada como para originar una aceleración de llama a velocidad mayor de 100 m/seg puede constituir una sig- nificativa amenaza. Tal como hemos indicado, los detec- tores puntuales miden el gas que in- vade su ubicación en términos de % LIE, mientras que los de haz abierto detec- tan la presencia de gas en cualquier lu- gar de su línea de visión, en términos de la integral de su concentración y la am- plitud de la pluma que cruza su campo (LIE x m). La situación de los detectores de gas con haz abierto es menos crítica que la ubicación de los sensores puntuales, puesto que pueden proporcionar una alarma de aviso de una diluida nube de gas y no es necesario que se encuen- tren cerca del origen de la fuga. La situación se determina teniendo en cuenta varios factores, incluyendo; ▪ La naturaleza del gas/vapor especí- fico que puede emitir el tanque de al- macenamiento (si es más pesado o li- gero que el aire). ▪ La prevista trayectoria de la nube o pluma de gas, teniendo en cuenta la (perímetro vallado), abarcando conside- rables distancias en metros. Los sistemas de detección de gas con haz abierto se diseñan para con- trolar entre grandes distancias sin ser afectados por el entorno o ambiente y son altamente in- munes a falsas alarmas. Constan de un transmisor (emisor) y de un receptor (detector), situados en cada extremo del haz que se desea detectar. Las nubes de gas que cruzan el haz absorben energía, emitida por la unidad transmisora, y el detector apre- cia el cambio procesando la se- ñal para transformarla en con- centración de gas. La medida es en términos de LIE x m, que es el resul- tado de combinar la concentración y la amplitud de la nube de gas. Por ejem- plo, una nube de cinco metros de an- cho conteniendo cien por cien del LIE del gas combustible se leería “5 Lie x m”. Las alarmas pueden ajustarse en cual- quier valor dentro de la escala 0 al 5% LiE x m. Es habitual en las instalaciones de control de fugas combinar los sensores puntuales, ubicados cerca de los ele- mentos más sensibles a experimentar emisiones (válvulas, bombas, etc.), con Los sensores de gas puntual para gas detectan vapores emitidos localmente en el entorno donde se encuentran ubi- cados y se basan en el principio de fila- mento activo caliente (pellistor) con ca- talizador y pellistor inactivo (Ver Figura 1). Al entrar en contacto el pellistor ac- tivo con el gas, lo quema y aumenta su temperatura, variando el valor de la re- sistencia eléctrica, mientras que el inac- tivo mantiene su valor. El desequilibrio en el puente de Wheatstone genera una señal proporcional a la concentra- ción del gas. La mezcla aire/gas se con- sidera peligrosa cuando la relación se acerca al valor del LIE (límite inferior de explosividad), característico para cada gas combustible. Por razones de segu- ridad, se ajusta una prealerta al 30 por ciento del LIE y una alarma al 60 por ciento del LIE (ver Figura 2). Los detectores de gas inflamable con haz abierto ‘línea de vista’ utilizan un análisis del espectro óptico de los va- pores de hidrocarburos que escapan de varios lugares, formando una nube, en el área de tanques de almacenamiento, para detectar condiciones potencial- mente peligrosas. Por consiguiente, pro- porcionan un control del área en la in- mediata cercanía de los depósitos y al- rededor del perímetro de la instalación Figura 2: Gráfico de una mezcla de gas señalando el LIE y el LSE, sobre el cual la concentración de gas no dispone de suficiente oxígeno para mantener la combustión. Disposición de los equipos emisor y receptor de un sistema para detección óptica de gas con haz abierto.
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