Seguritecnia 370
118 SEGURITECNIA Diciembre 2010 Artículo Técnico dores e instaladores suele resolver sin problemas. Emplazamiento de los componentes del sistema El anexo D trata acerca de este as- pecto, en el que se contempla la incidencia negativa de factores ex- ternos al lugar de instalación del sistema y, por lo tanto, fuera de control por parte del explotador del mismo. Existen factores que, a largo plazo, podrían tener un efecto ne- gativo y que no pudieron ser consi- derados en el momento de su ins- talación, lo que puede obligar a efectuar modificaciones. Es el caso de carreteras y vías férreas de nuevo tra- zado, tráfico aéreo, parking de superfi- cie y subterráneo, ejecución de obras civiles de envergadura, etc. A corto plazo, es necesario considerar la construcción de inmuebles en las in- mediaciones, la remodelación de loca- les adyacentes, etc. Es también impor- tante tener en cuenta las condiciones meteorológicas (lluvia, niebla, nieve, temperaturas elevadas, tormentas con fuerte aparato eléctrico, etc.) y las in- terferencias causadas por la proximi- dad de emisoras de radio y televisión, repetidores de telefonía móvil, emiso- ras de radioaficionados, estaciones de radar en las inmediaciones de aero- puertos e instalaciones militares, etc. En este aspecto, es vital que los equi- pos empleados posean la adecuada in- munidad, exigida por la normativa vi- gente. Las actividades llevadas a cabo en en- tornos adyacentes podrían, igualmente, afectar al sistema (vibraciones, interfe- rencias, etc.). También las condiciones ambientales (temperatura, humedad, etc.), por lo que es importante seleccio- nar sus componentes con la adecuada clase ambiental I a IV. Y, finalmente, si es posible el acceso público al exterior del lugar supervisado, es necesario estudiar su posible incidencia. Con esto ponemos fin al artículo. En la próxima entrega, finalizaremos los co- mentarios sobre esta norma. S trica de los sistemas, principalmente a los que emplean buses multiplexados. ▪ Descargas de alto voltaje en caso de tormentas, que pueden averiar o des- truir el sistema (la toma de tierra es muy importante frente a este posi- ble problema). ▪ Vibraciones y ruido acústico (timbres, martillos neumáticos, tráfico rodado y suburbano, etc.), que pueden afec- tar a detectores de rotura de cristal, sísmicos, de ultrasónicos, etc. ▪ Animales domésticos y parásitos, que pueden generar alarmas en de- tectores de movimiento. ▪ Cambios en la distribución de ense- res, muebles, objetos almacenados, etc., que pueden reducir la cober- tura de detectores de movimiento. En este apar tado, la norma habla también de instalaciones especiales en las que se almacenan y/o procesan substancias peligrosas susceptibles de inf lamarse y/o detonar (gases, com- bustibles, explosivos, celulosa, etc.) y que han de considerarse de modo es- pecial. Se refiere, por tanto, al empleo de los detectores conocidos como “in- trínsecamente seguros”, incapaces de iniciar ellos mismos una combustión gracias a su especial construcción y a las limitaciones de tensión y corriente que se les aplican. Además de todo esto, hay un largo etcétera de circunstancias a tener en cuenta y que la experiencia de diseña- para elevar considerablemente, en aquellos casos en los que sea aconsejable, el nivel de seguri- dad. Emplazamiento y condiciones del entorno Se abordan aquí las condicio- nes internas (en las que el usua- rio puede ejercer cierto control) y externas (donde esto no será nor- malmente posible) que podrían afectar al comportamiento del sistema. Han de considerarse las existentes en el momento de la implantación del sistema y aqué- llas que también podrían darse en casos excepcionales, como, por ejem- plo, un día de mucho viento, el paso del metro por las inmediaciones, etc. Los anexos C y D contemplan estas condiciones. Causas de falsa alarma El anexo C cita algunos de los elemen- tos y circunstancias existentes en los lu- gares en los que se efectúa la instala- ción y que pueden ser causa de falsa alarma por su inf luencia sobre el sis- tema y, especialmente, sobre los detec- tores. Entre estos, tenemos: ▪ Conducciones de agua y, especial- mente, bajantes de plástico para aguas residuales, que pueden influir sobre la tecnología de detección ba- sada en microondas. ▪ Corrientes de aire debidas a venta- nas abiertas, radiadores de calefac- ción, sistemas de ventilación y de aire acondicionado, que pueden afectar a detectores de infrarrojo pasivo y de ultrasonidos. ▪ Letreros colgantes situados dentro de la cobertura de detectores de movi- miento. ▪ Iluminación de interior fluorescente (microondas). ▪ Luz solar directa o reflejada y luz arti- ficial proyectada (focos o faros de au- tomóvil), así como su influencia sobre los detectores PIR. ▪ Inter ferencias electromagnéticas, tanto conducidas como radiadas, que pueden afectar a la instalación eléc-
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