Seguritecnia 383

SEGURITECNIA Febrero 2012 43 Perspectiva Internacional tos muy distintos de los que se contem- plarían en el caso de una empresa de servicios de seguridad que quisiera ex- tender sus servicios en esa zona o si se tratase de exportar equipamientos de seguridad o tecnología de alto nivel. En cualquier caso, para tener unas mínimas garantías de éxito, se trata de estudiar la estrategia, la estructura y los procesos que mejor se adapten a la idea empre- sarial en connivencia con las especifici- dades inherentes a la zona o país donde queramos establecernos. En Latinoamérica, la Seguridad Pri- vada está expandiéndose de forma muy rápida, lo que provoca, a veces, cam- bios de rumbo que pueden despistar, e incluso desanimar, a los potenciales in- versores extranjeros. Esto, sin embargo, no debiera ser un obstáculo importante si fuésemos, al menos, capaces de pre- decir, e incluso provocar o potenciar, los cambios legislativos, normativos y de mercado que se suelen producir con tanta frecuencia. Esto nos lleva ya a uno de los temas más importantes a los que nos tendríamos que enfrentar: las diver- sas y complejas legislaciones sobre la materia –o la carencia de ellas– que nos encontraremos en los distintos países del área. Marco legislativo y cultural Así, la normativa en materia de Seguri- dad debe contemplarse dentro de un marco legislativo y cultural que abarca desde las propias constituciones de cada nación, hasta las meras normativas industriales, pasando por las diversas leyes y reglamentos de Seguridad Pú- blica, bastante diferentes en cada país, e incluso en algunos otros, con legislación propia en cada Estado, con más com- plejidad aún que las que conocemos de nuestras propias autonomías. Segu- ramente sería difícil entender esa cul- tura de seguridad si no se conoce bien la región, y comprender cómo es posi- ble que se den polémicos casos como el de Argentina, ordenando el desarme de la policía federal en el control de dis- turbios y dejando a los agentes enfren- tarse a verdaderos delincuentes arma- dos infiltrados en las manifestaciones; o la polémica surgida últimamente en Colombia, al plantearse retirar las armas de la mayoría de los vigilantes de Segu- ridad Privada en un territorio en el que hay registradas más de 600.000 armas de fuego en manos de particulares, o donde todos los motoristas y sus acom- pañantes deben obligatoriamente lle- var, con enormes y visibles caracteres, la matrícula de sus motocicletas escrita en sus chaquetas y cascos como único sistema para paliar el número de ase- sinatos perpetrados por sicarios moto- rizados. ¿Quién no se ha sentido sor- prendido por la práctica desmantela- ción del sistema de Inteligencia militar de Colombia ocurrida hace pocos me- ses? También nos podría sorprender la actitud de la policía y los gobernantes de Salvador de Bahía donde, hace po- cos días, una huelga inusitada de los propios policías ha llevado la ciudad al caos, con multitud de asaltos y asesina- tos, que pudiera haberse transmitido al resto de la nación como un reguero de pólvora. Como estos, hay multitud de ejemp- los que muestran la dificultad de com- prensión a la hora de tratar de incardi- nar nuestros negocios en tan compleja y diferente sociedad, donde la corrup- ción y el clientelismo son, por desgracia, una de sus principales lacras, aunque la mayoría de los gobiernos actuales está poniendo todo su esfuerzo en erradi- car esas prácticas que hacen que la ciu- dadanía tenga una imagen distorsion- ada del servicio público y se dificulte la cooperación con la policía. Es una cuestión de confianza mutua o, mejor dicho, de falta de ella. En este aspecto, la presencia de empresas extranjeras también podría ayudar a ofrecer algo más de transparencia de la que normal- mente están habituados. Tampoco hay que olvidar que una parte importante a tener en cuenta, dentro de la complejidad legal, sería el conseguir adecuar los procedimientos de uso común en Latinoamérica a los requisitos a que nos obligan las norma- tivas españolas y europeas, lo que no siempre es fácil de conseguir. Un ejem- plo de ello podría ser los problemas que aún plantean las diferentes norma- tivas en cuestión de protección de da- tos que, si bien está evolucionando ráp- idamente en algunos países, aún que- dan lejos de las exigencias europeas. En este contexto, no podemos dejar de lado el pilar fundamental en que debe basarse todo sistema de segu- ridad y que es el de la Seguridad de la Información, abarcando en él todas las materias que se nos puedan ocur- rir. Ya prácticamente no hay sistema físico que no se apoye en alguno lógico y que, por tanto, acabe dependiendo de éste para su eficacia y superviven- cia. Esta integración de sistemas conver- gentes es, sin duda, una de las asignatu- ras pendientes más cruciales con la que podemos encontrarnos en estos países. Por otro lado, uno de los mayores re- tos que tienen los países latinoameri- canos es conseguir la necesaria coop- eración e integración de las fuerzas de Seguridad Pública con los medios de Seguridad Privada. Sin embargo, en Lati- noamérica, se están agotando las posi- bilidades de crecimiento de las presta- ciones proporcionadas por la Seguridad Pública y se prevé que, irremediable- mente, se produzca un espectacular au- mento de las necesidades de Seguridad Privada. Pero, no es fácil integrar am- bas fuerzas de forma coordinada y en busca de un objetivo común, sin caer en la posibilidad de que se creen fuer- zas cuasi paramilitares de las que ya he- mos tenido suficientes ejemplos en el pasado y que aún se arrastran hoy día. Confianza bidireccional Antes hemos comentado que, en el fondo, es un asunto de confiancia en- tre las partes, pero no de forma unidi- reccional. En el largo camino para con- seguir integrar al ciudadano en el sis- tema de seguridad de una nación, se ha de pasar por un punto necesario que está resultando ser un escollo impor- tante en algunos países: la cooperación bidireccional ente la Seguridad Pública y la Seguridad Privada. A este respecto, España puede ser exportadora de es- tos sistemas, ya que ha logrado grandes avances en Seguridad, gracias en parte

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