Seguritecnia 387
SEGURITECNIA Junio 2012 29 Directores de Seguridad de su trabajo, la relación con las Fuerzas y Cuerpos de Segu- ridad, nuevas capacidades de gestión o la formación exigida para desempeñar su puesto. Sin embargo, aún se desconoce en qué se concretarán todas las demandas que han expresado en ese sentido. ¿De qué forma se incrementará la protección jurídica de estos profesionales? ¿Qué contenidos deberían re- coger los planes formativos actuales para que se incremente su nivel de conocimientos? ¿Ha de alcanzar dicha formación la categoría de grado universitario? Son algunas de las pregun- tas sobre las que planea la incertidumbre y que obtendrán res- puesta cuando aparezca el nuevo texto. El escenario venidero también podría albergar cambios en relación con los criterios que obligan a una entidad a habili- tar un departamento de Seguridad para proteger sus activos, sean humanos o materiales. Son muchas las voces que con- sideran que hace falta abrir el abanico de establecimientos obligados no solo a disponer de medios de seguridad, sino también a contar con una estructura propia que se encargue de la gestión de los riesgos y del contacto con los Cuerpos policiales. La idea es que se incorporen nuevos criterios para que estén sujetas a esta obligación aquellas organizaciones expuestas a elevadas cotas de riesgo, ya sea para las personas que hay en ellas o para sus bienes. La cuestión es: ¿cuáles son las organizaciones que deberían estar obligadas a contar con un departamento de Seguridad? ¿Qué principios deben de- terminar esa obligación? También en este aspecto habrá que esperar, aunque ya se han lanzado a la Administración varias propuestas al respecto. Además de estos temas, para los directores de Seguridad hay otros asuntos que deben debatirse en profundidad. Por un lado, parece que existe interés en la especialización del personal de seguridad privada, al considerar que determina- dos ámbitos (centros comerciales, hospitales, museos y un largo etcétera) requieren unos conocimientos específicos por el tipo de actividad que desarrollan y los riesgos a los que se enfrentan. Cabe preguntarse qué nuevas especialidades son necesarias y si han de estar reguladas por la normativa o es cuestión de formación complementaria. Por otro lado, se cuestiona en la actualidad si es conve- niente o no externalizar las funciones que desempeña el di- rector de Seguridad. Hay compañías que han optado por esa alternativa para evitar tener que crear una estructura interna, con la aquiescencia de una normativa que no contempla este supuesto. Por ello, de cara a la reforma, el legislador debe- ría preguntarse: ¿Es positivo o negativo externalizar esta área? ¿Se debe permitir en todos los casos o solo en algunos su- puestos? ¿En qué condiciones habría que delegar esas funcio- nes? ¿Dónde recaen las responsabilidades, en la empresa que contrata el servicio o en la proveedora? Todas esas incógnitas en torno al director de Seguridad y al departamento que lidera han servido de base a Seguritecnia para realizar el informe “Perspectivas sobre un nuevo escenario para el director de Seguridad”, con el que se pretende descubrir las expectativas de esos profesionales sobre la reforma legisla- tiva. Para ello, la publicación ha consultado a más de 250 respon- sables de esta área a través de un cuestionario en el que se han combinado preguntas cerradas con otras abiertas a sus conside- raciones. El resultado permite perfilar la visión generalizada sobre algunos de los posibles contenidos de la nueva disposición. El grado de formación Las organizaciones han estado siempre expuestas a riesgos que afectan a su seguridad. Sin embargo, las amenazas son volubles, los ataques cada vez más sofisticados y el peligro tiene cada vez más fuerza. Por ese motivo, a los profesiona- les encargados de evitar su impacto o de paliar sus efectos se les presupone una elevada capacitación y una constante ne- cesidad de actualización. Sin embargo, parece que los nive- les de formación actuales para acceder a esta categoría profe- sional no son lo suficientemente exigentes desde el punto de vista del sector. Aunque la Orden Ministerial INT/318/2011, de 1 de febrero, sobre personal de seguridad privada eleva a 400 las horas de formación exigidas a este perfil y establece unos contenidos mínimos para los planes formativos, una parte del sector insiste en que es necesario ir más allá. Del estudio realizado, se desprende que un 87,16 por ciento de los directores de Seguridad aboga por que la capacitación para acceder a ese puesto tenga la categoría de grado univer- sitario, de manera que se amplíen los conocimientos mínimos imprescindibles respecto a la oferta formativa actual. Por con- tra, solo un 11,49 por ciento sostiene que no es necesario lle- gar a esa meta y defienden el planteamiento de los progra- mas que se imparten hoy en día o, en todo caso, matizan que habría que imprimir una carga lectiva superior. A la pregunta “¿Qué contenidos básicos propone para que la formación del director de Seguridad sea la óptima?”, lo cierto es que muchos coincidieron con las materias contem- pladas ya en la mencionada Orden Ministerial, si bien también sugirieron muchas otras que no quedan reflejadas. Entre las respuestas que se recogieron, la más repetida fue la norma- tiva relacionada con las tareas desempeñadas por estos ges- tores (Ley de Seguridad Privada, Reglamento, Órdenes Minis- teriales, Protección Civil, Derecho Penal, etc.). En segundo lugar, se observa el interés por adquirir conoci- mientos relacionados con la seguridad de la información y las comunicaciones, quizás uno de los mayores retos que tienen por delante los responsables que ahora solo gestionan riesgos Un 87,16% de los directores de Seguridad aboga por que la formación para acceder al puesto tenga categoría de grado universitario, frente al 11,49% que no lo considera necesario
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