Seguritecnia 393
SEGURITECNIA Enero 2013 81 Artículo Técnico magnética y, además, algunas de ellas, como la Fortissime de Fichet, disponen de un sistema de “defensa activa” que bloquea la apertura de la cerradura en caso de sufrir un ataque. Otros elementos Hablemos ahora del segundo punto importante: la cerradura . En este caso, tenemos que prestar especial atención a dos aspectos fundamentales. El pri- mero y más relevante es que los pesti- llos sean independientes entre ellos, es decir, que no estén todos unidos a una sola pieza (la llamada barra de pesti- llos), sino que cada uno lleve su propia varilla. De nada nos sirve contar con 18 pestillos si con solo apalancar uno de ellos los hacemos retroceder todos a la vez y ya tenemos la puerta abierta. El otro aspecto es la facilidad de “hundimiento” del pestillo. La tenden- cia en este sentido es instalar pestillos de gancho, que hacen mucho más difí- cil el apalancamiento por hundimiento de este debido a su eje de giro. Las puertas blindadas suelen montar cerraduras de hasta 18 pestillos, pero en realidad su comportamiento al apa- lancamiento es como si colocaran un solo pestillo. Ocupémonos ahora de las bisagras . Aquí nos encontramos con una dife- rencia fundamental, que es la sujeción de la puerta. Damos por hecho que en ambos casos los ejes y los pivotes an- tipalanca pueden ser de la misma re- sistencia. Sin embargo, en las puertas blindadas las bisagras van atornilladas a madera, tanto en la hoja como en el cerco; mientras que en las acorazadas van atornilladas o soldadas a una ple- tina metálica de no menos de dos mi- límetros de espesor, tanto en el cerco como en la hoja, lo que le da una se- guridad definitiva al apalancamiento. Miremos finalmente qué diferencias existen en la hoja y el cerco . Eviden- temente, aquí encontramos las mayo- res disparidades, que son la base fun- damental por la que la puerta blindada –como apunto al comienzo del artí- culo– es un producto distinto a la aco- razada, ya que aunque sirven ambas para mantener espacios independien- tes, hemos de tener muy claro que el objetivo fundamental, que es la segu- ridad (evitar que sea violada), queda en un segundo plano en el caso de las blindadas. Una puerta blindada es una puerta de madera (normalmente de aglome- rado) a la que en el proceso de fabrica- ción se le adhiere una lámina de acero encolada, cuyo espesor oscila entre 0,8 y 1,2 milímetros de espesor y que no cubre todo el perímetro. El cerco es igualmente de madera y en él se aloja el cerradero metálico para recibir a los pestillos. Por su parte, una puerta acorazada es una puerta metálica cuyo armazón está construido por una plancha ex- terior de en torno a 1,2 y dos milíme- tros de espesor, contando además con unas omegas interiores de refuerzo. El cerco es metálico, elaborado en chapa de acero de entre 1,5 y 2,5 milímetros de grosor. El acabado se realiza me- diante tableros de madera de espeso- res de entre cuatro y seis milímetros. Como resultado, la estética es muy parecida, pero la resistencia al apalan- camiento y a la presión son absoluta- mente distintas. Conclusión Por tanto, si queremos conseguir el ob- jetivo principal, que es impedir la fácil apertura de nuestra puerta, hemos de elegir sin duda una acorazada. Si por el contrario lo que buscamos es cambiar la puerta por una con as- pecto más resistente, porque el vecino la ha puesto o simplemente por esté- tica, podemos pensar en una blindada. Pero, en todo caso, un consejo: nunca instalemos una blindada en ambien- tes húmedos, ya que la madera se hin- cha y tendremos un coste elevado de mantenimiento. Por úl t imo, nunca lo haga por ahorrar, la diferencia no es tanta. La puer ta acorazada le durará toda la vida (solo tendrá que cambiar tableros cuando se estropeen) y será una in- versión en seguridad de la que nunca se va a arrepentir. S
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