Seguritecnia 397

SEGURITECNIA Mayo 2013 71 Artículo Técnico 3) Considerar la interacción de pro- tección activa y protección pasiva: Desde el punto de vista del diseña- dor de los sistemas, es absolutamente imprescindible partir de la base de que la protección pasiva, en espe- cial en lo que se refiere a comparti- mentación, es un aspecto primordial y determinante a la hora de diseñar los sistemas de protección activa. Un edificio industrial cuya sectorización sea defectuosa o inexistente conver- tirá todo en un mismo sector y pro- vocará un incremento notable de las exigencias de protección activa con- tra incendios. Sin embargo, un edifi- cio correctamente sectorizado per- mitirá una relajación en lo referente a sistemas de protección activa. La dife- rencia puede ser tan grande como te- ner que instalar rociadores automá- ticos en todo el sector o no hacerlo, en función de la situación en protec- ción pasiva. Si no se tiene en cuenta esta rela- ción entre ambas disciplinas, puede ocurrir que un buen sistema de pro- tección activa resulte insuficiente para el edificio, porque ha sido diseñado para un planteamiento diferente en protección pasiva, o viceversa. 4) Pensar en la realidad diaria que ten- drá el establecimiento que se va a proteger, no en lo que se establece como premisas generales: Con inde- pendencia de lo que diga la ley, exis- ten situaciones que, con mucha pro- babilidad, requerirán ciertos sistemas de protección contra incendios, aun- que en un principio no sean exigibles legislativamente. Es el caso, por ejem- plo, de un pequeño local de servido- res informáticos, en el que una em- presa puede tener almacenados to- dos sus datos de clientes, proyectos, etc. La pérdida de esos equipos se- ría crítica para la continuidad del ne- gocio. El diseñador o instalador pro- fesional debe ser capaz de anticiparse a este tipo de situaciones y asesorar al usuario sobre ellas, ya que posible- mente no hayan sido contempladas inicialmente. En otros casos, puede ocurrir que el riesgo “teórico” que se establece de primeras sea difícilmente perdura- ble en el tiempo. Es el caso de riesgos de almacenamiento en los que no se considera la existencia de plásticos, si bien en la mayor parte de los casos reales las mercancías vienen embala- das en palés y arriostradas mediante un retractilado plástico. Esta situa- ción cambia totalmente la categoría de riesgo de los materiales almace- nados, pudiendo hacer inefectivo un sistema de rociadores automáticos, por ejemplo, si se diseñó sin contar con ese factor. 5) Diseñar e instalar sistemas senci- llos y f iables: La famosa Ley de Murphy se enunció en principio aproximadamente con las siguien- tes palabras: “Si una persona tiene una forma de cometer un error, lo hará”. Esta frase derivó en la más co- nocida: “Si en un sistema complejo algo puede fallar, fallará”. Hay otra ley, corolario de la anterior, llamada Ley de Finable, y que dice algo así como “Algo que pueda ir mal, irá mal en el peor momento posible”. Los sistemas de protección con- tra incendios, cuando fallan, lo hacen probablemente en el peor momento posible. Tomando nota de estas leyes, es preferible simplificar la actuación de los sistemas de protección contra in- cendios. Por ejemplo, no tiene sen- tido confiar el cierre de una com- puerta cortafuegos a la aplicación de energía eléctrica, siendo mucho más sencillo diseñar el sistema de forma que cuando falle la energía se cierre automáticamente. No tiene sentido utilizar un generador die- sel para arrancar un motor eléctrico que a su vez mueva una bomba contra incendios, si se puede insta- lar directamente un motor diesel en la misma. En cuanto a la posibilidad del fallo humano, si hay una válvula impor- tante que puede quedar cerrada por error, y evitar el paso del agua a los sistemas, tómense medidas para evi- tar que esto ocurra (supervisión eléc- trica, por ejemplo). Si una bomba de incendios puede dejarse en modo manual por error, evítese esta situa- ción provocando una señal técnica en la central de incendios cuando la bomba esté en modo manual. Un buen ejemplo de sencillez y fia- bilidad es un sistema de rociadores automáticos. Tuberías llenas de agua y boquillas de descarga que sencilla- mente se rompen y dejan salir el agua cuando hay un fuego debajo. 6) Pensar que los sistemas deberán ser mantenidos en el futuro: Partiendo de la base de que un mantenimiento incorrecto inutiliza un sistema, el ins- talador deber tener en cuenta que los equipos que va a dejar instalados y funcionando tienen que ser revisados periódicamente y reparados en caso necesario. Como ejemplos de situaciones a evi- tar, tenemos los detectores automáti- cos que se instalan sobre falso techo no practicable, y que por tanto antes o después darán problemas y serán irreparables. Algo parecido ocurre con válvulas de sectorización que son ins- taladas a alturas que hacen imposible su manejo; redes de distribución de agua e hidrantes sin válvulas de sec- torización, y que por tanto inutilizan todo el sistema ante la más pequeña avería; bombas contra incendios insta- No se puede hablar de buena práctica en instalaciones de PCI si se olvida que el mejor resultado parte de trabajar desde el inicio del diseño

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