Seguritecnia 399

64 SEGURITECNIA Julio - Agosto 2013 Artículo Técnico Pero uno de los aspectos que cobra una importancia enorme son las extrapola- ciones en tamaño. No olvidemos que uno de los campos de aplicación de es- tos elementos son los grandes espacios abiertos, no el sustituir una puerta cor- tafuego convencional de 2x0,8 m., y es aquí donde el tamaño de la cortina sí que marca la diferencia. Desgraciadamente, hasta la fecha exis- ten muchas evaluaciones técnicas que no tratan el análisis del tamaño de una forma científica técnica y sí con mucha superficialidad, hasta el punto de existir sistemas que presumen de extrapolacio- nes en tamaño infinitas en cuanto a lon- gitud (anchura) se refiere. Expliquemos por qué esto es una aberración. Existe una norma EXAP ( Extended appli- cation ), prEN 15269-11, para cortinas de este tipo, que actualmente se encuen- tra en fase de encuesta y que es exclusiva para estas cortinas. Este documento de- termina qué debe analizarse en una cor- tina cuando se pretenden variar muchos de los parámetros que la configuran, en- tre ellos el tamaño, lo cual ocupa más de un tercio de toda la extensión de la norma (algo más de 60 páginas). AFITI participa activamente en este grupo de trabajo al que ya ha enviado sus comentarios en base a su amplia ex- periencia en este tipo de elementos y en los ensayos complementarios que se exigen en esta norma para poder verifi- car que el aumento de tamaño es posi- ble y cuáles son sus límites. La previsión es que dicha norma sea publicada en el segundo semestre del año que viene, con lo que merece la pena prestarle mu- cha atención y, sobre todo, ante el desco- nocimiento generalizado, a su uso (aun- que todavía sea sólo un borrador en en- cuesta), ya que detrás de ella hay cuando menos muchas física del fuego. Yendo al aspecto puramente técnico, voy a centrar el análisis de por qué no son viables todos los tamaños, fijándo- nos sólo en dos aspectos sencillos de en- tender. 1) La barra de lastre. 2) La costura de la tela. Barra de lastre Todos estos sistemas llevan una barra de lastre que aprovecha la fuerza de la gra- vedad para desplazar la cortina hasta su posición de funcionamiento. Esta barra de lastre suele ser un perfil metálico, ya que tiene peso, es rígido y aguanta el fuego sin problemas. La pega, es que el calentamiento dife- rencial (hay una cara totalmente expuesta al fuego y otra expuesta al ambiente ex- terior) provoca, además de una dilata- ción lineal, una curvatura que hace que en la parte central la cortina “se levante”. El cálculo de esta deformación puede realizarse de una forma sencilla. De forma ilustrativa pondremos un ejemplo. Cortina ensayada en horno conven- cional de 3x3 m. con una distancia en- tre guías de 2600 mm. y que durante este ensayo se ha medido un despla- zamiento vertical máximo de la barra de lastres de 2 mm. (Lo habitual es que este valor sea mayor). Con estos datos, si el ensayo se hu- biese realizado con una cortina de 9.200 mm. de ancho la deformación máxima de la barra de lastre superaría los 25 mm., lo que se considera un fallo de es- tanquidad al poder penetrar la galga de Ø25 mm., la cual forma parte de los cri- terios de integridad evaluados. A continuación puede observarse la relación entre la deformación máxima medida en la barra de lastre durante un ensayo y el ancho máximo admitido (Gráfico 1). C ada vez es más común encon- trar esta clase de elementos de protección en cualquier tipo de edificación. Hasta hace relativamente poco tiempo, el uso de las cortinas con características de resistencia al fuego es- taba ligado casi exclusivamente a los sis- temas de evacuación de humos, utilizán- dose para crear, mediante su despliegue, reservorios de humos que luego son ca- nalizados al exterior por medios naturales como los exutorios o cualquier otro me- dio mecánico. En la actualidad, este tipo de elemento de compartimentación empieza, en ciertas situaciones, a sustituir elemen- tos más tradicionales como las puertas cortafuego, ya que suelen ser más eco- nómicos y a veces su estética es mejor, dado que las cortinas están “escondidas” cuando no están desplegadas. Básicamente, estas cortinas pueden ser parallamas (E) o de baja radiación (EW), pero inclusive resistentes al fuego (EI), ya sea por medio de la combinación de elementos activos que pulverizan agua sobre su superficie en caso de incen- dio, o porque la misma cortina tiene ais- lamiento térmico (éstos son los últimos modelos recientemente desarrollados). En cualquier caso –y especialmente cuando el mecanismo está ligado a un sistema de protección activa (rociado- res)–, la complejidad de estos elementos ha hecho que el Ministerio de Fomento exija una Evaluación Técnica de Ido- neidad que vaya más allá de lo que ha- bitualmente se realiza a todo elemento de protección pasiva contra incendios: el ensayo. Desde AFITI, los ITI (Informe Técnico de Idoneidad) que se emiten analizan desde los sistemas de activación y funciona- miento (baterías para caso de emergen- cias, etc.) hasta la seguridad de su uso. Agustín Garzón / Director técnico del Laboratorio de Resistencia al Fuego de AFITI-LICOF Cortinas resistentes al fuego: ¿Vale cualquier tamaño? No existen las cortinas de ancho ilimitado. Las extrapolaciones son limitadas y requieren ensayos

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