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SEGURITECNIA Febrero 2014 181 Inteligencia & Seguridad ficar y neutralizar operaciones de reco- lección de informaciones sensibles para la estabilidad de la organización. El escenario de la nueva economía, en el que impera la transitoriedad, la inno- vación, la diversidad y profusión de tec- nología, el paradigma estratégico pasa por una planificación en la que des- taca la importancia del entorno, con sus oportunidades y sus riesgos, la visión prospectiva y las inversiones fundamen- tadas en factores de cambio y transfor- mación. En su apoyo la inteligencia em- presarial produce conocimiento a partir de la evolución interna de la empresa, la del sector empresarial al que pertenece y las de los entornos geoeconómicos en los que se desenvuelve, con el fin de es- tablecer elementos de cambio y propo- ner una secuencia coherente de accio- nes que permitan alcanzar los objetivos de la organización. Entre otros escenarios en los que también se muestra relevante el pa- pel de la inteligencia, destacan los rela- cionados con situaciones de crisis em- presariales. En estas circunstancias ad- quiere gran importancia su capacidad para producir conocimiento actuali- zado sobre los acontecimientos, gene- ralmente sujetos a rápidos cambios y permanente evolución. Incremento de riesgos Llegados a este punto, es obligado se- ñalar que los procesos que marcan el curso inicial del presente siglo, también están afectados por el incremento y di- fusión global de riesgos que menosca- ban la seguridad de las personas, los bie- nes, el entorno y la libertad de acción. Hoy día, las organizaciones produc- tivas tratan de explotar oportunidades de negocio en un contexto cambiante, globalizado y hostil, en el que enfrentan una elevada probabilidad de ser daña- das por la materialización de riesgos, tra- dicionales o emergentes, cuyos efectos alcanzan a todo tipo de activos y bienes. En estas circunstancias, todas las em- presas, pero muy especialmente aque- llas que mantienen sus activos e inver- siones repartidas por la geografía mun- dial, tienen la necesidad de dotarse de una estrategia de gestión del riesgo que, alineada con la general del nego- cio, les permitan operar con el mayor grado posible de seguridad. Para su for- mulación es imprescindible contar con un amplio conocimiento de la empresa, el sector al que pertenece, los distintos entornos geográficos en los que opera y los riesgos a los que están expuestos su personal, activos tangibles e intangi- bles y sus operaciones, etcétera. Cubrir esta necesidad permanente de conocimiento orientado a la toma de decisiones relacionadas con la gestión de riesgos de seguridad exige contar con las capacidades de inteligencia de la organización. El conocimiento que de modo sistemático se elabora en bene- ficio de la empresa, es de plena utilidad para cubrir estos nuevos requerimientos, por lo que no supone esfuerzo adicional alguno. Congruentemente, esto obliga a establecer un marco de coordinación entre ambas funciones que en algunos casos se podrá concretar con la califica- ción del órgano de gestión de riesgos de seguridad, destinatario de informes de inteligencia ajustados a sus necesidades. También requieren una especial coor- dinación las actividades dirigidas a identificar, neutralizar y, en su caso, con- trarrestar las acciones de espionaje que ponen en riesgo la propiedad intelec- tual de la empresa tanto en el espacio físico como en el cibernético. En este sentido, son enteramente compatibles los procesos estructurados de protec- ción de información adaptados al am- biente de negocios –contrainteligen- cia– dirigidos a invalidar las labores de recolección de la competencia. Vigilar los peligros Otra actuación de inteligencia de gran relevancia para la gestión de riesgos y, por tanto, para la seguridad de la em- presa es la vigilancia sobre los peligros que amenazan cualquiera de los esce- narios en los que desarrolla su actividad productiva. No se trata tanto de elabo- rar un catálogo de riesgos, como de es- tablecer un observatorio permanente sobre la emergencia y evolución de fe- nómenos nocivos de carácter diverso –terrorismo, narcotráfico, delincuencia organizada, etcétera– que puedan al- canzar sus activos e intereses. A modo de recapitulación, podemos decir que despejar las incertidumbres in- herentes a los cambios producidos por la globalización determinó el uso de la inteligencia como función específica en la empresa. Inicialmente orientada a pro- curar certezas y prevenir riesgos en el entorno competitivo empresarial, se ha revelado de gran utilidad como apoyo a la toma de decisiones ejecutivas y estra- tégicas en éstas organizaciones. Es evidente que el ambiente de cam- bio que impera en el escenario global también facilita la emergencia y difu- sión de riesgos que afectan a la seguri- dad de la empresa: sus empleados, bie- nes, propiedad intelectual, sistemas de información, imagen pública, entorno medioambiental, etcétera. El papel de la inteligencia, muy ligado a la defensa y la seguridad en su trayectoria institucio- nal, se muestra así mismo de gran uti- lidad para la toma de decisiones sobre políticas preventivas y estrategias de se- guridad corporativa. Por último, resulta pertinente reiterar que la función de inteligencia ha de es- tructurarse y operar en perfecta sinto- nía con el negocio, por lo que todas sus actividades han de estar forzosa y nece- sariamente relacionadas con el catálogo de requerimientos de inteligencia defi- nidos por la empresa. S La función de inteligencia ha de operar en sintonía con el negocio, por lo que sus actividades han de estar relacionadas con los requerimientos de la empresa

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