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Opinión 61 SEGURITECNIA Septiembre 2014 Son cientos, yo diría que miles, de historias de supera- ción y valentía que se desarrollan calladamente y a diario en los aeropuertos, en las estaciones de metro, en los cen- tros comerciales, en sitios alejados de vistas a terceros o en edificios públicos. Una de ellas, a modo de ejemplo, es la de Francisco Jesús Palencia, que salvó la vida a un parti- cular. Francisco Jesús es un escolta que, cuando se encon- traba en el extranjero, realizó una maniobra cardiorrespi- ratoria a una persona para mantenerla con vida mientras llegaban los servicios sanitarios. Fue premiado por su ac- tuación el pasado Día de la Seguridad Privada en Madrid, pero sin duda, y él lo sabe mejor que nadie, su mejor reco- nocimiento es saberse útil para la sociedad y los ciudada- nos de su entorno profesional y personal. Desgraciadamente, también hay historias que no tienen final feliz. Tal es el caso de Rafael Jiménez, vigilante de se- guridad fallecido en abril de 2011 mientras trabajaba en la estación de Castelldefels. Rafael fue brutalmente agredido por un joven y no pudo superar las secuelas del ataque. Protección jurídica Y es aquí dónde me planteo la no menos importante lí- nea de actuación en cuanto a la protección y seguridad ju- rídica en la Ley 5/2014, en la que se define como “análoga a la de los agentes de la autoridad, del personal de segu- ridad privada cuando el personal operativo actúe en pre- sencia de agentes policiales”. No se trata de buscar polé- mica sino de encontrar soluciones. Yo no pido una protec- ción y seguridad jurídica total, sino una protección no sólo cuando los agentes policiales estén presentes sino cuando el personal operativo se encuentre de servicio. Tal vez se deban adaptar las órdenes y planes oficiales para proteger a la base de la pirámide del sector de la Se- guridad Privada. Lo que no parece coherente es que en un atraco, si la policía pide ayuda al vigilante de seguri- dad y éste resulta herido, al delincuente le podrían acusar de agresión a la autoridad, con lo que la condena se mul- tiplicaría por dos; sin embargo, esa misma agresión a ese mismo vigilante en una fábrica, sale “cuasi gratis” para el delincuente. Para finalizar, debo mostrar mi profunda admiración a todos los artífices de esta nueva Ley. Entiendo que ha sido una labor de esfuerzo, colaboración e implicación de los “padres” de la norma, así como el protagonismo cedido al sector, mostrando una generosidad absoluta por am- bas partes. Quienes amamos la profesión mantenemos una deuda histórica con todos ellos por ese trazo de apertura, cerca- nía, escucha activa y responsabilidad. No sólo para con esta generación sino para las futuras generaciones que vienen pisando fuerte, a las que tenemos el deber y la obligación de facilitarles herramientas y recursos para que puedan desarrollar un trabajo de calidad prestando servi- cios de calidad. S

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