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COMITÉ PRESIDENCIAL SEGURITECNIA Noviembre 2014 47 II I S eguridad P rivada C ongreso N acional de mas o el transporte de fondos por citar sólo algunas. Y lo hace en un en- torno tremendamente cambiante, por lo que no esperamos un Reglamento capaz de recoger en su texto un tra- tamiento común para todas ellas, por- que nos llevaría a un voluminoso do- cumento de difícil aplicabilidad real y, además, de imposible rápida –y ne- cesaria– adaptación a nuevas disposi- ciones legales relacionadas, o a nue- vas realidades y necesidades deriva- das que en un futuro próximo puedan existir. Para ello hay otros mecanis- mos y herramientas legales de me- nor rango pero tremendamente efec- tivos a tal fin. Lo que sí esperamos es un ejerci- cio empático de entendimiento de la mentalidad empresarial que subyace en el sector, imprescindible para la continuidad del mismo, y que la labor de colaboración y complementarie- dad que se nos exige, siempre subordi- nadamente con respecto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se extienda progresivamente a nuevos ámbitos de actuación y al desarrollo de nuevas funciones, preservando siempre la fi- nalidad de mejora de la seguridad pre- ventiva para el ciudadano y la optimi- zación de las capacidades de los recur- sos globales disponibles. En cualquier caso, nos parece mu- cho más constructivo y más correcto que proliferen este tipo de actitudes de colaboración público-privada en los procesos de desarrollos legislati- vos. Ya se ha demostrado, y tenemos casos recientes en el ámbito laboral, que la implantación unilateral de me- didas sin la necesaria prudencia pre- via de constatar la necesidad, bondad, eficacia y apoyo de las mismas por parte de los afectados, puede llegar a situar en una posición de especial riesgo a algún sector productivo, en especial a aquéllos que por sus pro- pias especificidades (por ejemplo, ser o no ser intensivo en mano de obra) necesitan de un tratamiento diferen- ciado para garantizar su superviven- cia y seguir contribuyendo cada vez más al incremento del PIB y a la gene- ración de empleo. Necesitamos un Reglamento que, di- recta e indirectamente (en este último caso inspirando y propiciando otros cambios legislativos), nos ayude a po- der dar respuestas rápidas y eficaces a las nuevas demandas sociales, y hacerlo desde empresas que, compitiendo leal- mente, sean capaces de seguir inno- vando e invirtiendo en este sector y ge- nerar resultados económicos, empleo y nuevas actividades. Todo ello con la máxima calidad exigible. No obstante, hay que tener en cuenta que una buena nueva Ley y un buen Reglamento, si bien son con- diciones necesarias para la estruc- turación de un sector en una socie- dad cuyas realidades y necesidades han evolucionado no aritmética sino geométricamente en los últimos años, no serán condiciones suficientes para su recuperación. Ésta vendrá dada, principalmente y entre otras variables, (I) por la ma- yor demanda de nuevos y actuales servicios y por la mayor calidad de la misma y de los mismos, (II) por la erra- dicación del intrusismo y la compe- tencia desleal, (III) por la innovación en fórmulas de contratación que per- sigan de verdad una prestación de servicios fiables y de calidad, princi- palmente por parte de la Administra- ción en lo que se refiere a los servicios de seguridad y vigilancia, (IV) y por la adecuación de un sistema impositivo y normativa laboral específica de apli- cación que tengan en cuenta las ca- racterísticas propias de las activida- des de investigación y de seguridad privada, enmarcadas éstas últimas en un sector todavía tremendamente in- tensivo en mano de obra y dotado de una gran capacidad de generación de empleo a poco que se establezcan medidas que lo propicien. S Esperamos que para el nuevo Reglamento la Administración haga un ejercicio empático de entendimiento de la mentalidad empresarial
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