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68 SEGURITECNIA Noviembre 2014 II I S eguridad P rivada C ongreso N acional de COMITÉ ORGANIZADOR Los escoltas tras la disminución de la amenaza terrorista de ETA Salir de la crisis: expectativas para la Seguridad Privada La disminución de servicios de protección personal en toda España, muy especialmente de los ligados a la ame- naza terrorista de la banda armada ETA, ha supuesto una importantísima reducción del número de efectivos para esta función. Esto ha supuesto que el colectivo vuelva a cifras anteriores a la autorización para la protección de cargos públicos y el masivo despliegue de escoltas en País Vasco y Navarra. En este escenario, caben varios análisis, de los que va- mos a realizar dos: uno ligado a la realidad actual del co- lectivo de escoltas y otro acerca de las expectativas futu- ras para la profesión. De acuerdo con las cifras del Ministerio del Interior, unos 2.500 escoltas continúan en activo y, aproximada- mente, unos 3.500 han pasado a otras funciones o se han reubicado en diferentes puestos del sector de la seguri- dad privada. Algunos trabajan ahora en otros países y un número importante está en otros sectores de actividad o continúan desempleados. Esta situación ha configurado un núcleo fuerte y estable de profesionales con dilatada experiencia en el ámbito de la protección personal, que continúa desempeñando sus funciones en un plano afor- tunadamente mucho más discreto. Habrá quien se pregunte si esto implica una estabili- zación definitiva o una pérdida de valor en los servicios de protección personal, los escoltas. Desde mi punto de vista, nada más lejos de la realidad. En el medio plazo, se configuran una serie de riesgos relacionados con un es- cenario global de inestabilidad que afectarán a nuestro país de manera importante (terrorismo Yihadista, ines- tabilidad en el este de Europa, conflictos por la energía, internacionalización de las empresas españolas, etcétera), a los que se suma el terrorismo y extremismo interior, como el de los movimientos anarquistas o antiglobaliza- ción, que propugnan el uso de la violencia para el logro de sus objetivos; la continuidad y reaparición de grupos extremistas como Resistencia Gallega o ETA; o la más que probable aparición de fenómenos similares en Cataluña. Las necesidades de protección que darán estos escena- rios, sumado a la flexibilidad que la nueva Ley de Seguri- dad Privada proporciona al colectivo, configuran un fu- turo en el que el papel de los escoltas seguirá teniendo la relevancia que ha tenido hasta ahora para la protección de ejecutivos y colectivos de riesgo. Tanto en las épocas de bonanza como en la profunda crisis que ha atravesado nuestro sector, que ha redu- cido las cifras de facturación que le definían hace una década, la Seguridad Privada debe encontrar nuevas palancas que permitan su paulatina recuperación a medio plazo. Ninguno de los vectores de crecimiento del mer- cado de la Seguridad Privada a nivel mundial, defi- nidos por los analistas internacionales, son aplica- bles a la situación española. Ni España ni Europa van a caracterizarse por un crecimiento de las clases me- dias, ni estaremos sometidos a fenómenos de urba- nización. Probablemente, por todo lo contrario. Al tiempo, afortunadamente, todos los estudios refle- jan que en nuestro país los ciudadanos tienen una positiva percepción de seguridad y muestran eleva- dos niveles de confianza en las políticas de seguri- dad públicas. Son sólo las estrategias adoptadas a nivel empresa- rial, que apuesten decididamente por políticas de es- pecialización, que efectivamente combinen de forma eficaz los medios humanos y tecnológicos, ofreciendo un servicio integrado, definido de acuerdo con las au- ténticas necesidades de cada usuario, las que pue- den permitir avanzar en la cifra de negocio y, especial- mente, en la rentabilidad de las empresas. Que vuelvan a hacer atractivo invertir en nuestro sector. Junto a ello, el marco regulatorio adquiere una im- portancia decisiva. La ley ha asentado principios im- portantes, como la necesaria adaptación de la norma a las necesidades de seguridad definidas en cada con- texto histórico por la sociedad y la adecuación de los imprescindibles requisitos de control a la reducción máxima de las cargas burocráticas. El desarrollo reglamentario es fundamental. Preci- samos un Reglamento que desarrolle los nuevos ser- vicios que podemos prestar sin que, sin embargo, se ahonde en requisitos que limiten las posibilidades abiertas. Y necesitamos un Reglamento que combata eficazmente las prácticas de competencia desleal e in- trusismo, que controle eficazmente el sector, pero que no merme la rentabilidad de las empresas mediante la imposición de requisitos no precisos desde la perspec- tiva de la seguridad pública. Vicente de la Cruz Presidente de ASES Eduardo Cobas Secretario general de APROSER
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