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86 SEGURITECNIA Noviembre 2014 Artículo Técnico barcación “enemiga” (terroristas, con- trabandistas, ladrones, activistas…), sin darnos cuenta de que ese brillo del agua nos puede ocultar el peligro que se esconde bajo su lámina. Esto nos puede recordar a aquellos documen- tales en los que un caimán que no ve- mos sale de repente del fondo, opaco y cenagoso, y atrapa a su presa. Al fin y al cabo, el único error que ha cometido la víctima es carecer de sistemas de de- tección y alerta. Si no queremos ser sor- prendidos de la misma forma, no nos queda otra que bajar al submundo y conseguir dominarlo como una parte más de nuestro entorno de control. El espacio subacuático, al igual que ocurre con los otros, debemos medirlo también como un volumen que con- temple sus tres dimensiones y al que deberíamos incluso añadir una cuarta, el tiempo . Este es un factor clave por la dificultad añadida, para atacantes y defensores, de mantenerse en un am- biente que necesita de medios que per- mitan la respiración artificial y adap- tarse a las limitaciones temporales del cuerpo humano en la profundidad. Ello nos obligará a establecer parámetros y reglas de actuación totalmente distintas de las contempladas en otros entornos. Otro punto que añade complejidad a este ambiente es la dificultad operacio- nal, debida a los medios tan especializa- dos necesarios para operar bajo el agua y que se nos pueden antojar excesiva- mente complejos y costosos. Realmente no lo son en absoluto y nos proporcio- narán un importante aumento del ni- vel de seguridad con una baja relación coste/eficacia. Estos medios y equipos necesarios dependerán mucho del aná- lisis de riesgos y amenazas que se deban combatir, así como del nivel de autono- mía que se precise debido a la escasez de recursos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, bomberos, Fuerzas Armadas u otros organismos con competencias en estas materias. Éstos normalmente no pueden atender a esas tareas con la asiduidad y la urgencia necesaria que este tipo de actuaciones suelen requerir, tanto por la distancia a la que se suelen encontrar, como por estar dedicados a otras misiones de diversa índole que tie- nen encomendadas. No es raro, sino ha- bitual, que en situaciones de emergen- cia, como los rescates subacuáticos en los que el tiempo apremia, se tenga que contar por tanto con ayuda de buceado- res profesionales o deportivos disponi- bles en la zona. Buzos expertos El hecho de tener que contar habitual- mente con buzos de la zona, nos intro- duce en otra dificultad añadida, que es la pertinaz falta de visibilidad en las aguas de los puertos y otras aguas confina- das. Son múltiples las causas de baja vi- L a seguridad integral, global y convergente debe contem- plar los cuatro subespacios que, hoy día nadie lo duda, conforman el espacio general de las batallas: tie- rra, aire, agua y ciberespacio . No obs- tante, como comentamos en otro artí- culo ( Seguritecnia , mayo de 2014) sobre las mil y una puertas que existen en los puertos de mar, una de ellas, la suba- cuática, era sistemáticamente obviada en la mayoría de los estudios de seguri- dad, ya fuera por no darle la importan- cia de la que su elevado riesgo le hace acreedora, como por la dificultad de abordar el estudio de riesgos y sus con- siguientes contramedidas en algo prác- ticamente desconocido. Por ello, quisié- ramos profundizar un poco más en esta “vulnerabilidad” para ayudar a que deje de serlo y se convierta en un espacio tan controlado como los otros tres. Para empezar, cuando miramos hacia el agua, nos quedamos pensando en la brillante superficie por la que pensa- mos que puede aparecer cualquier em- José Bausa Sahogar Director general de Marepolis Centro de Buceo Integral Enrique Polanco González Consultor de Seguridad Global e Inteligencia Socio director de Global Technology 4E Seguridad bajo el agua Protegernos en la oscuridad

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