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SEGURITECNIA Junio 2015 69 Opinión tividades deportivas en España. El cre- cimiento anual del turismo de deporte de aventura supera el 50 por ciento, pa- sando de los 62.000 a los 197.000 mi- llones de euros de 2009 a 2013, según Hosteltur. Nuestra sociedad demanda las acti- vidades de ocio y aventura, pero, por otra parte, también el derecho a ser protegida contra posibles lesiones o la muerte (Ayora Hirsch, 2010). Por ahora carecemos de accidentes de magni- tud tal que hayan provocado la revi- sión de nuestros planteamientos de di- seño y participación para los mismos. En un entorno cultural que trata de vi- vir negando el riesgo y de espaldas a la posibilidad de la muerte, aún no nos hemos desprendido de la terrible costumbre de legislar a golpe de acci- dentes fatales, configurando nuestro marco jurídico a la sombra de los inci- dentes más trágicos, en ocasiones sin el debido proceso de análisis y valora- ción de su viabilidad, favoreciendo el carácter pendular de nuestro concepto de la seguridad. Mientras continúen vigentes los ac- tuales enfoques y seamos capaces de compatibilizar la existencia de elemen- tos de riesgo con una práctica res- ponsable del deporte de aventura y al aire libre, podremos seguir articu- lando nuestra planificación de la seguri- dad de los eventos en base a la idea de que aquellos riesgos que se consienten de forma consciente, voluntariamente, como parte de la esencia propia de la actividad que se desempeña, no son in- compatibles con su práctica. Conocimiento Pero, y aquí reside el objeto de este ar- tículo, de esta llamada de atención, al concepto de riesgo consentido quiero anteponer otro, el de riesgo conocido. Difícilmente podemos determinar si los participantes en un evento deportivo asumen, aceptan e incluso abrazan los riesgos inherentes al tipo de práctica y a los recorridos diseñados, si no tene- mos la confirmación absoluta de que son plenamente conocedores de los mismos. No podemos consentir lo que no conocemos. Y si no hay consenti- miento, no podemos aceptar esos ele- mentos de riesgo en nuestras pruebas deportivas. De igual manera que en el artículo 2 de la Ley de Prevención de Riesgos La- borales, Principios de la Acción Preven- tiva, se señala mediante su apartado 3 que el empresario adoptará “las me- didas necesarias para que sólo los tra- bajadores que hayan recibido la infor- mación suficiente y adecuada puedan acceder a las zonas de riesgo grave y específico”, en el ordenamiento jurídico existe un cierto consenso en que no se puede considerar válidamente consen- tido un riesgo si no existe y se prueba el conocimiento exacto del mismo. La propia jurisprudencia señala que para aplicar el concepto de riesgo con- sentido, además de producirse una participación voluntaria –detalle rele- vante cuando los deportistas son me- nores de edad–, el participante debe haber sido específicamente informado de los peligros, especialmente en los deportes llamados de riesgo o aven- tura, o bien debe conocerlos por ser, por ejemplo, un deportista experto (Álvaro López, 2010). Como organizadores, promotores o coordinadores de un evento deportivo en el que concurran estas característi- cas, debemos asegurarnos de que to- dos y cada uno de los participantes en el mismo tienen absolutamente claro aquello a lo que se enfrentan. Que co- nocen los peligros existentes, su vulne- rabilidad, y que identifican a la perfec- ción aquellos tramos de mayor riesgo, los descensos o ascensos pronunciados, el tránsito junto a grandes desniveles, la existencia de corrientes peligrosas, las zonas de escasa visibilidad, la proximi- dad de una vía de tránsito rodado, etc. Alcanzar este objetivo es factible, aunque no carente de esfuerzo. La exis- tencia de un documento firmado reco- nociendo tanto conocimiento, como consentimiento, es importante, pero debemos avanzar más allá de las me- ras declaraciones responsables, apro- vechando los medios existentes. Hoy por hoy, se ha generalizado el envío Delimitar la frontera entre el verdadero consentimiento del riesgo y el mero conocimiento de su existencia en la práctica desempeñada es complejo

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