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7 SEGURITECNIA Junio 2015 Editorial “Ser lo que soy, no es nada sin la Seguridad” (Shakespeare) L a palabra “convergente” se repite permanentemente en los últimos años dentro del sector de la Seguridad. No hay evento, artículo, foro o incluso normativa donde no suene en algún momento esta palabra al abordar los mode- los de protección frente a los riesgos y las amenazas que nos acechan. Sin embargo, a pesar de que los peligros son muy numerosos, existen todavía dos importantes carencias relacionadas con esa palabra tan manida pero cargada de sen- tido. La primera es que las organizaciones, en términos generales, no han adaptado todavía sus recursos de manera real- mente integral. La segunda, que las autoridades todavía no han conseguido agilizar sus planes para conseguir actuar de forma convergente entre ellos, aunando esfuerzos para dar un servicio de apoyo a los ciudadanos eficaz. Aunque, en este se- gundo aspecto hay que hacer un apartado con la trascendental aportación del Centro Nacional para la Protección de las In- fraestructuras Críticas (CNPIC), que hoy por hoy es el principal motor de la convergencia en España. Sólo hay que fijarse en la Ley para la Protección de las Infraestructuras Críticas y en su reglamento para darse cuenta de la importancia que concede este organismo a la confluencia de medidas físicas y cibernéticas de seguridad para afrontar las nuevas amenazas. Su aportación es la clave de que los operadores de ser- vicios estratégicos se dirijan irremediablemente a la convergencia de sus medidas de seguridad. Pero, volviendo al plano general, el proceso de convergencia en este país está siendo lento. Se puede entender la dificultad para reorganizarse partiendo de las rí- gidas estructuras de algunas organizaciones, pero no es aceptable en el entorno ac- tual y con el conocimiento que existe. Se trata de un problema, como decimos, co- mún en administrados y Administración. Si en las empresas se choca con las dificul- tades propias de reorganizar coherentemente a “físicos” y “lógicos”, siendo bastante difícil implantar una nueva estructura con distintos roles y jerarquías, en la Adminis- tración chocamos con estamentos en los que se mezclan roles, misiones y responsa- bilidades. Si no existiese forma a corto plazo de afrontar una reorganización a fondo, al menos sí que sería posible conseguir una convergencia de esfuerzos bastante ma- yor de la que estamos acostumbrados. En el caso de la Administración han de evitarse duplicidades y llevar a cabo acciones complementarias. A pesar de que existen organismos públicos dedicados a la puesta en marcha de medidas de seguridad tanto físicas como lógicas, lo ciertos es que la cultura de la convergencia no se ha extendido y los avances son muy lentos. Un claro ejemplo de ello es la implantación del Esquema Nacional de Seguridad para la Administración que aún no se ha completado y que difícil- mente lo hará a corto plazo si el ritmo continúa siendo el mismo. Igualmente, la convergencia de la seguridad se quedaría fuera de contexto si no dispusiéramos de las herramientas organizativas y tecnológicas que permitan hacer funcionar las complejas, y a veces casi incompatibles, maquinarias de gestión de los departamentos físicos, lógicos o cualesquiera otros que deban bregar con temas de seguridad. Las fuerzas que impiden un avance mayor son muchas, como las económicas, las estratégicas, competenciales o, directamente, el miedo al cambio. Desde el año 2009, las revistas Seguritecnia y Red Seguridad han puesto todo su empeño para transmitir la necesidad de abordar la seguridad de manera integral desde el punto de vista de la convergencia de las seguridades. Ahora que el con- cepto está extendido, se hace necesario asimilarlo y, sobre todo, trasladarlo a las organizaciones. En esa insistencia por avan- zar en esta materia, ambas publicaciones organizarán el próximo 11 de junio la séptima edición del Encuentro de la Seguri- dad Integral (Seg 2 ), que cuenta con la colaboración de Incibe y de la Fundación Borredá. S Convergencia y apoyo convergente “En términos generales, las organizaciones españolas no han adaptado todavía sus recursos de seguridad de manera realmente integral”

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