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72 SEGURITECNIA Junio 2015 Opinión pone nuestra realidad social. Cuando he tratado de crear una base estadística sobre ello y para tal fin, he solicitado in- formación a empresas y a la Administra- ción, limitando el estudio al personal fe- menino activo que ocupa puestos ope- rativos, mandos intermedios, ejecutivos y directivos. Para mi sorpresa, no he re- cibido más que un silencio cómplice como respuesta, con la excusa de “no tenemos ratios”. Es de todos conocido que, en com- paración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el ratio de pobla- ción femenina activa en el sector de la Seguridad Privada es bastante menor pese a la calidad del trabajo que apor- tan las profesionales y su demostrada valía en cualquier línea jerárquica que se las encuadre. Confieso, sin rubor al- guno, que yo misma he vivido esta si- tuación discriminatoria en algunas oca- siones. Todos hemos oído en algún mo- mento comentarios del tipo: “no me interesa contratar a esta persona por- que es mujer y por ello menos maneja- ble” o “jamás contrataría a una persona homosexual”. ¿No es discriminación de extraordinaria gravedad? Dignificar al personal No creo en las etiquetas de “gran em- presa” o “pequeña empresa”. Una em- presa pequeña puede ser una gran em- presa y la marca, a veces, no es más que eso, una marca. C on frecuencia, recuerdo la frase de un buen amigo ha- blando acerca del estado en el que se encuentra el sector de la Se- guridad Privada actualmente: “Las em- presas las hacen las personas”. Debatíamos el conflicto existente en- tre el personal operativo y las empresas de seguridad privada. La mayoría de los vigilantes de seguridad defienden que a las empresas de seguridad sólo les im- porta hacer caja. Que la seguridad, el bienestar, la conciliación familiar, la tran- quilidad de sus empleados no tienen relevancia alguna. Sin embargo, estoy en condiciones de afirmar que existe en el mercado una minoría de empre- sas cuyos dirigentes tienen, como prin- cipal preocupación, el estado de ánimo, el respeto y la seguridad jurídica de su personal operativo. Son inteligentes, saben que si el vigi- lante de seguridad está satisfecho tra- bajará con más ilusión, con más ganas y desarrollará mucho mejor su trabajo. Esta actitud redundará en la empresa de seguridad ya que, a la postre, el cliente verá cubiertas sus expectativas y, a fin de cuentas, el objetivo es la sa- tisfacción del cliente, que es quien de- manda y paga los servicios. Personal femenino Hablamos también de la discrimina- ción interna existente en el sector en función de la raza, del sexo, de la edad, del nivel de formación, de su condi- ción sexual… ; (algo de lo que no se ha- bla, pero que es una cruda realidad para determinados perfiles). Y es que, en la actualidad, somos un sector pegado al terreno, en constante crecimiento, obligado a adaptarse a las nuevas situa- ciones, a las modas y a los usos que im- María Delgado Quintas / Directora de Seguridad Las empresas las hacen las personas En comparación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el ratio de población femenina activa en la seguridad privada es bastante menor

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