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Diálogos con el arte SEGURITECNIA Noviembre 2015 45 Es por ello que, antes de llegar a la se- guridad deseable de los patrimonios ar- tísticos, históricos y culturales, es ne- cesario detenernos a reflexionar sobre los riesgos potenciales que los amena- zan. Riesgos de forma prioritaria que amenazan a estos bienes, pero sin olvi- dar los que de forma colateral afectan a quienes deben responder por ello o los que disfrutan de los mismos (más de 59 millones de personas visitan anual- mente los museos españoles). Sobre el riesgo Entendemos que el RSP debería ser am- bicioso en cuanto al alcance de los su- jetos obligados por la LSP, compren- diendo por supuesto, a los inmuebles catalogados como Bienes Patrimonio de la Humanidad, así como a las ciuda- des cuyos conjuntos están clasificados asimismo como Patrimonio de la Hu- manidad. También al extenso conjunto de Bienes de Interés Cultural, tanto in- muebles como muebles y, natural- mente, a los edificios y contenidos ads- critos a Patrimonio Nacional. Pero, igual- mente, aunque no se encuentren en la anterior catalogación museos, salas de exposiciones (permanentes y tempora- les), almacenes y depósitos de obras de valor artístico, histórico o cultural, tanto con carácter permanente como tem- poral, patronatos y fundaciones alber- gando bienes de esta naturaleza, gale- rías de arte y salas de subastas, talleres de limpieza, conservación y restaura- ción, las reales academias, las bibliote- cas y los archivos históricos y cualquier transporte de bienes de valor artístico, histórico o cultural. En relación a este extenso abanico de posibles sujetos obligados, la varie- dad y magnitud de riesgos potenciales es muy extensa y es inviable pretender ser exhaustivos, pues la imprevisibilidad siempre acompaña al riesgo. En las lí- neas que siguen detallaremos los que son más habituales en los análisis de los aseguradores al enfrentarse a este es- pecial sector. Aunque no todos ellos tienen cabida en el seguro, pues hay riesgos que por su naturaleza no son asegurables, algu- nos de ellos forman parte de esos aná- lisis. Así, el deterioro natural de los ma- teriales puede servir como ejemplo: es el caso de la descomposición de La Úl- tima Cena de Leonardo da Vinci, conse- cuencia de la propia técnica usada por el maestro, o la utilización de materia- les perecederos en determinadas mani- festaciones pictóricas y escultóricas mo- dernas. Tipos de riesgos La primera dificultad aflora en el mo- mento de clasificar los riesgos, dado que varían según la forma de aproxi- marnos a los mismos: Riesgos de daños materiales o de da- ños a las personas. Igualmente, ries- gos institucionales (afectando a la en- tidad). Riesgos de carácter ordinario (como el incendio o el robo) y de carácter ex- traordinario (catástrofes naturales, te- rrorismo). Riesgos de intensidad (poco frecuen- tes pero de consecuencias severas) y de frecuencia (más probables, pero de menor intensidad). Riesgos de origen accidental y fortuito frente a riesgos provocados. De ocurrencia súbita o materializa- dos de forma paulatina a lo largo del tiempo. Riesgos de consecuencias medibles o de efectos imprevisibles y difícil- mente cuantificables, (entre éstos los daños morales o el llamado riesgo re- putacional). El detalle de riesgos que figura a con- tinuación es de carácter acumulativo y no responde a ninguna clasificación or- denada. Destacan los riesgos con ma- yor efecto potencial, inciden de ma- nera muy especial en algunos de ellos, de especial relevancia en nuestra socie- dad actual, y no se detienen exclusiva- mente en las amenazas al propio patri- monio, sino que alcanzan al entorno de personas e instituciones que se relacio- nan con el mismo. Riesgos de daños a los inmuebles de valor artístico, histórico y cultural. El in- cendio sin duda ocupa un lugar de pri- vilegio. Son incontables los ejemplos de siniestros de enorme magnitud con este origen y evidente la vulnerabilidad de buena parte de estos edificios frente a este riesgo. Pero no hay que olvidar otros riesgos igualmente de potencial dañino con- siderable, como los daños por acción del agua y/o por fenómenos climáti- cos, los daños estructurales por degra- dación del terreno, así como los induci- dos por el propio desarrollo urbano de su entorno. A destacar en este capítulo la inci- dencia de las catástrofes naturales, in- controlables y con una evolución pre- ocupante en un entorno climático que

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