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192 SEGURITECNIA Febrero 2016 Opinión V ivimos tiempos plagados de fingimiento, donde al pare- cer prima la moda de conver- sar, discutir, disertar de forma que pre- tende ser un lenguaje claro, transpa- rente, aunque la mayoría de las veces resulte inexacta u ofensiva al desechar las más elementales normas de civismo; se olvida con harta frecuencia que la sinceridad no está reñida con la pru- dencia. Siempre hay una forma de ser sincero sin ser brutal, malhablado o des- cortés pues, como bien saben, la since- ridad no obliga a decirlo todo. La transparencia, nombre femenino, es la cualidad de una cosa, del agua, de un tejido, mientras el objetivo que se pretende, aplicado tal apelativo a una expresión, es crear una relación de con- fianza entre quien solicita, pide o exige claridad y quien la otorga, con lo cual se contrapone a la idea de opacidad, va- guedad o confusión. De ahí que, para generar unas saludables relaciones hu- manas en las empresas, se procure in- formar siempre con nitidez expresiva de modo que se optime la vida laboral. ¿Ustedes creen posible dirigirse al direc- tor, gerente o dueño de una empresa en estos términos?: “Oiga jefe, pienso que usted es un pe- dante incapaz de dirigir esta compa- ñía, lo hace porque la ha heredado de su padre...”. Pues sí, se puede, además mentando a la madre del jefe, atribuyéndole el oficio más viejo del mundo, sin olvi- dar al mismo tiempo tildarle de “loco”, lo cual no ha considerado el Tribunal Superior de Cataluña se trate de insul- tos muy graves, pues “la degradación social del lenguaje ha provocado que sean expresiones utilizadas de uso co- rriente en determinados ambientes, es- pecialmente en el marco de discusio- nes”. Adjetiven ustedes. Los años llevan a decir lo que uno piensa, según dogma errado de algu- nos, pues con ello cree aumentar su margen de sinceridad, al tiempo que ol- vida se produce una merma en la pru- dencia en igual medida, lo cual no fa- culta a nadie a perder la educación, pues cada edad de la vida es nueva para nosotros. No parece aconsejable, aunque en los adentros te lo pida el cuerpo, decir cuánto se nos venga a la mente: “de éste no me fio, es en exceso vanidoso, no atiende a razones, habla demasiado…” Esto es lo fácil, lo suyo es decir no cuando es que no. Echar por la boca aquello que se nos ocurra, po- seído por una irrefrenable incontinen- cia verbal, parapetado en los años o en cualquier otra añagaza, sin medir su al- cance y consecuencias, no es de recibo. Me gusta presenciar los mítines de los políticos en directo, rodeados de público. Merece la pena verlos cómo bregan por trasferir a la multitud cierto fingido entusiasmo ilusionante, vol- cado en un hipotético futuro regene- rado merced a su acción personal. Dis- fruto cuando son capaces de arrancar aplausos entre los asistentes, entre- gados a la oratoria del nuevo mesías. Otras, me producen vergüenza ajena, sobre todo el momento en el cual di- Antonio Ávila Chuliá Transparencia “Si sois prudentes observaréis atentamente a los hombres para que no os oculten lo que piensan.” Solón rigen sus esfuerzos dialecticos a lograr el fácil elogio. A nadie de la tropa he escuchado alu- dir, ni siquiera de pasada, algo acerca de estas fiestas que nos invaden, luengas e incómodas en demasía según cier- tos personajes, como son las Navida- des. Se citan ahora las llamadas fiestas del solsticio de invierno, como si al co- mún de las gentes les importase un pe- pino la reversión de la tendencia al alar- gamiento de la duración de las noches y al acortamiento de las horas diurnas. El aspecto religioso se difumina desde hace años, Belén apenas se vislumbra en el tiempo y en las creencias, pero son muchos quienes se llenan las bocas con la enojosa palabreja transparencia a todas horas. Me pregunto transparencia ¿en qué?, ¿de qué? Recordar es volver a vivir, el tiempo, el bocoy donde transformar las nos- talgias del ayer, rincón donde escon- der los secretos del pasado, en defini- tiva, época de coexistencia social y ho- gareña sin vínculo alguno, reunidos en falsas celebraciones familiares, alejadas del verdadero sentido de la Navidad, cuyo significado es nacimiento, fiesta celebrada por la llegada de Jesús al mundo. Como expresa la voz popular: si tu intención es decir la verdad, hazlo con palabras sencillas, la elegancia dé- jasela al sastre. S Si tu intención es decir la verdad, hazlo con palabras sencillas, la elegancia déjasela al sastre

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