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SEGURITECNIA Julio-Agosto 2016 23 Aniversario CEPREVEN Realmente fueron tiempos difíciles para hablar de prevención, pero a pe- sar de ello la idea de estos pioneros cuajó y dio lugar a la asociación que hoy tengo el honor de dirigir. Cuarenta años después, CEPREVEN continúa rigiéndose por los mismos ideales y principios de aquellos visio- narios que se adelantaron a su tiempo: colaboración e imparcialidad. Colabo- ración en un objetivo común con to- das las entidades comprometidas con la prevención, dentro y fuera de nues- tras fronteras, empezando por las más cercanas, aquellas que participan di- rectamente en nuestro consejo, como TECNIFUEGO-AESPI, UNESPA o APCAS, y continuando con todas las demás asociaciones que tienen alguna cone- xión con nuestras actividades. Quere- mos trabajar con todos y para todos, con la clara idea de aglutinar esfuer- zos, sumando acciones para multipli- car resultados. Imparcialidad y objeti- vidad, que son nuestras señas de iden- tidad. Creemos que es la mejor forma de mejorar los niveles de seguridad frente a los riesgos clásicos y a los nue- vos riesgos. La búsqueda del conoci- miento allá donde se encuentre, y su trasmisión de forma veraz y transpa- rente al conjunto de la sociedad es una de nuestras mayores inquietudes. Fruto de nuestro trabajo, que ha sido el de todas las personas comprometi- das con la prevención, hemos avanzado mucho, pero todavía nos queda mu- cho camino por andar. Probablemente nunca alcancemos el destino, porque los nuevos riesgos (tecnológicos, ciber- seguridad, terrorismo, cambio climá- tico…) y los riesgos de siempre que se ven afectados por las nuevas costum- bres o por los nuevos materiales alargan el camino hacia la ansiada seguridad de vidas y bienes. Como escribió Machado, haremos camino al andar, todos jun- tos y en la misma dirección, y aunque el futuro sea incierto, siempre podremos volver la vista atrás y comprobar todo el camino que hemos avanzado. Y seguiremos avanzando… No quiero finalizar sin dejar de agra- decer, de corazón, a todas aquellas personas que en algún momento ha- yan compartido con nosotros esta ta- rea, a veces ingrata e ilusionante la mayoría de las ocasiones. Yo estoy convencido de que, con la acción con- tinuada de estos 40 años, entre todos habremos salvado alguna vida y evi- tado alguna catástrofe. S Finalmente, a lo largo del año 1975 se fue dio forma al centro. El Centro Nacional de Prevención tomó su forma y su nombre definitivo: Asociación de Investigación para la Seguridad de Vi- das y Bienes, Centro Nacional de Pre- vención de Daños y Pérdidas–CEPRE- VEN, siendo desde entonces utilizada esta última forma abreviada por razo- nes obvias. Ya en 1976, se firmó el acta fundacio- nal de la asociación el día 20 de enero, para un mes después celebrar la primera asamblea, de la que salió elegido el pri- mer Consejo de Dirección, en el que se dieron cita personajes ilustres como Fé- lix Mansilla, Luis Monzó, Pedro Lamet, Er- nesto Caballero, Carlos Sunyer, José Luis Esteva, entre otros. Se nombró al almi- rante Leopoldo Boado y Endeiza como primer presidente y a Francisco Reyes P. Aldave como vicepresidente, siendo su secretario Miguel Angel Saldaña que, de forma casi milagrosa, y como director de CEPREVEN, consiguió situar a la asocia- ción como la entidad de mayor presti- gio en el sector de la prevención y per- petuarla hasta su jubilación en 2007. Para ello contó con el apoyo de un reducido equipo de personas y de un amplio aba- nico de colaboradores, que confió en el buen hacer de CEPREVEN. Entre todos dotaron de contenido a la idea primige- nia de sus promotores. Tiempos difíciles No fue un camino fácil. Pronto desapa- recieron las ayudas oficiales y la socie- dad cambiaba a velocidad de vértigo. No podemos perder la perspectiva his- tórica del momento de su gestación. Ésta se inició en las postrimerías del ré- gimen franquista y finalizó en un pe- riodo de incertidumbre política en el que la sociedad española clamaba por la libertad. Había que ser atrevido, era necesario romper con lo establecido, todo lo nuevo era bienvenido y se asi- milaba con avidez, incluso con agre- sividad. La mesura ni la prudencia es- taban bien vistas, eran actitudes reac- cionarias, eran sinónimos de miedo y cobardía. España tenía que cambiar. Eran tiempos de transición.

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