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SEGURITECNIA Junio 2018 53 Opinión de la comunicación, que permiten el despliegue tanto administrativo como militar de forma efectiva en un limitado espacio de tiempo. Configuración del terreno. Un territo- rio compartimentalizable dificulta la expansión de la insurgencia, como es el caso de Filipinas o, actualmente, la península del Sinaí. Disposición de fronteras internacio- nales. Relacionado con los anteriores puntos, la existencia de fronteras pro- longadas puede constituir un punto de debilidad en estados cuya capa- cidad de control territorial sea limi- tada, favoreciendo la porosidad fron- teriza y la penetración de elementos insurgentes a través de las demarca- ciones internacionales, especialmente cuando los estados vecinos favore- cen la causa insurgente o, al menos, la apoyan moralmente. Terreno. Un terreno orográficamente complejo puede ayudar a las insur- gencias al ofrecer escondite y dificul- ciales como recursos humanos del con- flicto, así como los condicionantes geo- gráficos que el terreno como espacio fí- sico en que se desarrolla el conflicto va a presentar para los contendientes. Si atendemos a la obra clásica de David Galula, Counterinsurgency , algunos ele- mentos geográficos merecen un exa- men en mayor profundidad 4 . Localización. Un territorio aislado por barreras naturales como desiertos o entre países que se oponen a la in- surgencia beneficia a las fuerzas con- trainsurgentes, mientras que si otras fuerzas locales o grupos de presión externos apoyan a la insurgencia esta contará con mayores posibilidades de victoria. Tamaño. A mayor tamaño del territo- rio, mayores dificultades encontrará el estado para ejercer un control territo- rial efectivo. Sin embargo, esta noción de Galula ha perdido importancia en determinadas zonas geográficas con el desarrollo de las infraestructuras Adicionalmente, un fenómeno pa- ralelo comienza a desarrollarse en la época en diferentes áreas: movimien- tos tradicionales de resistencia y de re- ligión musulmana vieron en la expan- sión de Al Qaeda una ventana de opor- tunidad para reforzar sus capacidades mediante la integración en estas nue- vas extensiones territoriales de la red yi- hadista global en lo que David Kilcullen ha denominado la “guerrilla acciden- tal” 2 , que proporcionaba al movimiento resultante no solo mayores capacidades militares y repercusión mundial de sus acciones, sino también un mayor grado de operatividad en el entorno dado. Población y territorio Una vez establecida la motivación ideo- lógica de estos grupos emergentes, permanece la pregunta del tratamiento dado al territorio. Como mencionába- mos en un artículo anterior 3 , la territoria- lización de Al Qaeda, primero, y del Es- tado Islámico, después, resulta innova- dora desde la perspectiva histórica del análisis del fenómeno insurgente: aun- que considerados grupos terroristas de- bido a la respuesta psicológica de terror que buscan en sus respectivas áreas de operaciones, las tácticas utilizadas y el propio control territorial que rea- lizan está más próximo a la guerra de guerrillas clásica que a una insurgen- cia de tipo terrorista donde tradicional- mente el propósito no era controlar te- rritorios, sino desmoralizar a la pobla- ción a través del miedo, menoscabando así la moral del estado y su capacidad para continuar con el esfuerzo bélico. Tras este apunte, probablemente poda- mos observar que el escenario señalado guarda grandes similitudes con el des- crito durante la emboscada en Níger. Dejando aparte la ideología, dos ele- mentos son estructurales. O lo que es lo mismo, siempre están presentes en cualquier conflicto armado, sea conven- cional o asimétrico: la población y el te- rritorio. Ambos, que configuran el tea- tro de operaciones o entorno de con- flicto, determinan tanto para la fuerza insurgente como para la insurgente el nivel de movilización de sus bases so- Tras la guerra soviético-afgana surgió un nuevo modelo de insurgencia global bajo la bandera de Al Qaeda y el yihadismo

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