Seguritecnia 462

54 SEGURITECNIA Marzo 2019 Opinión das. En este aspecto es muy importante destacar la labor de los departamentos de Seguridad y Prevención, que se cons- tituyen como entes gerenciales, al uní- sono, de la seguridad; en definitiva, de un aspecto más de la calidad. Se han producido en este sentido nuevos avances tecnológicos en seguri- dad contra incendios, seguridad física y electrónica (videovigilancia en entornos IP), detección de intrusión y control de accesos, cerraduras de seguridad, inte- gración de sistemas, etc. Todo ello está puesto en las manos de profesionales para su mejor y eficiente gestión. Porque es preciso que los medios hu- manos, los medios técnicos y los proce- dimientos operativos funcionen al uní- sono sobre los factores de riesgo iden- tificados en las instalaciones. Porque la seguridad en los hoteles debe ser algo vivo, ir evolucionando para poder pro- teger de forma efectiva el inmueble, sus valores y sus ocupantes (huéspedes, clientes y trabajadores). Es ahí donde está el límite, cuando nos acercamos a la seguridad global. ficado; en definitiva, anticipándonos en la fase de diseño. ¿Dónde está el límite? Buena pregunta. Creo que una mejor respuesta es: el límite lo ponen nues- tros huéspedes y clientes, siempre den- tro del contexto en el que nos move- mos. Los huéspedes esperan siempre que nos adelantemos a cualquier im- previsto de seguridad. Dan por hecho que nuestras instalaciones reúnen los requisitos y las medidas de protección adecuadas para hacer frente a los ries- gos que se pudieran dar, y por lo tanto, hacer del establecimiento “su casa”. Es en “su casa” como se quieren sentir, pues cuando se apuesta por la seguri- dad esto se refleja directamente en el servicio que se ofrece. Aquí es precisamente donde nuestro trabajo se basa principalmente en apro- vechar las nuevas herramientas tecnoló- gicas para la creación del clima de bien- estar que demandan nuestros clientes, pasando desapercibidos sin que perci- ban las medidas de seguridad implanta- nos “urgencias” que relegasen a un se- gundo término a todo aquello que con- sideramos “lo primero” en nuestro que- hacer diario. En la fase de diseño, cuando se cons- truye o reforma un hotel y se definen los espacios y usos que de dichos espa- cios se esperan, debe contarse plena- mente con el departamento de Seguri- dad y no relegarlo a un segundo plano porque se considere equivocadamente que todo lo relacionado con la seguri- dad es “solo un gasto adicional”. Los hoteles estamos expuestos a un importante catálogo de amenazas que, básicamente, no ha cambiado: incen- dios, robos, hurtos, estafas, impagos, ac- ciones terroristas, etc. Lo que sí ha ido variando son los métodos y modus ope- randi para llevar a cabo estas acciones. Los delincuentes que se van especia- lizando en el sector hotelero son cada vez más “profesionales”, ya que, siendo conscientes de la evolución de la se- guridad en nuestros establecimientos, estudian y perfeccionan la manera de desempeñar sus actividades delictivas. Para hacer frente a esto debemos estar prevenidos actualizando nuestros equi- pos y sistemas de seguridad en función de los peligros a los que nos vemos so- metidos y creando o modificando los protocolos y procedimientos de seguri- dad correspondientes. Por suerte, y cada vez más, en esa fase de diseño los propietarios se com- prometen con los aspectos de segu- ridad y calidad, facilitando e incorpo- rando al departamento de Seguridad en todas aquellas decisiones que ema- nan de las previas evaluaciones de ries- gos. En ellas se valora la instalación de sistemas y subsistemas de seguridad que, una vez integrados, se posicionan como un factor de valor determinante para la gestión diaria y como un requi- sito de calidad irrenunciable para nues- tros huéspedes y clientes. De no ser así, la instalación posterior sería más difícil y costosa, además de conllevar las lógicas molestias que se hubiesen podido cau- sar a nuestros clientes. Es así como lo primero es lo primero, planificando y llevando a cabo lo plani- La seguridad en los hoteles debe ser algo vivo, ir evolucionando para poder proteger de forma efectiva el inmueble, sus valores y sus ocupantes

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