Seguritecnia 468

86 SEGURITECNIA Octubre 2019 Opinión V ivimos sumidos en el mundo de las noticias más que en la realidad. Nada de cuanto sucede a diario posee tanta fuerza como la reconstrucción del recuerdo. Las emociones típicas son las básicas: sorpresa, asco, miedo, felicidad, tris- teza y enfado. A veces estamos hun- didos, con ganas de sollozar, y no sa- bemos por qué, aunque en esta Es- paña sobren razones para ello. Se dice, poniendo énfasis en ello, que “los hombres no lloran”, y de in- mediato nos viene a la memoria la leyenda acerca de Boabdil el Chico, quien tras su derrota ante los Reyes Católicos abandona Granada, la con- templa desde el monte del Suspiro del Moro por última vez y rompe a llo- rar. Su madre, la sultana Aixa, indig- nada le espeta: “llora como una mu- jer lo que no supiste defender como hombre”. Este relato de ficción del padre Echevarría se publica en el siglo XVIII en Paseos por Granada , donde pre- tende vilipendiar la figura de Boab- dil. Ya en la Edad Media el llanto se re- laciona con experiencias espirituales de hombres y mujeres santos, que gi- men por pura emoción mística. Otros consideran el llanto como una acti- tud vergonzante, en particular para los varones; no obstante, a partir de mediados del siglo XVIII, desde la Ilus- tración, se da a la razón, o al juicio ló- gico, una preferencia sobre lo intui- tivo o lo sentimental. En el Romanti- cismo el sentimiento humano y sus demostraciones se revalorizan. Más tarde, en la segunda mitad del mismo siglo XIX, el Positivismo y la Revolu- ción Industrial, sobre todo esta última, censuran el lloro, pues quien llora no razona ni produce bienes notorios, sino que limita o frena la producción, atenta contra la productividad como concepto o valor. Medio de lenguaje Pese a lo referido, todos abrigamos sentimientos, experimentamos ale- gría, dicha…, del mismo modo que tristeza, dolor. Llorar es sano, porque alivia el alma. “Emociones expresa- das, emociones superadas”. Las lá- grimas son el medio de nuestro len- guaje más primario en momentos tan implacables como la muerte, tan bási- cos como el hambre y tan complejos como un rito de transición. De cual- quier modo, parte de la sociedad re- laciona llanto con debilidad. Soporta- mos excesiva tensión, con estrés casi permanente, sin correlación alguna con el nivel económico ni social. Cada uno lo sufre por alguna causa, hay una constante sensación de amenaza a través de la radio, la televisión, la ca- lle o los periódicos, los cuales originan cansancio, agotamiento, con efecto vejez. Por supuesto, es quimérico vi- vir sin el “buen estrés”, eustress , el cual nos mantiene vivos y a la defensiva. Pero el problema es el “estrés malo”, distress , perjudicial para nuestro vigor físico y bienestar psicológico, algo pa- recido a lo del colesterol. Llorar es algo normal, rara vez na- die se plantea las razones científicas que lo explican o sus efectos en la salud. Quien puede llorar es capaz de amar; si además lo hace sin com- plejos evidencia fortaleza y capaci- dad para enfrentarse a los problemas, lo cual supone un paso para supe- rar el sufrimiento que reduce el estrés y aplaca el dolor. Los humanos son los únicos seres vivientes que lloran en réplica a las emociones o al dolor. Charles Darwin mantenía que las lá- grimas psíquicas, las que responden a la emoción, carecen de un propó- sito determinado. Para él, las lágrimas en general solo poseen la finalidad de proteger el ojo. En definitiva, exterio- rizar el llanto no está mal, ni arrebata la hombría. Al contrario. Supone libe- rar las sensaciones acumuladas y, por si ello fuese poco, llorar es la última moda en los gimnasios, pues el ejer- cicio elimina las endorfinas almacena- das en nuestro cuerpo. Mecanismo fisiológico El llanto es un mecanismo fisioló- gico, nos acompaña desde que na- cemos. Son cuantiosas las veces en las cuales resulta harto difícil guar- dar la compostura, el espíritu se- reno, el ánimo templado, para ha- blar con tono pausado y amable si frente a nosotros la persona amada nos mira desorientada, confundida, agitada, temerosa, con declive cog- nitivo, actos repetitivos, rigidez mus- cular, deterioro físico que controla su pensamiento, memoria, lenguaje, funciones motoras y las propias de regulación de los órganos internos. Allí está la madre, el padre, herma- nos, amigos, nuestra querida esposa que ha llegado a tal condición de manera lenta e imparable. ¿Cómo no sentir aflicción? Es normal que apa- rezcan silentes las lágrimas. En mi caso soy guardián de la me- moria de Pilar, principal motivo para vivir, pues cuando yo desaparezca dis- minuirán los cuidados, además de los recuerdos que hay de mi mujer hasta caer en el olvido. ¿Cómo no llorar? S El llanto, expresión emocional Antonio Ávila Chuliá

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