Seguritecnia 476

SEGURITECNIA Junio 2020 7 ANA BORREDÁ Directora de Seguritecnia V ivimos tiempos difíciles. La pandemia del COVID-19 nos dejará graves secue- las que nos costará superar. En primer lugar, los miles de muertos; tantos, que no tenemos claro cuántos son. La confusión en los criterios de actualiza- ción de información o la exclusión en esa funesta lista de aquellos cuya causa de falleci- miento no está confirmada, hacen que esta situación sea, además de dolorosa, un tanto incierta. Nuestro primer esfuerzo debe encaminarse a no perder el recuerdo de todos ellos y honrarles por haber perdido la vida en este terrible episodio que es la pandemia del COVID-19. Para todos y cada uno de ellos, mi sentimiento más sincero de dolor por las circunstancias de su pérdida y de impotencia por no haber sabido evitarla. Para los que seguimos navegando, nos queda un escenario de aguas revueltas, diríase fuerte marejada, agitadas por los vientos de la crispación que amenazan nuestra unidad. La lucha por el relato de la crisis se lleva por delante los mínimos consensos que hicieron posible nuestro bienestar los últimos 40 años y abre conflictos artificiales permanente- mente, de forma que cada uno supera al anterior, en una escalada más que preocupante que se contrapone a la desescalada oficial que marca la vuelta a la normalidad. Uno de ellos ha tenido como protagonista involuntaria a la Guardia Civil. Una cues- tión que ha afectado a una institución que los españoles, mayoritariamente, considera- mos como una de las más prestigiosas del Estado. Personalmente, tengo a la Benemé- rita como uno de los referentes de vocación de servicio público, cuyos miembros sa- ben defender en bloque el interés general por encima de sus conveniencias personales o, incluso, corporativistas. En la lucha contra nuestro penúltimo gran enemigo, el terro- rismo autóctono, supieron sufrir y mantener la posición, pagando con sus vidas el pre- cio de nuestra libertad. Nunca podremos agradecérselo lo suficiente. En la guerra y en la paz, la Guardia Civil brilla siempre con luz propia: la luz del rigor, la seriedad, la entrega, el sacrificio, la lealtad, el honor. Un honor que los guardias civiles cuidan con esmero para mantenerlo a toda costa y cuya defensa les convierte en una roca inamovible, que ofrecen generosamente para servir de apoyo a cuantos puedan necesitar su protección. Lo hacen además en silencio, sin rastro de excesos verbales o afán de protagonismo, lo que engrandece más la nobleza de su afán. Los españoles estamos orgullosos de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que han demostrado su fortaleza desde su existencia; han superado situaciones enormemente complicadas y servido siempre a España bajo las más variadas formas de gobierno. Por eso haríamos bien en apoyar, en este caso, a la Guardia Civil mostrándole nuestro cariño por saber estar a la altura de su historia, luchando por mantener su in- tegridad y su código ético para el mejor servicio a España. Así lo han entendido los mi- les de españoles que acudieron hace unas semanas a las puertas de sus cuarteles para ofrecer un testimonio de cariño y agradecimiento e insuflar un soplo de ánimo. Desde mi posición, he tenido el inmenso honor de colaborar con la Guardia Civil en numerosas ocasiones y admiro profundamente la vocación de servicio y el rigor de sus componentes a la hora de encarar los proyectos, cualidades que están en el origen de la que, para mí, es su nota más característica: la fiabilidad. Como española, estoy orgullosa de mi Guardia Civil y lo quiero decir públicamente, para aportaros mi aliento, mi reconocimiento y mi gratitud con humildad, pero con todo mi cariño. ¡VIVA LA GUARDIA CIVIL! Admiro profundamente la vocación de servicio y el rigor de los componentes de la Guardia Civil a la hora de encarar los proyectos La Guardia Civil Carta de la Directora “Ser lo que soy, no es nada sin la Seguridad” (Shakespeare)

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