Seguritecnia 480

7 SEGURITECNIA Noviembre 2020 Editorial “Ser lo que soy, no es nada sin la Seguridad” (Shakespeare) L a trascendencia de los servicios esenciales para el funcionamiento ordinario de nuestra sociedad hace im- prescindible garantizar su continuidad, mejorando la seguridad tanto de las infraestructuras físicas o de las redes y sistemas de la información que les dan soporte, como de cualquier otro elemento que incida en su producción. En España, el legislador abordó inicialmente el problema, siguiendo las directrices de la Unión Europea, con la Ley 8/2011, de Protección de las Infraestructuras Críticas, creando un sistema al efecto que, bajo la dirección del Ministerio del Interior, aglutinaba a todos los actores que debían intervenir en la seguridad, siempre integral, de las infraestructuras consideradas críticas. Más tarde, cuando la Unión extendió la protección a las redes y sistemas de la información, España promulgó el Real Decreto-Ley 12/2018, de 7 de septiembre, de seguridad de las redes y sistemas de información, que incide directamente sobre la provisión de servicios esenciales. La Fundación Borredá entendió desde el primer momento la importancia de velar por la continuidad de los ser- vicios esenciales, hasta el punto de hacer de la protección de las infraestructuras críticas una de sus líneas de ac- ción fundamentales. En esa misma línea se ha movido la revista Seguritecnia , que comparte con la organización la voluntad de mantener la perspectiva integral en este entorno, convencidos de que no cabe diseñar la protección por parcelas cuando las interdependencias tienden a configurar un modelo complejo y único. En esa línea, noviembre acogió el Congreso de Protección Integral de Servicios Esenciales e Infraestructuras Críticas (PISE), organizado por la Fun- dación Borredá y las revistas Seguritecnia y Red Seguridad . El evento, cele- brado de manera on-line y con más de 1.000 personas inscritas, ha tras- ladado esa apertura de miras en torno a las infraestructuras críticas, pues más allá de estas se amplió el abanico a la protección integral de los servi- cios esenciales para facilitar su continuidad. En ese sentido, para la Funda- ción Borredá y esta publicación son de interés actividades que, sin ser pro- pias de operadores críticos o de servicios esenciales, merecen especial pro- tección por su contribución al funcionamiento de estos servicios. No cabe duda de que situaciones como la actual pandemia ponen de ma- nifiesto la necesidad de abordar de manera holística la protección de los ser- vicios esenciales, analizando en profundidad sus distintas facetas, desde la seguridad física a la ciberseguridad y desde la planificación a la respuesta y recuperación, con la vista siempre puesta en mejorar su resiliencia. Una necesidad que se está trasladando a todos los ámbitos de la seguridad, pues la pandemia supondrá un cambio disruptivo en esta materia, como lo fueron los atentados del 11-S en Estados Unidos. No en vano, el De- partamento de Seguridad Nacional está trabajando en la revisión de una nueva Estrategia Nacional de Seguridad que incluya aquellos aspectos en los que no se había reparado o carecían de la atención requerida, para incorpo- rarlas a este documento. Las infraestructuras críticas y los servicios esenciales han de ser, en ese sentido, entornos que acaparen buena parte de la atención. De infraestructuras críticas a servicios esenciales Situaciones como la actual ponen de manifiesto la necesidad de abordar de manera holística la protección de los servicios esenciales

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