Seguritecnia 482
68 SEGURITECNIA Enero 2021 Opinión fundamental que, a la mayor breve- dad posible, se pongan en marcha las acciones formativas necesarias para que nuestro personal sea ca- paz de desempeñar la mayor canti- dad de actividades. Frente a un de- terminado nivel de afectación no podemos descartar la posibilidad de tener que recurrir a apoyos ex- ternos que, necesariamente, debe- rán estar debidamente cuantifica- dos, planificados y establecidos. Medidas preventivas Y entre las medidas preventivas a implementar deben considerarse las siguientes: Filtros sanitarios al ingreso de las instalaciones con uso de gel saniti- zante, toma de temperatura corporal que será en la cabeza y no en la mano o brazo y exigencia del uso obligatorio de mascarilla. Señalamiento de la sana distancia de 1,5 metros como mínimo entre perso- nas en puestos de trabajo y lugares de concentración, acceso o tránsito. Instalación de lavabos para el aseo de manos con agua y jabón o dispensa- dores de gel sanitizante. Colocación de toallas sanitizadas o pa- ñuelos en los ascensores, teclados y pulsadores. Colocación de acrílicos para escritorios en paneles abiertos. Prohibir la toma de alimentos en espa- cios cerrados conjuntos. Rastreo aleatorio de PCR en personal asintomático y/u inmunoglobulinas para COVID-19 en sangre. Reporte inmediato de casos positivos para COVID-19, seguimiento e identi- ficación de contactos, determinación de cuarentenas. Especial concienciación a los emplea- dos para que eviten asistir a eventos sociales, fiestas, celebraciones o con- centraciones no imprescindibles. No concentrar más de 10 personas en reuniones ejecutivas, actividades for- mativas, informativas o de cualquier otra índole, propiciar el contacto colec- tivo mediante plataformas online . la actividad exija. Los índices de absen- tismo dependerán de la magnitud de la pandemia. En una pandemia severa, el absentismo atribuible a la enfermedad, a la necesidad de cuidar a los enfermos de la familia y el miedo a la infección po- dría alcanzar un 60% durante las sema- nas de mayor incidencia de la epidemia. Estos índices de absentismo serán más bajos durante las semanas previas y pos- teriores al pico de la epidemia, pero po- drían incrementarse en zonas con mayor índice de afectación por comorbilidades. Fase D: implementación de medidas preventivas. Medidas que incluyen la modificación de la frecuencia y el encuentro cara a cara de los empleados evitando su con- tacto. Distanciamiento social dentro del lugar de trabajo: separar, por ejemplo y en la medida de lo posible, que se mez- clen en áreas comunes el personal de se- guridad con funciones y turnos diferen- tes (distintos horarios de comida y des- canso, no coincidir en comedores o en aulas de formación, establecer distintos horarios, asignar distintos lavabos, sepa- rar rutas de transporte, no se mezclan los turnos, los relevos no se hacen presen- ciales, debe establecerse una línea de su- cesión frente a posibles bajas). Hay un concepto que, siendo reco- mendable siempre, ahora se convierte en imprescindible sí o sí: polivalencia. Es de partida necesario dentro del plan de protección específico para esta contingencia. Estos pla- nes deberían contar con el aseso- ramiento y la supervisión de ser- vicios médicos especializados. Y tendrían que incluir, al menos, las siguientes fases: Fase A: identificación de casos. Identificar entre el personal de seguridad a aquellos miembros del equipo (interno o externo) que pudiesen presentar comor- bilidad ante una posible infecta- ción por coronavirus. Estos casos, al igual de quienes hayan mante- nido contacto directo con un po- sitivo, deberán ser apartados del servicio durante el tiempo que establezcan los servicios médicos. Fase B: definición de procesos críticos. El propósito de identificar procesos crí- ticos dentro de infraestructuras críticas es determinar qué puestos de entre los que componen el servicio de seguridad son esenciales para garantizar la conti- nuidad de la operación y cómo podrían verse afectados por la pandemia, deter- minando el impacto que ello implica. La consideración de criticidad debe con- ducirnos a una estructura mínima de los servicios, con una definición de funcio- nes adecuada a una previsible reducción de la actividad y con la consideración del equipo mínimo necesario para el des- empeño de las labores y la exposición del personal al riesgo. Fase C: enumeración de coberturas mí- nimas. En esta fase deben definirse los recursos humanos indispensables para la presta- ción del servicio de los puestos defini- dos en la fase B. En concreto: cobertura de los puestos, turnos y horario y el per- fil del personal o características exigibles para el desempeño de las funciones. Al igual que la fase anterior, pero con mayor incidencia, esta fase debe actua- lizarse tanto en base a la afectación de la emergencia como a las necesidades que
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