Seguritecnia 496

/ Julio-Agosto 2022 260 10 años El legado de Ramón Borredá Francisco Muñoz Usano Patrono de la Fundación Borredá T odos los que tuvimos la fortuna de conocer a Don Ramón Borredá García tuvimos la intuición, en el momento de conocerlo, de estar ante una perso- na singular. Posteriormente, cuando veíamos sus realizaciones y los principios que lo animaban, comprendía- mos que no se trataba de un empresario al uso, como sería perfectamente legítimo, sino que lo impulsaban una serie de valores que tenían mucho más que ver con el servicio a la sociedad que con ningún tipo de ganancia. Ramón Borredá fue un auténtico referente para la cohe- sión de una serie de personas, entidades, administraciones y actividades hasta constituir lo que todos hoy conocemos como una realidad indiscutible: el sector español de Seguri- dad Privada. Sus reiteradas llamadas al entendimiento entre intereses divergentes, la organización sin fines estrictamente comerciales de jornadas de estudio en torno a los intereses del sector, hasta llegar a lo que todos conocimos como Con- gresos Nacionales de Seguridad Privada; la multitud de accio- nes formativas que supusieron un germen imprescindible para la profesionalización y tecnificación del sector; y los encuen- tros de sinergias entre el sector privado y las administraciones públicas de seguridad, han sido una tarea ingente que hasta ahora no ha tenido parangón en nuestra historia reciente. Al tiempo de fallecer, Ramón Borredá estaba considerando la propuesta de crear una fundación (que a veces idealizába- mos llamándola “Instituto Español de la Seguridad”), que en aquel momento no pudo ver su fruto como hubiéramos desea- do. Sin embargo, tras la lógica conmoción de su fallecimiento, su familia rescató la idea que, obviamente, ya no podía tener otra denominación que la que hoy conocemos como “Funda- ción Borredá”, de cuya titularidad fue precursor el Trofeo Ra- món Borredá, que hoy se configura como el auténtico Premio Nacional de Seguridad. Los que hemos tenido el privilegio de conocer tanto a Ra- món como a sus descendientes (tanto familiares como profe- sionales) podemos adivinar una coincidencia de actitudes y formas de actuación que algunas veces hemos denominado con admiración el “ADN Borredá”, pero que realmente hay que reconocer como el Legado de Ramón Borredá.

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