Seguritecnia 499

/ Enero-Febrero 2023 88 Seguridad en Museos L os modelos representativos del siglo XXI han experimen- tado cambios sustanciales que demandan nuevos para- digmas de interrelación en el mundo de la seguridad con el patrimonio cultural. La implementación de la seguridad que debemos hacer los profesionales debe enfocarse desde tres perspectivas: la ob- jetiva , en relación con el análisis y estudio de los datos de los diferentes contextos; la subjetiva , vinculada a la percepción social y a los medios que debemos acti- var para evitar desviaciones que puedan generar riesgos inducidos; y la tolerable , según los riesgos y la incertidumbre que estamos dispuestos a aceptar. Los modelos jerárquicos de antaño han dado paso a sistemas sociales plu- rales y, por tanto, complejos. De ahí que los diferentes actores sociales deban ser capaces de entender la nueva realidad y desarrollar nuevas vías y metodologías de conexión y actualización. A este con- texto social no es ajeno la seguridad en el patrimonio histórico cultural. El pasado 24 de agosto de 2022, la Asamblea General Extraordinaria del ICOM, reunida en Praga, aprobó la pro- puesta de la nueva definición de museo: “Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patri- monio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos”. Esta nueva definición nos interpela como profesionales de la seguridad para ir transformando tanto nuestra filosofía como nuestra praxis, para adaptarlas a las nuevas necesidades de unas organi- zaciones que están, a su vez, inmersas en una reformulación de objetivos, com- promisos y funciones. En paralelo, como colectivo debemos seguir trabajando en el desarrollo de las dos dimensiones fun- damentales de nuestra labor: 1. Promover la cultura de la seguridad como un factor estructural de cualquier institución u organización vinculada al patrimonio cultural, dado que es nece- sario consensuar, de manera sistémica, cómo abordar la complejidad que propo- ne la nueva definición de museo. 2. Reformular la seguridad en la cul- tura hacia un modelo específico y adap- tado a las necesidades que plantea la nueva definición de museo. Situaciones inéditas En los últimos años hemos experimenta- do situaciones inéditas en los museos. En 2020, como consecuencia de la cri- sis sanitaria, se nos planteó el desafío de garantizar la seguridad del patrimo- nio durante un tiempo incierto en unas condiciones sin referentes anteriores. Además de las medidas habituales, la In- terpol y el ICOM recomendaron, en abril de 2020, la implementación y el refuerzo de acciones como: 1. La adecuación de los sistemas de se- guridad y alarma y sus funcionalida- des a la situación de cierre obligado de los equipamientos. 2. Adaptar los protocolos a los contextos y la disponibilidad de recursos exter- nos de aquel momento. 3. Establecer una comunicación regular con los cuerpos de seguridad pública. 4. Colaboración permanente con otras instituciones que se encontrasen con las mismas circunstancias. 5. Involucrar a las comunidades locales. 6. Empezar a diseñar el futuro. En ese momento, no sabíamos que estábamos transitando hacia un nuevo escenario. No sabíamos que aquellos retos suponían la piedra angular de una transformación que apenas hemos co- menzado a transitar. Personas, tecnología, datos: sinergias para la protección del patrimonio cultural J esús A lcantarilla D íaz P residente de P rotecturi

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