Seguritecnia 509
/ Septiembre-Octubre 2024 68 Central Receptora de alarmas tienen lugar en las diferentes provincias de España. En estos actos se visibiliza la labor de los vigilantes de seguridad (que sin lugar a dudas es fundamental y merece todo nuestro reconocimiento y apoyo), pero en muy pocas ocasiones se hace referencia a los hombres y mujeres operadores de CRA, a su trabajo diario, a su importancia en la gestión de las alarmas. En sus manos dejamos la seguridad de nuestro patrimonio, de nuestros re- cuerdos, la atención de nuestros ma- yores, la protección de nuestra familia; sin embargo, visibilizamos poco su buen hacer. ¿Cuántas veces nos hemos encontra- do en las redes sociales la publicación de una detención o una intervención policial en la que se ha impedido la comisión de un delito, pero no se men- ciona que estas actuaciones han tenido lugar por el aviso de un o una operador de CRA? De hecho, son quienes reciben un aviso, una señal, lo recepcionan, lo gestionan y lo comunican en tiempo y forma, facilitando toda la información necesaria a las FCS para que puedan actuar y evitar el ilícito o paliar sus con- secuencias. Hacen el trabajo diario silenciosamen- te desde su anonimato, las 24 horas, los 365 días del año. No son personal de seguridad privada, según la clasificación que contiene la Ley de Seguridad Priva- da, pero realizan funciones de seguridad que impactan en la protección ciudada- na y colaboran con las FCS. Habitual- mente no reciben reconocimientos, ni aplausos, ni ocupan las redes sociales, ni los medios de comunicación, pero no por ello dejan de hacer su relevante labor, con profesionalidad y en silencio. Recuerdo durante la pandemia la au- sencia de reconocimiento alguno a es- tos profesionales que, a pesar de todo, siguieron acudiendo a su puesto de trabajo desde el minuto cero desde la declaración del estado de alarma hasta su finalización. Cuando ni tan siquiera se conocían los efectos del Covid y poco se sabía sobre su transmisión, los y las operadores de CRA no dejaron vacantes sus puestos pese al miedo y las dificul- tades en la prestación de sus servicios. Sin embargo, no fueron nombrados en los discursos y parlamentos que tuvieron lugar durante dichos meses (salvo algu- na honrosa excepción). Pilar esencial Aunque no cuentan con una formación reglada, deben estar al día en la norma- tiva UNE, los protocolos de actuación, la interpretación de los mismos... Deben gestionar con clientes, actuar ante situa- ciones de crisis, atender correctamente al usuario, dialogar con las FCS y aten- der sus peticiones, etc. En conclusión, una infinidad de tareas para las que se precisan tanto aptitud, como actitud y conocimientos teóricos y prácticos que, además, deben actualizar (incorporan- do sus propias experiencias profesiona- les y las novedades técnicas y legales) y adaptar a su puesto de trabajo y a la ubicación de la instalación en concreto que gestionan en cada momento. Además, colaboran con los técnicos de sistemas encargados de realizar el mantenimiento de los sistemas y dispo- sitivos de seguridad, facilitándoles su la- bor y apoyando sus intervenciones hasta asegurarse de que el sistema funciona correctamente. Ayudan a gestionar los errores o fallos de los sistemas cuando estos tienen lugar y son elemento esen- cial para la correcta solución de los mis- mos. En definitiva, las y los operadores de CRA son un pilar esencial para la in- dustria de la seguridad privada. Por ello, desde estas líneas, queremos rendirles un merecido homenaje a estas personas. Operadores de CRA, va por vosotros y vosotras: gracias por vuestro trabajo, vuestra implicación, vuestra pro- fesionalidad y vuestra constancia. Quizás ha llegado el momento (aun- que somos conscientes de que tarde) de que empecemos a visibilizar su labor, a reconocer sus méritos, a hablar y publi- car sobre estos profesionales, sobre su trabajo y su responsabilidad, y empe- cemos a poner nombre a este colectivo que tanto se lo merece.
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