Seguritecnia 509

/ Septiembre-Octubre 2024 72 Central Receptora de alarmas E l número de empresas de seguridad con actividad de central receptora de alarmas (CRA) se ha ido reduciendo considerablemente en esta última década. Hemos pasado de ser cerca de 200 las inscritas a 128, según el último dato del anuario 2023 del Mi- nisterio del Interior. La reducción se debe a varios facto- res, principalmente el coste que supone mantener una estructura de personal las 24 horas los 365 días, así como la difi- cultad que hay en el sector para poder mantener o crecer en número de clien- tes conectados que te permita estar en un umbral de rentabilidad óptimo. Las empresas que únicamente prestan servicio de CRA y no se dedican además a otras actividades, como la más común de instaladora/mantenedora, concen- tran su negocio en la facturación de cuotas recurrentes por el servicio de la gestión de señales de alarma; esto les hace tener una dependencia muy gran- de de terceros y precisan de acuerdos con empresas instaladoras del sector que les permita crecer. Personal de CRA Esta reducción de empresas ha afectado mayormente a las CRA de ámbito pro- vincial de tamaño medio, mientras que las grandes empresas nacionales han ido ganando cuota de mercado compi- tiendo entre ellas para dominar el sector residencial y de pymes. La problemática que comparten las em- presas con CRA medianas no ha variado en los últimos años; siguen arrastrando la dificultad de obtener personal cualificado que pueda llegar al nivel de exigencia que requiere el puesto de operador/a. Recuerdo que cuando empecé en este sector, y los saltos de alarma se recibían en la CRA a través de receptoras telefó- nicas o vía radio y se imprimían en papel los eventos, la gestión de los saltos de alarma no suponía gran dificultad; pero hoy en día la tecnología, tanto en el soft- ware de gestión de señales de alarma empleado por las empresas como de los sistemas de seguridad electrónicos que se comercializan ha afectado de lleno a las CRA, obligando a invertir constante- mente en formación y en personal alta- mente cualificado. Grandes empresas De hecho, las grandes empresas nacio- nales comercializan su propia marca o un solo modelo de alarma que utilizan para cubrir las necesidades de sus clien- tes. Esto les permite tener conectado a su CRA una gran cantidad de paneles de alarma, pero con una gestión de se- ñales menos diversa y una formación de su personal menos exigente, al no tener que gestionar multitud de siste- mas diferentes. Sin embargo, las CRA medianas deben tener integrados una enorme diversidad de modelos y marcas de alarma para poder satisfacer las ne- cesidades de las empresas instaladoras del sector que conectan con ellas, y esto requiere un mayor tiempo de formación para poder gestionar adecuadamente la cartera de clientes. El nicho de mercado de la mayoría de las empresas instaladoras que no quie- ren competir en la batalla por la venta del kit de alarma se desmarca ofreciendo sistemas más sofisticados y realizando diseños a medida de sistemas de segu- ridad más complejos, empleando mate- riales y tecnología adaptadas a clientes más exigentes o de mayor envergadura en cuanto al tamaño de la instalación a proteger; suelen ser clientes del sector industrial o el residencial de alto nivel. Es por este motivo que las CRA hoy en día tienen que estar preparadas para po- der gestionar sistemas más sofisticados, así como dedicar más recursos, debido al tráfico de señales de alarma, que va en aumento por la gran cantidad de in- formación que transmiten. La tendencia desde hace varios años, que ha ido en aumento considerable- mente, ha sido el poder verificar los sal- tos de alarma a través de sistemas que envían imágenes o clips de video, lo que permite aplicar el método de videoverifi- El gran reto de las CRA: sobrevivir Ó scar E scribá V icepresidente de la A sociación E spañola de C entrales R eceptoras de A larmas (AESCRA)

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