Seguritecnia 511
/ Enero-Febrero 2025 100 Detectives El olfato del sabueso De la misma manera, un detective ex- perimentado en estas lides ha de tener los elementos necesarios para saber y conocer cuándo su interlocutor le inten- ta manipular. En no pocas ocasiones se oye y se lee sobre el olfato del detec- tive privado, al que se le ha venido en llamar “sabueso” en muchas novelas y películas –generalmente de la serie B–, pero no les falta razón, pues este olfato es propio de la naturaleza huma- na, y, por tanto, también del detective. Con ello me quiero referir a que en las comunicaciones interpersonales to- dos sabemos apreciar, por ejemplo, si nuestro interlocutor nos ha caído bien o hay algo que falla, al igual que intuimos la percepción que de nosotros tiene la persona con la que hemos hablado. De hecho, todos sabemos interpretar otras muchas cuestiones en nuestra comuni- cación diaria, simplemente el detective privado se limita a analizar además esas cuestiones. Hay muchísimos elementos comu- nicativos conscientes e inconscientes que todos sabemos interpretar. Al igual que una sonrisa, por ejemplo, puede ser un signo evidente de afabilidad que todos reconocemos, hay otros gestos, posturas, formas de estar o de hacer que sabemos interpretar en nuestras relaciones interpersonales, pero desco- nocemos que sabemos hacerlo porque sale prácticamente de manera automa- tizada. Esta poderosa herramienta es bien conocida por el detective privado, que la usará en sus relaciones interper- sonales para conseguir esa informa- ción de calidad tan preciada. Terminaré diciendo que la informa- ción de calidad no es solo aquella que se tiene por cierta, sino también aque- lla que se entiende que no lo es; pero esta afirmación precisa de un nuevo artículo. conseguir la mayor cantidad de infor- mación posible, y de la mayor calidad, hay que establecer los mecanismos adecuados para que nuestro interlocu- tor dé esa información. Para ello, lo re- dirigimos por donde nos interesa, con- venciéndolo de que nuestra presencia no es hostil, sino todo lo contrario; le proporcionamos la confianza necesaria para que se relaje y pueda darnos los datos de interés, llevándole con natura- lidad hacia nuestro objetivo. Esta seducción del detective en su comunicación es en cierto modo asimi- lable a lo que hace un político (visión política, siempre desde la perspectiva de Platón) que necesita convencer para llevar su proyecto a término, si bien la forma de convencer de un detective pri- vado debe de ser invisible, llevada con empatía para que pueda reconducir a su interlocutor, sin que este lo aprecie, hacia la información que precisa, va- liéndose además de las técnicas comu- nicativas que domina para diferenciar si lo que está recibiendo es o no veraz. Por ello, el detective debe estar en la entrevista siempre en un plano de su- perioridad con respecto del entrevista- do, entendiendo este que se encuentra en una situación de igualdad –siempre ficticia–, lo que permitirá que se relaje y se abra en sus posiciones, haciendo que el flujo de información circule ade- cuadamente. y, por otro lado, identificando clara- mente ese influjo por parte de quien habla, para evitarlo. La entrevista del detective Me refiero a la figura del detective pri- vado, que en lo que a comunicación se refiere, en su caja de herramientas, cuenta con una de gran importancia para sus investigaciones: la entrevista. La entrevista desde un punto de vista de la investigación privada es cualquier conversación que un detective priva- do pueda tener con una persona para obtener información, sin que necesa- riamente esta conversación esté sujeta a un formato de pregunta/respuesta, como puede ser una entrevista al uso. Una entrevista realizada por un detec- tive privado, una conversación con fi- nes informativos, debe de estar sujeta al principio de voluntariedad entre las partes (no es un interrogatorio y, por tanto, hay que utilizar la empatía sufi- ciente y las técnicas de comunicación adecuadas para que nuestro interlocu- tor no dé por finalizada la conversación) y al principio de igualdad aparente (en el interrogatorio ese principio de igual- dad no existe, pues hay una relación de poder visible del que interroga sobre el interrogado). Sin embargo, obsérvese que me re- fiero a una “igualdad aparente”, pues lógicamente, si de lo que se trata es de Una entrevista realizada por un detective privado debe estar sujeta a los principios de voluntariedad entre las partes y de igualdad aparente
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