Seguritecnia 512

/ Marzo-Abril 2025 28 Defensa y Seguridad S eguridad y defensa son dos términos más fáciles de com- prender por separado que juntos cuando se aplican a una política. Tradicionalmente, los paí- ses han mantenido la separación entre ambas. La seguridad ha sido interior, ci- vil y orientada a la libertad y protección de los ciudadanos, mientras que la de- fensa ha sido exterior, militar y orientada a preservar la soberanía. Esta diferen- ciación tradicional se ha ido diluyendo con el tiempo, porque las amenazas y riesgos que las diferenciaban han deja- do de ser exteriores o interiores, y exis- ten amenazas globales como las pande- mias o el crimen organizado que actúan por encima de las fronteras nacionales. Por otro lado, han aparecido nuevos pro- blemas de seguridad relacionados con el cambio climático, la inmigración, la desinformación, la disrupción tecnoló- gica o la confrontación geopolítica que han aumentado las especialidades de seguridad. Y para mayor complejidad de su gestión, la interdependencia e in- teracción entre todas las especialidades de seguridad, la transversalidad, no deja de crecer, así como la multiplicación de niveles de responsabilidad europeos, nacionales y subestatales. La acumulación y solapamiento de las dimensiones de seguridad (seguridades) ha obligado a los Estados a centralizar su coordinación porque su gestión por sepa- rado resulta compleja e ineficaz, especial- mente en situaciones de gestión de crisis donde episodios como los del COVID o las emergencias climáticas han puesto en evidencia las carencias de la gestión descentralizada. La aparición en las dos últimas décadas de las estrategias y ór- ganos de seguridad nacional en los ga- binetes y presidencias de los gobiernos, y por encima de los ministerios, responde a esa necesidad. La creciente interacción entre los elementos internos y externos de cada seguridad y, de estos, con cada una de las demás seguridades, refuerza esta tendencia a la centralización de la gestión para superar la fragmentación en silos de las políticas públicas. Sin embar- go, la transición formal y material desde las distintas dimensiones de seguridad, como las de defensa, interior, exterior, económica o energética, entre muchas otras, hacia una gestión centralizada bajo el paraguas de la seguridad nacio- nal precisará liderazgo y tiempo. Liderazgo y tiempo Liderazgo, porque la necesidad de in- tegrar choca con las resistencias cor- porativas a perder autonomía y compe- tencias, así como a admitir autoridades y procesos de supervisión por encima y fuera de sus cadenas de mando orgáni- cas. También, porque asumir competen- cias supone también asumir responsabi- lidades y no todos los presidentes de los ejecutivos desean correr ese riesgo. Se necesita tiempo para establecer una nueva gestión que diferencie los as- pectos estratégicos de coordinación de los operativos de ejecución. La aparición de agencias de seguridad en distintos ámbitos como el espacial, la inteligen- cia artificial y la ciberseguridad, entre muchos otros no asociados a ministerios tradicionales, refleja esta tendencia. Así, en España se ha creado la Agencia Esta- tal de Investigación, la Agencia Espacial Española, la Agencia Española de Medi- camentos y Productos Sanitarios o la de Supervisión de la Inteligencia Artificial para centralizar la coordinación de esas materias e intermediar entre los respon- sables de la dirección estratégica y los de la ejecución. En la Unión Europea (UE), han surgido agencias especializadas que facilitan asesoramiento a la Comisión, al Consejo o a ambos, según su ubica- ción. Entre las más conocidas figuran las de Medicamentos (EMA), Seguridad Ali- mentaria (EFSA), Medio Ambiente (EEA), Seguridad Aérea (EASA), Seguridad Ma- rítima (EMSA), Ciberseguridad (ENISA), Seguridad y defensa: su interacción se estrecha, sus bordes se difuminan F élix A rteaga I nvestigador principal para S eguridad y D efensa del R eal I nstituto E lcano

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