En febrero de 2025, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró un debate abierto bajo el tema «Practicar el multilateralismo, reformar y mejorar la gobernanza mundial». Esta sesión, propuesta y dirigida por China en su papel de presidente del Consejo durante el mes, estuvo encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi. Durante la reunión, diversas naciones y el propio Secretario General, António Guterres, destacaron la urgente necesidad de reformar el Consejo para que refleje las realidades del mundo actual.
Un organismo anticuado y poco democrático
Guterres enfatizó que, aunque la estructura de la cooperación internacional está en pie, «el software necesita una actualización» en cuanto a representación y equidad. En su intervención subrayó la importancia de la solidaridad global ante retos como la crisis climática, la creciente desigualdad y la pobreza, factores que alejan cada vez más la paz del alcance internacional. Además, alertó sobre los peligros ilimitados de la Inteligencia Artificial, que podría socavar la identidad y el control humano.
Desde la guerra de Israel-Gaza y la guerra de Ucrania, pasando por las de Sudán y la República Democrática del Congo, los conflictos bélicos parecen multiplicarse, mientras el terrorismo y el extremismo violento persisten. Guterres advirtió también sobre la preocupante posibilidad de una guerra nuclear, calificándola como un «peligro claro y persistente«.
Ante estos desafíos, el Secretario General resaltó el Pacto para el Futuro, una iniciativa que busca fortalecer la gobernanza global del siglo XXI y restaurar la confianza en el multilateralismo y en la ONU. Este pacto propone medidas concretas para reforzar la paz, coordinar esfuerzos con organizaciones regionales e implicando a las franjas de las mujeres, los jóvenes y los grupos marginados en la pacificación global.
Un Consejo más representativo
Uno de los temas centrales del debate fue la necesidad de reflejar el mundo actual, no el de hace 80 años. Guterres instó a los miembros a mejorar los métodos de trabajo, haciéndolo «más inclusivo, transparente, eficiente, democrático y responsable».
Wang Yi, en su discurso, reafirmó la importancia del multilateralismo y subrayó que «ningún país puede prosperar solo». Destacó que todas las naciones deben tener igualdad soberana, con derecho a participar y beneficiarse del sistema internacional. Asimismo, reiteró la necesidad de un enfoque basado en la acción para abordar conflictos como el de Israel-Gaza, afirmando que «no es una moneda de cambio», y abogó por una solución de dos Estados.
Por su parte, Rusia condenó la situación en Gaza y las acciones de Israel contra la UNWRA, mientras que Reino Unido señaló que, pese a los avances en salud y educación, la ONU no es verdaderamente representativa, en un mundo que ya no es bipolar ni unipolar, sino multipolar.
Debate sobre el veto y la utilidad de la ONU
Panamá señaló que el multilateralismo atraviesa su peor crisis desde la fundación de la ONU en 1945, citando la «distorsión» de la gobernanza global y la marginación de países en desarrollo. Criticó la falta de representación geográfica en el Consejo de Seguridad y el uso del derecho a veto, que perpetúa desequilibrios de poder. Los 5 miembros permanentes —China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido— tienen la facultad de oponerse a una resolución, impidiendo que se pueda adoptar. Los 10 países electos por la Asamblea participan durante periodos de dos años. La última vez que España formó parte del Consejo de Seguridad de la ONU fue en 2015-2016.
En el debate de febrero 2025, Francia apoyó una reforma ambiciosa de la ONU, proponiendo ampliar el Consejo de Seguridad para incluir dos Estados africanos como miembros permanentes. «Es anormal que África no tenga representación fija», afirmó su representante. Además destacó su iniciativa conjunta con México para regular el veto en casos de genocidio y crímenes de guerra, defendiendo el derecho a ejercerlo como «una responsabilidad especial».
Estados Unidos, por su parte, expresó preocupación sobre la dirección de los organismos de la ONU, criticando su aparente sesgo antisraelí y la marcada influencia de Rusia y China en las decisiones clave. Para afrontar esos contratiempos, EEUU anunció que va a evaluar su relación con la organización, asegurando que planteará reformas para garantizar que la ONU cumpla su propósito inicial. Recordemos que el martes 5 de febrero Donald Trump firmó una orden ejecutiva para retirar a su país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, prohibiendo toda financiación estadounidense a la Agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA, en inglés) por considerarla “antisemita y antisraelí”.
Profunda crisis y urgente necesidad de reforma
El debate del Consejo de Seguridad en febrero de 2025 evidenció la profunda crisis de las Naciones Unidas y la reforma pendiente de la ONU para adaptarla a las realidades geopolíticas actuales. Mientras algunos países defienden el mantenimiento de ciertos mecanismos, otros exigen cambios estructurales para garantizar una representación más ecuánime y útil. El futuro de la organización depende de la voluntad política de los países miembros para actualizar los mecanismos de resolución de conflictos globales en un mundo beligerante, cada vez más problemático y desafiante.
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