Enrique Arriaga Álvarez Vicepresidente y consejero de Carreteras, Movilidad e InnovaciónCabildo de Tenerife

Enrique Arriaga: “Las situaciones de emergencia hacen que los responsables de seguridad adquieran más importancia”

Pandemia en Canarias.

Enrique Arriaga (Santa Cruz de Tenerife, 1968) dio el salto a la política el año pasado, tras más de dos décadas dedicadas a la prevención de riesgos. No en vano, hasta ese cambio era el responsable de la Unidad en el Servicio Técnico de Prevención de Riesgos Laborales del Cabildo de Tenerife (el año pasado, el Consejo General de Profesionales de la Seguridad y Salud en el trabajo le concedió la Medalla de Oro al Mérito Profesional con Distintivo Verde). Ahora como vicepresidente y consejero de Carreteras, Movilidad e Innovación de este órgano de gobierno, Arriaga lleva a gala su trayectoria como prevencionista y responsable de seguridad en el ámbito público y privado. Una experiencia que está aportando y aplicando durante la pandemia del COVID-19 a través de las carteras que dirige.
Desde su ciudad natal y gracias a las nuevas tecnologías, Arriaga explica en esta entrevista cómo ha abordado el Cabildo de Tenerife la crisis sanitaria.

Parece que poco a poco se va recuperando la normalidad en toda España, a pesar de que el COVID-19 no está superado. ¿Cómo han vivido la pandemia en las Islas Canarias, teniendo en cuenta la distancia con la Península?

Es curioso porque realmente donde empezó esto fue en Canarias. Los primeros casos de COVID-19 se detectaron en La Gomera y el primer gran brote en el sur de Tenerife, donde tuvieron que confinar un hotel entero con casi mil personas durante 15 días. Eso nos hizo tomar conciencia y empezar a adoptar medidas mucho antes que en otros sitios. Por eso la propagación aquí ha sido mucho más baja que en el resto de España. Evidentemente, al ser una isla completamente aislada y bloquearse completamente las comunicaciones ha sido mucho más fácil el confinamiento.

Eso nos llevó a superarlo con más rapidez, pero el problema empieza ahora. Comenzamos a ver movimiento entre islas, lo cual que no es problemático en sí porque muchas de ellas no han tenido ni un solo caso, pero sí lo es por los movimientos con la Península. Ya empieza a venir gente y además han comenzado los vuelos internacionales. Estamos pendientes de ver cómo evoluciona la situación.

Se están tomando una serie de medidas, como el control de temperatura o documentos para saber cómo localizar a las personas en caso de contagio, aunque todavía no está definido a nivel nacional e internacional cuáles van a ser los requisitos y si se van a poder hacer pruebas. Esto nos preocupa un poco porque no podemos obligar a ningún turista a estar confinado aquí 15 días.

¿Cuáles son las principales medidas que ha puesto en marcha el Cabildo de Tenerife para evitar rebrotes?

La competencia que tiene el Cabildo son hospitales sociosanitarios, centros de mayores, de discapacidades, etc., donde se han controlado bastante bien los posibles rebrotes. Estos centros han acabado por hacer barridos de pruebas de PCR a todos los ancianos y en los centros dependientes del Cabildo creo que solamente se dio un caso. Sin embargo, en otros concertados, donde no tenemos tanto control, fue donde se centraron los fallecimientos. En cualquier caso, no llegó a la cifra de contagios y muertos de algunos centros, por ejemplo, de Madrid.

El otro gran punto que nos preocupaba era el transporte público. Hemos tenido que adoptar constantemente medidas para regular la función de la demanda, pues había que prestar el servicio incluso durante la etapa de confinamiento, y para establecer medidas preventivas de protección para los conductores y los usuarios. En eso hemos trabajado mucho, haciendo pruebas a los conductores, cerrando las cabinas para que no tengan acceso a las personas, eliminando el uso de efectivo, cerrando las puertas delanteras para evitar que los usuarios pasen por delante del conductor… Todo eso se ha combinado con la limpieza periódica y la desinfección de todos los vehículos, tanto en el caso de tranvías como de autobuses.

Hemos establecido el uso obligatorio de mascarillas en todo el transporte público y hemos colocado dispensadores de mascarillas e hidrogel en todas las instalaciones. También estamos intentando implantar un sistema de desinfección en el aire acondicionado de los autobuses, de manera que va inyectando un fungicida, un virucida y un bactericida.

Todo eso tenemos que combinarlo con campañas de concienciación de uso del transporte público, porque los usuarios han tenido miedo. Estamos estableciendo campañas, junto con el Gobierno de Canarias, para animar a toda la población a utilizar el transporte público, dejando claro que es igual de seguro que el vehículo propio.

Enrique Arriaga

 

La isla de Tenerife ha sido seleccionada por el Gobierno de Canarias para ser la primera en implantar el proyecto Datalai, una herramienta que genera información en tiempo real a través de datos de viajeros del transporte público. ¿En qué consiste esta tecnología?

Este programa, desarrollando por el Gobierno de Canarias, realmente es un simulador de propagación. Usamos los datos del transporte público y de los teléfonos móviles, lo que es el Big Data, y con ello diseñamos las frecuencias y las rutas principales en función de cómo se mueve la población.

Igualmente, tenemos las matrices de movilidad de las personas que viven en las diferentes comarcas, de tal manera que, si en un pueblo o ciudad determinada detectamos un caso, sabemos hacia dónde se mueve principalmente la población y cuál es el vector principal de propagación desde el punto de vista de prevención. Por ejemplo, si sabemos que el 90 por ciento de una población se va a mover hacia la población colindante, aquellas actuaciones que haya que hacer en materia preventiva irán hacia ese lado. Se trata un modelo predictivo, para ver cómo se va desarrollando la propagación de forma simétrica en función de los patrones de movilidad de la población.

Ahora que estamos en pleno verano, ¿qué medidas van a poner en marcha en las playas para evitar contagios?

La competencia de las playas depende de cada municipio, pero las medidas que se están estableciendo son las mismas que en toda España. No hay problema dentro del agua, porque no hay propagación del virus en agua salada, pero la cercanía de la gente en la arena puede dar lugar a contagios. Lo que se está haciendo es marcar el perímetro de distancia en alguna playa e incluso la obligación de solicitar por Internet reserva de sitio y hora para poder ir a bañarse. Creo que ahora mismo estas cosas son necesarias, pero en un futuro acabarán deshaciéndose. Porque, al final, aquí tenemos un problema y es que solamente hay inmunizada un dos por ciento de la gente. Es decir, tenemos una tasa muy baja, por lo cual el contagio se va a producir sí o sí.

“Se están tomando medidas como el control de temperatura o documentos para saber cómo localizar a las personas en caso de contagio”

Habrá que controlar esas aglomeraciones de personas para evitar la propagación; pero, más que la playa, preocupan otras actividades, como pueden ser los conciertos, los botellones u otro tipo de actividades que habrá que regular. Parece mentira que la juventud es la que menos está respetando las normas, quizás porque han llegado a la conclusión de que les va a afectar menos el virus.

Enrique Arriaga en su despacho

La tecnología es una importante aliada para combatir la pandemia. ¿Cuáles están aplicando para evitar contagios y aglomeraciones?

Una de las tecnologías fundamentales ha sido el teletrabajo. En el Cabildo de Tenerife, prácticamente el 80 por ciento de la plantilla trabaja desde su casa, con reuniones periódicas y un programa para hacer el seguimiento de los objetivos.

Por otro lado, las cámaras térmicas tienen hoy en día muchísimas posibilidades. No solamente por la vigilancia, sino también para ver la temperatura de las personas. Esto siempre puede ayudarnos a identificar a personas con alta temperatura y preguntarles por ello. Es algo que queremos empezar a implantar en las estaciones de autobuses.

También está la utilización de cámaras de infrarrojos en las paradas de autobuses para saber si hay gente o no. De esa manera se puede avisar a la guagua de si hay personas en esa parada, para que en caso contrario pase de largo y se acorte el trayecto.

Hay otras tecnologías en las que es importante seguir trabajando, sobre todo para la desinfección de locales y vehículos. Los tratamientos de ozono para poder desinfectar las guaguas, instalaciones, salas de cine, despachos, salas de reuniones… De esa manera no se tiene que limpiar las superficies con bayetas, sino a través de la saturación de una atmósfera de ozono o cualquier otro agente desinfectante, para que podamos tener garantías de que la sala está completamente desinfectada.

¿Cuáles diría que fueron las principales dificultades a la hora de combatir la pandemia, más teniendo en cuenta la distancia con la Península?

La situación ha funcionado con los mismos problemas que en el resto de España, especialmente por la falta de equipos de protección. Creo que hubo un error por parte del Gobierno al centralizar todas las compras, porque las comunidades autónomas perdimos casi dos meses y se convirtió en un auténtico mercadeo. Si hubiéramos estado preparados como cuando sucedió la famosa gripe A, que se anunció con tiempo y las empresas pudieron hacer acopio de materiales, hubiera sido mucho mejor. Podríamos haber empezado a utilizar las mascarillas muchísimo antes y nos hubiéramos protegido del contagio.

En el caso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la seguridad privada han estado expuestos durante mucho tiempo y no tenían equipos. Han sufrido, sobre todo, la falta de mascarillas y de guantes, a pesar de que son colectivos que tienen que estar en primera línea.

Aquí tenemos ahora otro problema que también afecta a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: la inmigración. Estamos en época de marea favorable y toda la inmigración está viniendo otra vez a Canarias a través de barcos cayucos o pateras. Uno de los protocolos más importantes que estamos haciendo es que, nada más llegar, los servicios de emergencia hacen a los inmigrantes las pruebas del COVID-19, y nos estamos encontrando con que la práctica totalidad vienen contagiados. Por otro lado, estos inmigrantes no tienen dónde ir y hay que llevarlos a centros donde es necesario separar a los que están contagiados de los que no. Tampoco se les puede dejar salir porque pueden estar desarrollando la enfermedad…

¿Qué aspectos positivos se pueden extraer del trabajo realizado para luchar contra la pandemia, especialmente en los peores momentos?

Destacaría la capacidad de adaptarnos al día a día, a pesar de la cantidad de variaciones de la situación. Hemos tenido que adaptarnos y no ha sido fácil, porque no ha habido un manual o un plan que poder desarrollar. No, porque ha sido todo completamente diferente a lo anterior.

Evidentemente, se han producido errores y aciertos, pero destaca esa capacidad de reaccionar y, sobre todo, de tomar decisiones que antes de la pandemia eran impensables. Por ejemplo, un cierre de un aeropuerto, el cierre del espacio aéreo, el confinamiento entero de un país…

De cara al futuro, hemos aprendido que este tipo de decisiones hay que tomarlas. Ya no hay miedo a adoptarlas porque ya hay un precedente. Si mañana tengo que confinar a mil personas en un hotel, nadie va a poner el grito en el cielo.

Esa es una de las lecturas positivas que hay que sacar. Que nos hemos concienciado de tener una pandemia a nivel mundial y que cuando pueda haber cualquier tipo de emergencia, catástrofe u otro tipo de situación, la toma de decisiones va a ser mucho más rápida.

¿Y cuál ha sido la parte más negativa, aparte del número de fallecidos y enfermos por la pandemia, de la que extraer lecciones aprendidas de cara al futuro?

El retraso en tomar algunas decisiones y no tener en España capacidad de fabricación o acopio de ciertos elementos que son fundamentales para cualquier país, como pueden ser las mascarillas en este caso. Creo que la parte negativa está en no controlar algunos contagios en algunos centros sociosanitarios.  Pero, evidentemente, lo más negativo ha sido la cantidad de personas que han fallecido.

¿Cómo valora la colaboración por parte de las empresas privadas para hacer frente a la pandemia?

Creo que ha sido buena. También las empresas han tomado decisiones de manera rápida a todos los niveles. Y todas han sido muy acertadas, como pueden ser las que haya tomado el director de Seguridad de cualquier empresa de alimentación. Se han adoptado medidas tanto para garantizar la protección de sus trabajadores como para evitar que los supermercados fueran un foco de contagio.

Creo además que esto ha servido para visualizar el papel de la seguridad. Lo digo como técnico de prevención y responsable de seguridad que he sido y que ha tenido que hacer muchos planes de emergencia. Por ejemplo, supeditar la producción a la seguridad era algo que costaba que se llevara a cabo, pero creo que la mentalidad en ese aspecto ha cambiado.

“Hemos tenido que adaptarnos y no ha sido fácil, porque no ha habido un manual o un plan que poder desarrollar frente a la pandemia”

En Canarias esto sucedía mucho con los planes en caso de fenómenos meteorológicos adversos. De repente había un anuncio de alerta porque venía una borrasca y luego resulta que no caía nada, de manera que la población empezaba a criticar al Gobierno porque entendía que se había alarmado innecesariamente. Sin embargo, a la siguiente resulta que la inundación trajo dos fallecidos. Con lo cual, este tipo de situaciones hacen que los directores y responsables de seguridad vayan adquiriendo mucha más importancia.

También ha cambiado todo lo que tiene que ver con los servicios de prevención, que han tomado un papel muy relevante durante la pandemia. Se nos ha tomado mucho más en serio y se nos tiene en cuenta para la toma de decisiones. Ya era hora.

¿Cree que ese cambio de percepción respecto a la seguridad y a los profesionales que se dedican a ella va a quedarse o será pasajero?

Veremos. Esperemos que se mantenga y se tengan en cuenta los criterios de prevención y de seguridad en las decisiones que se tomen en la empresa. Hemos cambiado completamente. Ya todo el mundo tiene mascarilla en su casa y la sigue utilizando. Creo que no todo ha llegado para quedarse, pero sí que a partir de ahora se nos tendrá mucho más en cuenta en todas las decisiones empresariales. Se nos tendrá mucho más en cuenta porque se ha visto que las cosas pueden volverse muy serias, y el susto del cuerpo lo vamos a tener durante un tiempo.