Seguritecnia 490

/ Octubre 2021 18 Seguridad Corporativa S i como parece estamos su- perando los momentos más duros de la pandemia, llega la hora de aplicar el buen hacer de los cánones de los gestores de riesgos, entre ellos los directores y direc- tivos de Seguridad. Esos cánones indican que, una vez superada una crisis, es el momento apropiado para analizar de ma- nera inmediata las mejoras necesarias a aplicar sobre los procesos, medios y siste- mas de seguridad de toda índole: físicos, organizativos y humanos. Ese análisis, siempre que vaya acom- pañado del máximo rigor en la objetividad y capacidad de crítica, garantiza poder afrontar situaciones futuras similares –ya sean nuevas o rebrotes de la misma– en las mejores condiciones. No está en manos de los profesionales de la seguridad privada, ni siquiera de la pública, evitar al cien por cien que se re- pitan afectaciones sanitarias como el co- ronavirus, pero sí podremos contribuir a minimizar su impacto. De ahí la importan- cia de ser objetivos y críticos en el análisis de mejoras para minimizar los impactos finales en la seguridad, así como de que las empresas para las que trabajamos los directivos de seguridad presten adecua- damente sus actividades. No es en absoluto pacífico y unifica- do el discurso de si la seguridad privada (concretamente los departamentos de Seguridad a cuyo frente hay un director de Seguridad habilitado) ha salido refor- zada o no de la pandemia. Estoy conven- cido de que, en la mayoría de casos, esta figura ha ganado presencia y notoriedad dentro de los estamentos decisorios de las empresas. En los casos en que ya se integraban en esas estructuras resoluto- rias de alto nivel, su papel ha salido refor- zado por las buenas aportaciones que im- plica su visión transversal de los riesgos y la afectación a los procesos organizativos y productivos de la empresa. Esto no siempre ha ido acompañado de mayores medios, también es justo reconocerlo; pero lo importante en los momentos críticos de la pandemia era formar parte de los organismos deci- sorios de las empresas, los que debían acordar las medidas a implantar para mi- nimizar el impacto de la crisis sanitaria. La premisa básica era ganar notoriedad y protagonismo dentro de esos órganos, evitando quedar descolgados y que otros departamentos expusieran lo referente a la seguridad en nuestra ausencia, como ocurre con excesiva frecuencia. La presencia del director de Seguridad en dichos foros de toma de decisiones – siempre que se demuestren habilidades directivas y relacionales– llevará a poste- riores mejoras de todo tipo en la valora- ción, recursos y organización asignados a su departamento. El director de Seguridad debe apro- vechar la crisis del COVID-19 para salir reforzado, positivizar las dificultades de los momentos negativos para tomar impulso y reconducir la situación hacia situaciones de crecimiento y mejora. A corto plazo, parece difícil sufrir crisis de mayor relevancia que la actual (salvo las económicas que cíclicamente nos toca vivir); positivicemos el momento y aprove- chemos el impulso que nos ha dado la pandemia. Cambio de mentalidad Pero para ello debe cambiar la mentali- dad de los directores de Seguridad que vi- ven anquilosados en un pasado ya supe- rado, en unos momentos de la historia en los que todo se centraba en la protección física, los vigilantes de seguridad y mini- mizar el impacto de delitos como robos, atracos o protección de directivos. Ahora se impone una adaptación ur- gente al momento digital que vive nues- tra sociedad. También se hace precisa la reorganización y reordenación de la seguridad en las empresas, con excesiva frecuencia muy difuminada en multitud de direcciones y departamentos que, cual reinos de taifas, gestionan individualmen- te aspectos de la seguridad corporativa El director de Seguridad corporativo y la seguridad postpandemia E duard Z amora P eral P residente de la A sociación de D irectivos de S eguridad I ntegral (ADSI)

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