Seguritecnia 499

/ Enero-Febrero 2023 86 Seguridad en Museos en cuenta que por aquí pasó el año pa- sado un millón de visitantes. Si esa obra no tiene caja climática o un cristal espe- cial para cuidados y solamente está el óleo o la tabla, el calor y humedad de los visitantes pueden afectar. Quizás de una sola persona no, pero después de tres, cuatro o cinco años, puede que ese cuadro deba estar más tiempo monitori- zándose para ver qué daño sufre. Se trata de preservar en las mejores condiciones posibles, por ejemplo, un óleo o una tabla de los siglos XIII, XIV o XV que ha sufrido o tenga problemas de carcoma o humedad por haber esta- do en ambientes hostiles. Y si tengo un cuadro en el que los visitantes pasan de largo, no necesito estar pendiente. El departamento de restauración tiene su propia política de monitorización y control de todas las obras, pero si cuenta con una ayuda adicional, bienvenida sea. ¿Cuáles son las principales proble- máticas y necesidades a las que se enfrentan los museos actualmente en materia de seguridad? Lo que hemos de preservar es lo expues- to al público, y lo debemos mostrar de la manera más natural posible, con el me- nor número de barreras físicas posible. Aunque esto implica poder sufrir agresio- nes. No es algo habitual, pero últimamen- te sí que se están dado algunos casos. Por tanto, el reto principal es exponer y controlar esas obras, así como que los visitantes puedan disfrutar de lo que ven. Al fin y al cabo, visualizar en una página web un cuadro o una fotografía digitaliza- dos, es decir, hacer una visita virtual, no es lo mismo que disfrutar de la obra físi- camente. Si te gusta el arte, si te gusta la pintura, quieres ver el tamaño del cuadro, el detalle, cómo está pintado, las técnicas y materiales utilizadas por el autor, si es impresionista, si es una obra actual o del Renacimiento, etcétera. Los actos de vandalismo, como los vis- tos en los últimos meses y que acaba de mencionar, evidencian lo comple- jo de evitar que, en algún momento, las obras puedan sufrir una agresión. ¿Cómo equilibra el museo la balanza entre mejorar la experiencia del visi- tante y la seguridad de las obras? Es la parte más difícil. Se trata de tener los medios técnicos para detectar y rea- lizar un seguimiento de lo sucedido, así como de que el personal detecte rápi- damente la agresión y no vaya a más. También es verdad que estos ataques, procedentes de colectivos medioam- bientales y de lucha contra el cambio climático, no buscan dañar la obra, sino más bien una repercusión social. Pero, ¿dónde está el problema? En que alguien no sepa exactamente lo que hace o que en el momento de aco- meter la agresión exista un forcejeo que conlleve un percance con la persona in- volucrada o un deterioro en la obra que no estaba previsto y que llegue a ser irreparable. En la búsqueda de ese equilibrio, ¿cómo se aborda el diálogo que tiene que existir entre los comisarios de las exposiciones, artistas y demás profe- sionales del arte, con el responsable de seguridad? Esto se lleva a cabo, sobre todo, en las exposiciones temporales. Cuando son obras prestadas, primero hay que cum- plir las recomendaciones y exigencias del prestador para diseñar los protocolos y procedimientos. En el momento en que se va a iniciar y organizar una exposición, se estudia cómo van a ser las salas, si se va a modificar el espacio de exposi- ción, qué tipo de obras se van a exponer, cómo quiere la parte artística situar esas piezas, etcétera. Ahí es donde se entabla el diálogo y se ve la necesidad del De- partamento de Seguridad. ¿Qué proble- mática puede causar la obra? ¿Cómo se expone? ¿En qué soporte? ¿Qué tipo de alarmas o de seguridad precisa? ¿Se va a necesitar más o menos personal para su custodia o visualización? Se trata de encajar lo que la parte ar- tística y de conservación quiere exponer y cómo debe protegerlo el Departamento de Seguridad. Nosotros, más que decir cómo queremos que sea la exposición, acomodamos las medidas de seguridad. Es decir, se trata de adaptar las medidas de seguridad a lo que se quiere exponer. Y siempre dentro de un diálogo y bajo una serie de protocolos.

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