Sistemas de alerta en España: un paso más que vital frente a las emergencias

Las grandes catástrofes son inherentes a la existencia de nuestro planeta. Grandes ejemplos de ello son el accidente nuclear de Fukushima (Japón) hace 12 años, la erupción en La Palma de 2021 o el terremoto que ha devastado recientemente Turquía y Siria. De ahí que sea incluso cuestión de vida o muerte que la ciudadanía esté avisada y preparada para actuar frente a cualquier emergencia. Pero ¿cómo conseguir que la población tenga conocimiento de que está expuesta a una eventual situación de peligro? La respuesta está en los diferentes sistemas y redes de alerta con los que contamos en España.

incendios forestales
Marta Serrano

Hace apenas unos meses, los telediarios abrieron con una noticia que sorprendió a parte de la sociedad: los españoles recibiríamos un mensaje de prueba en nuestros teléfonos móviles que nos advertiría sobre una emergencia. Y aunque este mensaje en forma de SMS por parte del Ministerio del Interior causó un gran revuelo, el objetivo no era otro que el bien común ante una eventual situación de peligro. Hoy, esta prueba ya es una realidad.

Sin embargo, no toda situación de emergencia tiene cabida en ese tipo de mensajes. En términos puramente definitorios, los riesgos que pueden desencadenar una, y que por tanto podrían ser objeto de estos SMS, se dividen en dos: naturales (ya sean meteorológicos, geológicos o hidrológicos) y tecnológicos (originados por accidentes industriales, fallos en infraestructuras o error humano).

Algunos ejemplos notables sufridos recientemente en España están relacionados con los riesgos naturales, entre los que destacan el temporal Filomena a principios de 2021 y la erupción del volcán de La Palma, nueve meses después.

No obstante, en nuestro país se dan numerosos riesgos, los cuales están catalogados por parte de Protección Civil, y que van desde inundaciones y terremotos a erupciones, efectos meteorológicos adversos, incendios forestales y accidentes químicos, nucleares, radiactivos, de aviación civil y de transporte de mercancías peligrosas.

Sistemas y redes de alerta

En 2020, el Gobierno aprobó el Plan Estatal General de Emergencias para enfrentar situaciones de emergencias y establecer las diferentes redes de alerta. Y aunque existen otros tipos de alertas puestas en marcha desde los centros de emergencias de las comunidades autónomas, como se verá más adelante, las principales son cuatro: la Red de Alerta Nacional (RAN), la Red Nacional de Información (RENAIN), la Red Nacional de Radio de Emergencia (REMER) y la Red de Alerta a la Radiactividad (RAR), a los que se le une el Sistema Nacional de Interconexión. Todos ellos, proyectos diferentes con especificaciones muy claras.

En el caso de la RAN, es una plataforma que conjuga los avisos que estén dispersos en un único medio. Este sistema notifica a los centros de gestión de emergencias (Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias y centros de las comunidades autónomas) sobre las situaciones que puedan dar lugar a una emergencia.

Dentro de esta Red de Alerta Nacional se encuentra la tecnología ES-Alert, los famosos SMS, y de la que se hablará posteriormente.

La RENAIN, por su parte, es un repositorio de información general sobre emergencias y catástrofes, por lo que adquiere un carácter fundamental para el análisis de los riesgos, la planificación y la evaluación. Esta Red contiene el Mapa Nacional de Red, que a su vez alberga todos los mapas regionales de las comunidades autónomas.

Además, en ella están presentes proyectos que se irán abordando con el tiempo, como planes de emergencia, sistemas de comunicación o sistemas de emergencias pasadas.

En cuanto a REMER, se trata de una red compuesta por radioaficionados acreditados que utilizan sus propios medios para establecer enlaces-radio en condiciones adversas y poder intervenir en caso de emergencia. Además, de ser necesario, podría constituirse como una capacidad estatal de apoyo al Sistema Nacional de Protección Civil.

La RAR, la última red a destacar, es la encargada de medir constantemente los niveles de radiación gamma en todo el territorio nacional. En caso de niveles anormales de radioactividad, activaría todos los planes de emergencia precisos para afrontar el riesgo nuclear y radiológico.

Finalmente, el Sistema Nacional de Interconexión es un enlace tecnológico permanente entre los centros de gestión de emergencias.

Grupo de rescate trabajando en un derrumbamiento.

Sistemas de avisos

Como ya se ha mencionado, dentro de la Red de Alerta Nacional se ubica el sistema ES-Alert, lo último en tecnología de alertas a la población. Este sistema de avisos está basado en las redes de telefonía móvil, y su uso puede extenderse a toda la geografía española.

Eso sí, cabe destacar que no se trata un sistema SMS al uso, debido a que entraría en conflicto con la Ley de Protección de Datos, sino que utiliza la tecnología Cell Broadcast.

Las alertas llegan a los móviles de los usuarios que se encuentren en zonas afectadas por una eventual emergencia o catástrofe inminente o en curso. Su objetivo es facilitar una respuesta mucho más rápida ante situaciones de especial gravedad.

La implantación de esta tecnología viene impulsada desde la Unión Europea, que establece que los países miembros deben tener un sistema de estas características. Por ejemplo, en otros países de nuestro entorno tienen el nombre de NL-Alert (Países Bajos) o de FR-Alert (Francia).

Pero ES-Alert no es el único sistema de alerta, sino que se trata de un complemento a los ya existentes. Por ejemplo, en zonas de especial riesgo como polígonos químicos o centrales nucleares, ya existían sistemas de alerta por sirena o megafonía para alertar a la población aledaña.

Es obligatorio que la población dé un paso al frente y desarrolle por sí misma una cultura de autoprotección

Otros tipos de alertas

Además de todo lo visto hasta ahora, cuyo carácter es eminentemente nacional, hay comunidades autónomas que disponen de sus propias alertas en casos de emergencia. Es el caso de la Comunidad de Madrid, que lleva años impulsando proyectos ideados para avisar a la población en caso de alerta desde el Centro de Emergencias 112.

Una de las iniciativas más relevantes en este sentido es el 112 Inverso, un sistema que comparte su recorrido con ES-Alert, aunque también difunde los mensajes a agencias para que propaguen esa información a la población.

El 112 Inverso está implantado en teléfonos fijos a partir de 2004 mediante mensajes de voz ya grabados y en teléfonos móviles desde 2014 para los usuarios que tengan instalada la aplicación My112. Este tipo de alerta, con su sistema de avisos masivos, sirvió, por ejemplo, para alertar a los vecinos afectados por el humo producido en el incendio del edificio Windsor en 2005, por la nube tóxica en Campo Real causada por un fuego en una empresa de cloro en 2014 o por un incendio de neumáticos en Seseña en 2016.

Dentro del 112 Inverso, pero para incidentes muy concretos, se desarrollan dos aplicaciones: Tracking inverso My112 y MiEmergencia 112. La primera surgió en noviembre de 2021 y tiene como función guardar todas las ubicaciones del GPS móvil de un individuo para conocer su posición o recorrido realizado en caso de emergencia y poder llegar al lugar exacto del incidente.

En esta aplicación existe la particularidad de que la persona accidentada no tiene que ser necesariamente la misma que dé la voz de alarma. Una persona ajena puede ser quien avise para llevar a cabo una búsqueda por geolocalización. Eso sí, siempre y cuando dicho usuario tenga descargada la aplicación.

Por su parte, MiEmergencia 112 nació en agosto del año pasado. Se trata de una aplicación móvil que permite devolver al ciudadano el seguimiento del estado de un aviso por emergencia para saber si han llegado ya los equipos o en qué momento se han puesto en marcha.

Otro ejemplo de herramientas propias es el de Extremadura, con su programa Interreg. Este proyecto desarrolla redes de alerta temprana destinadas a las incidencias ya catalogadas dentro del territorio: radioactividad, incendios forestales e inundaciones.

Un proyecto dentro de Interreg es la Estación de Descarga Directa del satélite Sentinel 1 de la constelación Copernicus, cuyo objetivo es obtener más información sobre los incendios forestales e inundaciones que se produzcan en la región, aunque tiene la posibilidad de extrapolarlo a cualquier otro servicio o comunidad autónoma.

Sin embargo, no todas las autonomías cuentan con sistemas de alerta propios. De hecho, algunas están comenzando a crear sus propios centros de emergencias. Es el caso de Islas Canarias, donde se ha puesto recientemente en funcionamiento un Centro de Coordinación de Emergencias y Seguridad que integrará en un futuro todo lo relacionado con la protección civil, la seguridad y la ciberseguridad.

Su foco principal serán las emergencias ocasionadas por fenómenos atmosféricos como vientos, lluvias, erupciones volcánicas, movimientos sísmicos o lluvias torrenciales. Precisamente fue la erupción del volcán de La Palma el detonante que supuso un punto de inflexión a la hora de plantear la puesta en marcha de este centro.

Interacción con la pantalla de un teléfono móvil.Referencia internacional

Tal y como afirma Leonardo Marcos, director de Protección Civil y Emergencias, en una entrevista concedida a Seguritecnia, «en España tenemos un sistema de emergencias razonablemente desarrollado gracias al esfuerzo de las administraciones públicas y del conjunto de la sociedad. Esto contribuye de una manera decisiva en que gocemos de unos niveles de seguridad muy elevados».

Pese a ello, ninguna comunidad autónoma ni el país en su conjunto está exento de poder sufrir alguna emergencia de consecuencias catastróficas para la población. De ahí que los sistemas de alerta no puedan quedarse estancados. Sobre todo a raíz del incremento de situaciones como las inundaciones o los grandes incendios forestales que están asolando año tras año nuestro país.

Ahora que los sistemas de avisos están más que nunca al alcance de la mano, es obligatorio que la población dé un paso al frente y desarrolle por sí misma una cultura de autoprotección. Porque una emergencia no puede predecirse con una exactitud milimétrica, pero los recursos puestos sobre la mesa pueden ayudar a salvar muchas vidas.