Cándido Guillén AESA
Cándido Guillén Jefe del Servicio de Normativa AVSEC Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA)

Drones hostiles y amenazas emergentes

Drones hostiles

Los sistemas de aeronaves no tripuladas (Unmanned Aircraft Systems, UAS), comúnmente conocidos como drones, se encuentran en un imparable proceso de desarrollo por su versatilidad de uso en todo tipo de actividades.

Según el informe Clarity from Above, elaborado por PwC (PriceWaterhouseCoopers), el incipiente mercado relacionado con el empleo de drones está capacitado para generar oportunidades de negocio por un valor total de 111.846 millones de euros, donde las infraestructuras, la agricultura y el transporte serían los sectores más beneficiados.

El impacto positivo derivado de la aplicación de drones está presente en multitud de sectores e industrias. De manera no exhaustiva, describo algunos ejemplos en la tabla 1, que pueden ver en la parte inferior.

En definitiva, resulta claro reconocer las oportunidades que ofrece la tecnología de los drones, pero estos beneficios se están ofreciendo de manera paralela a las amenazas.

Señales de advertencia

Desafortunadamente, la creatividad humana no se limita a fines legales o constructivos. Los terroristas y criminales están demostrando ser innovadores también en el uso de drones.

Nos hemos dedicado, en este sentido, a diseñar planes de protección en tierra (2D) ignorando las amenazas desde el aire (3D), y el modelo está cambiando.

Me gustaría aquí citar algunos de los casos reportados con drones hostiles, maliciosos y negligentes empleados para:

  1. El contrabando y transporte de drogas a través de fronteras y en prisiones: según la Administración Norteamericana para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), las organizaciones criminales transnacionales explotan cada vez más el uso de drones para transportar sustancias ilícitas a través de la frontera suroeste entre México y Estados Unidos. Datos publicados por la DEA en 2018 describen que, entre 2012 y 2014, fueron registrados alrededor de 150 “narcodrones”, una cifra que está crecido exponencialmente.
    Además, el uso de drones maliciosos en prisiones está evolucionando en función de los objetivos del adversario, desde el contrabando (documentado por primera vez en 2015 en la prisión de Ohio, Estados Unidos, donde se generó una pelea en el patio entre 75 presos después de que un dron dejara un paquete con tabaco, marihuana y heroína en dicha ubicación), hasta el transporte de herramientas para facilitar fugas (el Departamento de Prisiones de Carolina del Sur, Estados Unidos, informó, en 2017, de una fuga asistida por drones. Un prisionero consiguió escapar usando un teléfono móvil para coordinar sus movimientos y unos alicates que habían sido introducidos en la prisión por un dron).
  2. Vuelos no autorizados sobre eventos deportivos y culturales: el 21 de marzo de 2018, un hombre no identificado voló su vehículo aéreo no tripulado sobre el estadio Suncorp (Brisbane, Australia) durante un concierto de Ed Sheeran. Y el 22 de marzo de 2017, un dron colisionó contra una grada en el estadio Petco Park (San Diego, California, Estados Unidos) durante un partido de béisbol entre el equipo local, San Diego Padres, y los Diamondbacks de Arizona.
  3. Disrupción del espacio aéreo en aeropuertos: el 18 y 19 de diciembre de 2018, aproximadamente 1.000 vuelos fueron cancelados en el aeropuerto de Gatwick (Inglaterra) por el avistamiento de drones no colaborativos cerca de la pista. Los dos sospechosos fueron liberados sin cargos.
    Por otro lado, el 9 de agosto de 2019, el Aeropuerto Internacional de Abha (Arabia Saudita) fue objeto de un ataque terrorista con drones por rebeldes hutíes.
  4. Ataques contra infraestructuras críticas: el 14 de septiembre de 2019, se reportó un ataque con drones contra una refinería y un campo de petróleo de la compañía saudí Aramco, lo que desestabilizó la producción en un país desde el que se exporta el cinco por ciento del crudo que se consume en todo el mundo.

Asimismo, entre el 13 y el 20 de octubre de 2014, la compañía Électricité de France denunció el vuelo ilegal de drones de origen desconocido sobre siete de sus centrales nucleares en diferentes puntos del país.

Los planes de protección contra drones no colaborativos requieren de una integración dual ‘safety’/’security’

En definitiva, estos sucesos han expuesto la vulnerabilidad de las infraestructuras, así como las deficiencias en las capacidades de los cuerpos policiales y agencias de seguridad para abordar estas amenazas.

Y es que los drones traen consigo un nuevo conjunto de riesgos y desafíos a los que debemos enfrentarnos. En algunos casos por ignorancia, generados por personas operando drones que no conocen las normas y reglamentos; pero también están aquellos a los que no les importan las regulaciones. Este último es un tema más preocupante.

Drones hostiles.

Marco normativo

Si bien las normas no pueden mitigar todos los riesgos, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) ha formulado recientemente un marco regulatorio para los drones en Europa a través de dos normativas: el Reglamento de Ejecución (UE) 2019/947 de la Comisión, de 24 de mayo de 2019, relativo a las normas y los procedimientos aplicables a la utilización de aeronaves no tripuladas; y el Reglamento Delegado (UE) de la Comisión 2019/945, de 12 de marzo, sobre los sistemas de aeronaves no tripuladas y los operadores de terceros países de sistemas de aeronaves no tripuladas.

Este marco define las reglas sobre lo que se puede hacer o no con drones, el etiquetado y fabricación de aeronaves no tripuladas y, por último, las características que debe tener un dron para volar de forma segura y estar identificado individualmente para facilitar su seguimiento y rastreo cuando sea necesario.

Siendo las zonas de conflicto la inspiración para el uso de drones hostiles, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, en la Resolución 2341 (2017), subraya la necesidad de fortalecer la colaboración internacional para proteger las infraestructuras críticas frente a las amenazas físicas y cibernéticas del terrorismo, incluyendo la amenaza que plantean los sistemas de aeronaves no tripuladas (UAS-drones).

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